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La recuperación de Lourdes fue lenta, pero poco a poco iba mejorando. Finalmente, ese día, le quitaron los tornillos de su brazo y estaba lista para comenzar la rehabilitación.

-Tenemos que hablar- dijo Lourdes mirando a la morocha mientras volvían a su casa

-Si, tenes razón-

La ojiverde arqueó las cejas -¿De qué queres hablar? Porque dudo mucho que quieras hablar de lo mismo-

-De la rehabilitación. ¿Queres ir a una clínica o preferis que contratemos a alguien para que venga a casa? Creo que al principio es mejor que venga alguien a casa. Sé que te sentís un poco encerrada pero los traslados son complicados. Cuando recuperes un poco la movilidad en la pierna, quizás...-

Lourdes la interrumpió y levantó su brazo sano para detenerla -Definitivamente no queremos hablar de lo mismo-

Martina arqueó las cejas y aprovechó el semáforo en rojo para mirarla -¿De qué queres hablar?-

-Creo que es hora de que vuelvas al trabajo-

La ojimarron apretó el volante y aceleró cuando el semáforo cambió de nuevo -No sé...-

-Te estás volviendo loca, solo hablas de médicos y rehabilitaciones y...-

-¿Te estoy agobiando?- preguntó insegura.

-¡No!- Hablo rápidamente -Lo que quiero decir es que necesitamos normalidad. Yo empezaré la rehabilitación, y creo que deberías volver a la empresa. Asegurarte de que no quiebre porque me rompí una pierna-

La otra mujer suspiró -Es más que una pierna rota... y lo sabes- dijo entre dientes.

-Lo sé, amor- dijo Lourdes -Pero... tenemos que volver a nuestras vidas-

Martina suspiró -Sé que tenes razón pero no me gusta la idea-

Lourdes miró a su novia con amor -Podes elegir la rehabilitación que desees, siempre y cuando regreses a la empresa-

Martina sonrió -Trato hecho-

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Martina llegó a la empresa luciendo impecable en un traje bien planchado, tacones y maquillaje perfecto. Aunque aparentaba confianza, se sentía fuera de lugar, ya que su verdadero lugar estaba al lado de Lourdes

Al subir en el ascensor y dirigirse a su despacho, fue recibida con abrazos por sus dos secretarias.

-Bienvenida- dijo Micaela

-Nos alegra tenerte de vuelta- añadió Guada

-No quiero estar aca pero me reconforta tenerlas a mi lado-

-Vamos Martina- instó Guada empujando suavemente su hombro -Es hora de trabajar-

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Horas más tarde, Martina legó a casa exhausta, se quitó los tacones antes de cerrar la puerta y dejó caer su maletín al suelo. Se despojó del saco de su traje con alivio, como si se tratara de una camisa de fuerza

Lourdes estaba sentada en su silla de ruedas a unos metros de distancia, observando a Martina y riéndose.

-¿Por qué te reis?- Preguntó la morocha acercándose.

-¿Tuviste un día largo?- preguntó sin dejar de sonreír.

-Sí, fue muy largo- La ojimarron se acercó a Lourdes, tomó su rostro entre sus manos y le dio un beso tierno en los labios -¿Y vos cómo estás? ¿Cómo fue tu día?- preguntó cuando se separaron.

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora