Sombra - Dahyun & Tú.

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—Tengo una duda desde hace rato… — Dejé de mirar el paisaje desde la ventanilla del avión. — ¿Por qué viniste también? — Le cuestioné a una atenta a lo que decía Lily.

— ¿No querías que viniera? — Preguntó de respuesta, negando con las manos yo. —Habría comprado toda la primera clase mucho más cara si hubieran querido venir más, solo no entendí porqué después de tanto tiempo quieres acompañarme— Expliqué.

—La mayoría estaban ocupadas… — Dejó de verme. —Todos pensaron que por ser una de tus mejores amigas quitando a Twice debería acompañarte— Añadió aún viendo a otro lado.

—Lo siento por alejarme tanto, algo en mi me dice que tengo que distanciarme de todos porque en algún momento los voy a manchar— Me disculpé.

—Se que has estado muy ocupado, además de incluso en prisión— Daba igual, pese a que era yo el que estaba imponiendo la distancia claramente, ella no iba a aceptar mis disculpas.

—Al menos ya comprobé que quieres seguir siendo mi amigo— Sonrió, pasando a verme. — ¿Por qué no lo querría? — Cuestioné. —Pensamos que por ahora Dahyun ser tu novia no quería que estuvieras cerca de Sullyon o su grupo— Reveló, notando en cómo mis decisiones parecían otra cosa totalmente distinta, y lo peor de todo, hirientes.

Volví a negar con mis manos. —Me hablaba más de Sullyon antes de ser pareja que ahora, me he cerrado a todos, estoy inseguro— Expliqué.

—Habría sido feo perder a uno de mis primeros amigos en Corea así— Siguió sonriendo. —Yo no quiero arruinarle la carrera a nadie solo por lo que he hecho— Añadí, sin sonreír, sin más.

—No sabia que tu mamá viviera en España… — Miró en la pantalla, estando en medio del trayecto. —Dijo que le cansó un poco aprender un idioma tan distinto— Miré otra vez por la ventanilla, estando ya por algún mar, quizá el mediterráneo o el negro, la mayoría de mis vuelos habían sido dentro de Asia, así que no podía saberlo bien.

— ¿Es niña o niño? — Me preguntó. —Niña— Respondí. —Espero que no se parezca a mi— Dije pensando en posibles futuros. — ¿En qué sentido? — Cuestionó. —Todos— Dije sin dolerme, sabía que yo estaba condenado en todos los sentidos.

—Pero si eres la persona más fuerte que conozco— Me empujó un poco, haciendo que pasara a verla.

—Y la más madura, nadie habría hecho lo que tú a tu edad— Tomé un poco de aire. —Ojalá algún día sea tan fuerte como ustedes me ven— Sonreí un poco. —La única diferencia es que me obligué a llorar solo, no podía mostrar mi tristeza frente a nadie— Le revelé.

—Solo espero que para cuando lleguemos aún no haya dado a luz… — Empezábamos a entrar en tierra, pero seguían faltando unas dos horas.