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—Hasta que por fin puedo volver— Y así sin más, se dejó caer en la cama. —Intentaría tentarte para hacer cosas pero estoy muy cansada— Reveló mientras yo iba cambiándome de ropa.

—Hay muchas cosas que puedo hacer sin que te muevas tanto, y otras en donde tú no te moverías demasiado— Ahora era yo el de la iniciativa.

—De momento dame un masaje— Se dió la espalda, además de terminar de cambiarme yo.

—Supongo que también quieres que te desvista— Me acerqué, apoyándome en la cama, confirmando ella.

Se me daba bien aquello, además de ahora ya saber cuales eran los puntos débiles de Dahyun en cuanto a masajes.

—No se qué de lo que me haces se sienta mejor… — Dijo al voltear la cabeza, escuchandose más claro.

—En cuanto a sensaciones físicas de una mujer, el orgasmo es lo que más— Le aclaré, sabiendo que se refería a eso o los masajes.

—Aunque soy muy bueno con los masajes, todo el mundo los necesita realmente— Empecé a apreciar más la tersa y prácticamente perfecta espalda de Dahyun.

—Y yo te necesito a ti… — Dijo mucho más relajada, notando qué había cerrado los ojos. —Ojalá te hubiera conocido sin que hubieras tenido que pasar por tanto… — Nuevamente dijo.

—No te habría conocido— Seguí como si nada. —Me refiero a… — Paró un momento. —Quisiera ser yo la que se encargue del trabajo y todo eso… — Empezó a explicar.

—Así podrías dedicarte solo a mi todo el tiempo— Parecía haber terminado.

Si bien, las mujeres como ella no es que no existieran, eran extremadamente pocas, aunque aún así las conocía, Boyoung en su cenit de amor por mi dijo lo mismo.

—No es que me desagrade la idea— Respondí, básicamente estuve a punto de renunciar por ella, aunque aún así iba a ser el dueño de una de las tres máximas compañías de entretenimiento coreano.

—No puedo hacerte eso, sería darle una bofetada a todos tus años entrenando de verdad— Añadió.

—Tienes disonancia cognitiva— Pasé a masajear partes de su espalda y cuello ahora.

—Creo que lo he escuchado alguna vez… — Intentó pensar, notando como estaba tensando un poco el cuello en el proceso.

—Es cuando quieres algo nuevo que entra en conflicto con tus ideales o otros pensamientos— Expliqué lo más resumido posible. —Eso no le suele gustar al cerebro por lo que intenta evadirlo— Añadí.

— ¿Hay alguna forma de arreglarlo? — Cuestionó. — ¿Yo o la disonancia? — Especifiqué. —La disonancia— Aclaró.

Negué. —Yo vivo a base de tener disonancias, quiero ser una buena persona, pero no lo soy, mis acciones son dispares a lo que quisiera hacer— Le aclaré, notando como quería darse la vuelta, quitándome de encima.

Finalmente se volteó, viéndome directamente. —No eres una mala persona— Tomó una de mis manos. —Yo no podría querer a una mala persona— Aclaró.

—Antes y de pequeña odiaba a las malas personas, por un tiempo a ti, pero me he dado cuenta que no puede existir el bien sin el mal… — Paró a pensar un poco, quizá sobre algún ejemplo.

—Pensaba que todo lo sexual sin matrimonio era horrendo, hasta que llegaste tú— Más que ejemplo, lo llevó a su vida.

—Por suerte te negaste todas y cada una de la veces… — Apretó un poco mi mano.

—Yo soy un caso muy extraño y distinto, todos no harían lo que yo— Le corté. —Tú no eres como todos— En parte estaba cansado de escuchar esa frase.

—El ser humano es malo por naturaleza, queda en nosotros no serlo— Le aclaré.

—Yo soy lo que te llevaba a querer ser mala— Añadí.

—El malo aquí eres tú por no aceptar hacerlo incluso cuando somos novios… — Jaló con fuerza mi mano, haciendo que cayera apoyado casi dándole un beso.

—Para mi eres buena persona, quiero ser mala si es por ti, es lo que pienso y es lo que importa— Pasó a verme los labios, cosa que también hice yo.

Y tal cual ella me había revelado tener una disonancia cognitiva, ahora la tenía yo.

Aunque lo que ya no había era distancia entre sus labios y los míos.

Sombra - Dahyun & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora