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Al llegar a la puerta de Lourdes, Martina se detuvo al ver que Mia estaba a punto de llorar.

-Ustedes entren, necesito un momento con Mia- le dijo a Delfina y Gabriela. Las mujeres asintieron y las dejaron solas

Martina se agachó y tomó las manos de la niña -¿Estás bien?- Mia negó -¿Qué pasa?-

Mia comenzó a sollozar y se abrazó fuertemente al cuello de su madre -Mami...- sollozó -¿Por qué tuvo que tener un accidente? ¿Y si se muere?-

La morocha acarició su espalda mientras trataba de consolarla -Mami no se va a morir, te lo prometo-

Mia continuó llorando sin consuelo, aferrada al cuerpo de su madre hasta que llegó Daniel y las miraba preocupado

-Mia está un poco asustada, eso es todo- le dijo a su padre con una sonrisa triste.

-¿Qué pasa?- preguntó Daniel agachándose junto a ellas y poniendo una mano en la espalda de Mia.

Martina limpió las lágrimas del rostro de su hija -¿Queres ir a casa? Podemos venir mañana si queres-

-Quiero ver a mami-

-Está bien. ¿Necesitas unos minutos más?- Mia negó

-Voy a pedirle al resto que nos dejen a solas- dijo Daniel

Martina colocó sus manos en los hombros de su hija -Te amo, mami te ama, no lo olvides-

-No lo olvido- respondió

Martina la abrazó una vez más antes de ponerse de pie justo cuando vio a su familia saliendo de la habitación.

-Lourdes está esperando- dijo Gabriela con una sonrisa.

Martina tomó la mano de Mia, que todavía parecía muy nerviosa, y ambas entraron

-Hola, mi amor- dijo Lourdes alzando su mano sana hacia ella.

Martina puso una mano en el hombro de Mia y la empujó ligeramente para que caminara hacia su mamá. La niña la miraba con cautela, con miedo de que fuera a desaparecer.

-Mia está un poco nerviosa- dijo la morocha cuando llegaron a la cama. Quitó el brazo del hombro de Mia y se inclinó para besar a Lourdes brevemente, luego volvió a girarse -Veni-

Mia avanzó y la mujer tomó su mano llevándola hasta la mano de Lourdes, haciendo que sus dedos se entrelazaran. El labio inferior de Mia comenzó a temblar, y lo mordió tratando de contener sus lágrimas.

-Hija...- dijo la colorada viéndola emocionarse y miró a Martina para que hiciera algo.

La morocha señaló el pequeño espacio que había en el colchón junto al cuerpo de Lourdes -No tengas miedo-

Separó sus manos para ayudar a la niña a subir a la cama, y cuando lo hizo, Lourdes volvió a tomar la mano de Mia. Mia se acercó un poco más, con la ayuda de Martina hasta que se abrazó al cuello de su madre. La morocha miraba atentamente para asegurarse de que la pequeña no hiciera presión sobre el abdomen de Lourdes, pero al ver que no era el caso, las dejó abrazarse. Mia comenzó a llorar como había hecho en el pasillo y la ojiverde también sintió las lágrimas acumulándose en sus ojos.

-Te amo- dijo Lourdes y Mia lloró un poco más fuerte.

Las dos mujeres permitieron que Mia abrazara a su madre hasta que estuvo lista para separarse -¿Te duele, mami?-

A Lourdes se le rompió el corazón, y negó rápidamente pese a las lágrimas silenciosas que se escapaban de sus ojos -No, los médicos me están cuidando y no me duele- dijo tratando de tranquilizar a su hija mientras ella miraba la venda en la cabeza de su madre, luchando por contener las lágrimas -Por favor, no llores mi vida- continuó -Todo está bien-

Love - MartuliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora