Sombra - Dahyun & Tú.

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Me dejé caer en la cama, sin sostener mi peso de ninguna manera, haciendo que Dahyun diera un salto por el rebote.

— ¿Por qué te ves tan cansado? — Se sentó, viéndome. —Ustedes hoy en la mañana me hicieron sobre esforzarme, después descubrí una cosa— Dije viendo al techo.

— ¿Qué cosa? — Se recostó. —Al revelarse que tuve que estar con idols para mantener ideas o influencias, no solo el público lo descubrió— Suspiré.

— ¡Es cierto! — Se dió cuenta tan tarde como yo. — ¿Por qué crees que estuve todo el día fuera atendiendo llamadas? — Pregunté, sin moverme ni un centímetro aún.

—El lado bueno es que la mayoría que le caía bien le sigo cayendo bien, y a la mayoría de los que les caía mal ahora les caigo bien también— Expliqué, estirando un poco mi brazo hacia arriba.

— ¿Qué es lo malo? — Cuestionó ella. —A algunos les caigo irremediablemente mal porque jugué con sus sentimientos y ahora lo saben— Respondí. —Y tengo que olvidarme se caerle bien a nadie más a partir de ahora— Pensé en lo más importante.

—Pero ya no eres ese— Señaló Dahyun, mirándola lentamente. —Incluso tus detalles mínimos ahora son otros— Dijo ahora viéndonos directamente.

— ¿Cómo te diste cuenta si antes de empezar eso no interactuabas conmigo? — Cuestioné. —Tienes toda la razón, pero si conocía a alguien muy bien es a tu yo en general— Quitó la vista, empezando a ver el techo también.

—Nuestra amistad siempre fué rara— Pensó. —Siempre buscaba encontrar tus defectos, pero nunca encontré uno— Sentí su mano cerca de la mía.

—No soy perfecto, siempre les decía mis errores y defectos de cara— Respondí, acercando un poco mi mano también.

—Por eso, nunca logré encontrarte nada primero, siempre venias a aclararnos que seguías siendo un humano— Finalmente nuestras manos se tocaron, empezando a jugar poco a poco.

—Si te quitamos el alma y lo que has hecho y empiezas de cero, eres prácticamente el cuerpo perfecto— Sonreí mientras íbamos jugando con nuestras manos.

—Básicamente mi alma y mi cerebro me quitan todo lo bueno— Seguía sonriendo. —No te culpo por pensar así, nunca les pedí que me perdonaran, solo que me entendieran— Miré de reojo nuestras manos jugando.

—Yo fuí la que más tardó, todas te aceptaron rápido— Entrelazó nuestras manos. — ¿Entonces mi pasado no importa? — Cuestioné, aceptando su mano.

—Siempre te catalogabas como un demonio, siempre lo pensé así también— Dijo, moviéndose a un lado, para empezar a verme, haciendo lo mismo lentamente yo.

—No he escuchado de ningún demonio redimirse y volver a convertirse en un ángel, pero hoy vi como eso es posible— Me dijo directamente una vez estábamos cara a cara.

— ¿No es muy rápido para decir que volví a ser un ángel? — Cuestioné. —Algunas veces hay que decir lo que pensamos, ya no quiero alejarte ni dejarte esperando— Esa fué su respuesta.