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Para ser Dahyun, entendía que usar la lengua en los pezones era algo bueno, y demasiado para mí bien.

Quizá Sana o Nayeon le contaron cosas.

—Esto no es muy de mujer— Empezó a bajar su mano, subiendo un poco la falda y tocando por encima.

Pese a lo que dijo, allí dejó su mano, de hecho masajeando un poco en el proceso de todo aquello.

Inclusive para mi, inclusive después de varios años, estaba experimentando cosas nuevas desde cero.

Sin contar que de por si no me creía ser novio de Dahyun, menos que ella por voluntad propia me estuviera tocando y estimulando como a una mujer solo por una pequeña broma.

Sin embargo, sentí como paró, haciendo que la viera ahora.

—Tengo demasiada ropa encima por lo visto— Dicho eso, se quitó el suéter que llevaba y la pijama de debajo, quedando en ropa interior completamente.

Una vez hecho eso, volvió a empezar a tocarme y estimularme.

Después de un rato volvió a parar, pero esta vez solo para reposicionarse, ahora empezando bajar con besos poco a poco, hasta llegar a mi entre pierna.

Si bien, no era la niña religiosa que justo por eso entró a la compañía, quizá aún no quería terminar de dar el paso, más cuando oficialmente, no nos habíamos besado aún.

Dió un par de besos por encima de mi ropa interior, obviamente sabiendo bien la forma de todo lo de debajo, después sentándose en mi pierna.

Pero solo era para abrirme a mi un poco, poniéndose ella en medio, empezando a moverse, copiandole aunque con menos cadencia que ella, ahora podía sentir claramente mucho más de ella.

Pese a la situación, estaba pensando en cosas banales para que no se acabara tanto placer tan rápido.

Mientras solo podía ver a una Dahyun muy expectante viendo como nuestras intimidades se iban rozando con muy muy poca tela de por medio.

Todo eso sin contar tanto los gemidos de ella como míos, además de agudizandolos un poco, ya que parecía gustarle de verdad eso.

Y no solo por lo que expresaba su voz o rostro, al ahora estar con menos ropa que la última vez, también lograba sentir el calor y humedad.

A diferencia de la última vez, ahora empecé a notar pequeños espasmos en ella, sabiendo que podía dejarme llevar.

Ambos seguimos con nuestros ritmos, cuando ella paraba por sus espasmos, me seguía moviendo, sabiendo que eso le daría más placer, y al final, aunque yo fuera la mujer pasiva allí, jugué un buen rato con sus espasmos y seguir, prácticamente no dejándole ni momento para quejarse.

Aunque más pronto que tarde, eso también me pasó factura y ahora el que arqueaba la espalda era yo.

Sombra - Dahyun & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora