Sombra - Dahyun & Tú.

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— ¿Puedes decirme cómo es ella? — Preguntó Dahyun al acostar a Jihyo en mi cama.

— ¿Quién? — Cuestioné, aunque entendía un poco a quién se refería. —La que te gusta— Respondió, sintiéndose el cuello luego de haberme ayudado.

—Jihyo sabe quién es, yo no se prácticamente nada— Finalmente abrió la caja de Pandora. —Te mereces no saber nada hasta el último momento por revelar que me gustaba Jihyo de pequeño— Dije algo resentido, en parte actuando, en parte siendo real eso.

—No puedo discutir contigo— Su animo decayó bruscamente. —Parece extrovertida aunque es introvertida— Dije de primeras, siendo claramente ella.

—En general somos muy parecidos aunque ella piense que somos dos seres distintos en todo— Añadí, sacando otra cobija, lanzandola en la cama.

— ¿Cómo es contigo? — Preguntó directamente. —No intentes indagar demasiado cuando de por si esto que te dije es por gratitud— Respondí, ahora buscando almohadas.

— ¿Por qué hablas tanto en tono de que no volveremos a vernos? — Me tomó de la mano, parando lo que estaba haciendo. —Nunca lo he dicho ni lo he insinuado— Corregí.

—Suena a eso— Me miró directamente. —Siempre me dijiste que antes de enamorarte de una de nosotras te suicidarías— Me soltó, empezando a expresarse también con sus manos.

—Tú mismo dijiste que esta era la peor decisión de tu vida— Dijo intentando sacarme una respuesta.

—Lo es, lo sabia desde el primer día que me di cuenta— Le respondí. — ¿Por qué crees que sigo aquí? — Abrí mis manos en señal de seguir vivo.

—Por todo lo que ha pasado no se bien si se dará o no, pero al menos quiero intentarlo— Revelé.

—Déjame ayudarte entonces, no me gusta verte tan negativo, menos deprimido— Pidió. — ¿Quieres la respuesta? — Pregunté directamente.

Asintió unos momentos después. — ¿Crees que puedas con la respuesta? — Cuestioné, asintiendo nuevamente. — ¿Quién de entre las nueve es claramente la que menos posibilidades tiene de que le guste yo? — Pregunté en primer punto, empezando a pensar.

— ¿Quién de entre las nueve siempre ha odiado lo que hago? — Seguí.

— ¿Quién de entre las nueve siempre se alejo por quien era? — Añadí.

— ¿Sobre quién de entre las nueve he hecho tantísimas canciones para las pocas que tengo? — Señalé.

— ¿Esto es una de esas cosas para confundirme y no decirme quién es? — Cuestionó, suspirando yo.

—Voy a dormir— Le quité importancia, yendo a hacer eso, pero no en mi casa, no me dejaría en paz.

Por suerte no me siguió, tomando las llaves de mi auto y bajando.

— ¿Sana? — Dije al entrar la llamada. — ¿Pasó algo? — Sonaba medio dormida, ya era demasiado tarde para cualquiera de ellas. — ¿Puedo dormir contigo? — Pregunté, confirmando instantáneo. — ¿Pero por qué ahora? — Preguntó aún sin entender del todo.

—Te lo cuento mañana— Respondí, colgando y subiéndome a mi auto.

El lado bueno es que aunque se lo dijera a la cara, aún sabiendo que no miento, o bueno, teniendo eso en su mente, ni con todo eso se lo creyó, quizá duraría un tiempo más antes de que verdaderamente lo aceptara.