[119]

22 5 0
                                    


— ¿No vas a…? — Preguntó inquieta. — ¿No tienes ganas? — Pasó a estar triste.

Probablemente por pensar que no me gustaba físicamente o no para eso, había sido muy raro que yo no haya tenido esos acercamientos, sobretodo en comparación a las relaciones de las otras ocho.

Tomé una de sus manos, a la vez que apoyándome llevándola a mi entrepierna.

Saber que muy probablemente no llevaba nada debajo de la bata y que me estuviera suplicando ya había sido suficiente.

—Desde antes de entrar a la habitación— Respondí. —Hiciste trampa, por lo que aún no te mereces que pase— Había quedado bien diciendolo, si, pero tampoco hice mucho esfuerzo para que Dahyun quitase la mano de a donde yo la llevé, empezando a tocar más claramente ella, si le sumamos a mi ligera ropa de casa, mucha imaginación no necesitaba.

— ¿Me vas a dejar así…? — Puso una cara de decepción. Negué. —Pero va a ser mi turno para desquitarme— Respondí.

—A decir verdad, Chaeyoung y Tzuyu me contaron alguna que otra que escucharon sonidos en la noche de tu habitación— Me acerqué más a su rostro.

Desvío la mirada de vergüenza, ni con la mente tan nublada podía escapar de mi.

—No estabas cerca… — Se excusó. — ¿Me habrías usado para solo quitarte las ganas? — Le cuestioné, no respondiendo. —Ahora estoy aquí, pero quiero ver como lo haces tú sola— La solté, levantándome.

—Pero… — Dijo viéndome levemente. —Me da mucha vergüenza si solo yo estoy desnuda… — Reveló, a lo que empecé a desvestirme, las ocho ya me habían visto, y tampoco me incomodaba mucho.

Aunque quiso usar eso de excusa, y quedarse viendo un buen rato, al final abrió la bata, efectivamente no llevando nada, y confirmando lo de mis sueños.

—Supongo que voy a necesitar una silla— Dije, yendo a buscar la de mi computadora, llevándola frente a la cama, luego sentándome.

— ¿No es mucho para mi? — Cuestionó después de volverse a quedar viéndome. Negué. —Dependerá de alguna que otra cosa, pero nunca he tenido problemas— Le revelé.

Aunque seguía en mis cabales, por suerte, tampoco es como que no la estuviera viendo.

— ¿Puedo usar una almohada? — Me preguntó. Viéndola de forma tierna. — ¿No usas tus manos? — Le pregunté, negando ella. —Sigo siendo virgen— Me entró una pequeña risa por lo inocente.

—Eres mujer, no lo necesitas— Sonreí, levantándome.

— ¿Y qué hago? — Me miró expectante. Tomé un mano acostándome a su lado, viéndome ella directamente a mi.

—Como tanto te encanta frotarte conmigo y con la almohada, quizá nunca lo intentaste— Llevé su mano a su entrepierna, mientras yo miraba hacia abajo para saber como guiarla, ella solo me veía el rostro.

—Este es tu mejor punto— Puso dos de sus dedos encima de su clitoris, inmediatamente ella sintiéndolo.

—Y ahora haces estos movimientos— Empecé a hacer que su mano se moviera en pequeños movimientos de lado a lado y en círculo.

—Veo que también se te nota cuando tienes ganas— Lo decía por lo caliente y mojada que se sentía, incluso para no tocarla directamente.

Aprovechando aquello, hice que bajara un poco más sus dedos, luego repitiendo lo de antes, ahora haciéndolo ella sola.

Sombra - Dahyun & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora