Sombra - Dahyun & Tú.

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— ¿Cómo fué tu primera vez? — Preguntó Dahyun, quitando mi vista del mar para ahora verla a ella extrañado.

— ¿En serio me vas a hacer esa pregunta aquí? — Reí diciéndolo. —Estamos solos, ¿no? — Miró al rededor. —En Seúl podríamos estar solos mucho tiempo si lo planeamos— Expliqué.

— ¿Es algo muy personal? — Cuestionó en vista de que no estaba respondiendo, negando yo.

—Solo faltaban Mina, Tzuyu y tú por preguntarmelo— Respondí. —Bueno, por saberlo, siempre respondo con sinceridad, es solo que no me esperaba esa pregunta en Jeju— Volví a mirar al mar, o bueno, el reflejo de la luna y algunas estrellas en el.

—Cuando te conocí tampoco esperé tener dudas sobre eso de ti— Aclaró. —Si te gusté la primera vez, no habrías pensado muy racional, después rechazaste casi cualquier cosa relacionada conmigo, es un paso gigante— Respondí.

—Mi primera vez por suerte fué porque yo quise, no me obligaron— Revelé. —Ya que Sullyoon te cae mal, no habrá tanta diferencia en que te diga que fué con ella— Sentí como me miraba mucho más intensamente.

—No pienses que soy un asqueroso que va regando los nombres de con quien ha estado, probablemente esto es lo único que sepas tan personal de ambos, confío en ustedes— La miré, siguiendo sorprendida.

—De hecho solo le he dicho el nombre exacto a ti y Jihyo, las demás solo pueden intuirlo si unen los hechos y nombres, siempre intento que no lo sepan— Hice un gesto con la mano para explicar eso.

— ¿Qué te da curiosidad de mi primera vez? — La miré esperando algo. —No se mucho del tema, solo quería saber si fuiste feliz— Aclaró, asintiendo yo.

—Hoy día no siento nada haciendolo, quizá porque no me gusta nadie, quizá tantos traumas me quitaron la posibilidad de sentir en eso— Alcé los hombros. —No me importa tanto ya, sobretodo porque a las mujeres les da un poco igual ese tema en las relaciones— Empujé un poco de arena con mis pies.

—No creo que sea así— Negó ella, mirándola de reojo. — ¡No hablo por mi! — Negó más fuerte al notar mi vista. —Lo digo por las chicas— Se explicó. —Yo también las conozco tanto como tú, tienen esos gustos porque les gusta la persona y que esa persona le guste eso— Debatí yo.

— ¿No es verlo muy negativo? — Pasé a ver mis pies, escuchando sus palabras. —Quizá, pero soy realista con respecto a mis traumas— No paré de ver mis pies.

— ¿Eso significa que no puedes hacerlo aunque quieras? — Preguntó. Negué. —Tengo control casi absoluto sobre mi cuerpo, no tengo problemas físicos, solo mentales— Aclaré.

—De hecho, aunque no lo parezca Jihyo es como tú, pero al revés— La miré directamente. —Tú tienes miedo de que yo le haga algo malo a las chicas, Jihyo tiene miedo de que me enamore y me hagan algo malo ustedes— Expliqué riendo un poco por la situación.

—Hace no tanto le dije que soy una horrenda pareja y para probarme estuvo tocándome un momento para ver si pasaba algo— Recordé, viendo una sorpresa gigante en su rostro, negándole con las manos.

—No sabe que me gustaba, pero de todos modos ni así mi cuerpo reaccionó— Finalmente le expliqué.

— ¿Funciona también con solo movimiento? — Preguntó, pareciendo saber cero de biología masculina. Asentí. —Piensa que es como una fogata, puede encenderse con gasolina o con paja seca y una chispa, ambas funcionan, una más rápida y potente que la otra, pero tienen el mismo efecto— Fuí explicando con las manos, haciéndola reír.

— ¿Cómo es posible que siempre tengas analogías tan raras? — Dijo sonriendo. Hice un gesto de no entenderlo yo tampoco. —Eso es genuino de mi, no lo adquirí por nadie— Expliqué.

— ¿Entonces como funciona en ti esa de la fogata? — Cuestionó ahora que lo iba entendiendo.

—Yo tengo un lanzallamas— Respondí, dejándola igual. —No necesito una fogata, puedo decidir cuando, como y cuánto necesito que se encienda, el único problema es que no dejo nada, no siento nada— Le expliqué, entendiendolo mejor.