Narra Maria Elisa
Necesitaba sacar a Samantha de allí, alejarla de todo lo que la mantenía atrapada en ese dolor que veía reflejado en sus ojos. Así que, sin pensarlo dos veces, le pedí a su jefe que le diera el resto del día libre.
Vi cómo sus ojos se agrandaban, una mezcla de sorpresa y, tal vez, un poco de alivio. Sabía que intentaría resistirse, así que no le di tiempo para pensar, la agarré de la mano y la arrastré hasta el carro.
No tardamos en salir de la ciudad. Mientras conducía por esas carreteras rurales, sentí cómo el ambiente en el carro se volvía más ligero. El verde de los campos y el azul del cielo parecían borrar, aunque fuera temporalmente, las preocupaciones que pesaban sobre sus hombros. Quería que Samantha sintiera esa libertad, esa desconexión del mundo que tanto necesitaba.
Después de un rato, giré hacia una pequeña tienda de comestibles que conocía. Estacioné y vi la curiosidad en su rostro.
Samantha: ¿Qué hacemos aquí?
María Elisa: (sonriendo) Vamos a comprar algunas cosas para nuestro día de chicas.
Era un gesto simple, pero significativo. Quería que entendiera que este día era para ella, para que se sintiera cuidada.
Entramos juntas, y me tomé mi tiempo eligiendo lo que llevaríamos. Frutas frescas, unos sándwiches, una botella de vino tinto... quería tener un bonito detalle con ella, y de cierta manera retribuirle todo el cariño y la lealtad que me ha brindado a lo largo de los años, siendo mi fan. Podía notar que poco a poco Samantha se iba relajando, empezando a disfrutar del momento. En la caja, intentó insistir en pagar algo, pero negué con la cabeza.
Samantha: Pero...
María Elisa: No señorita, este es mi regalo para ti. (sin darle opción a protestar)
Con las provisiones listas, continuamos nuestro viaje. La llevé a un lugar que había descubierto junto a Roberto hacía un tiempo, un rincón escondido donde solía ir cuando necesitaba pensar, cuando necesitaba escapar de todo. Sabía que le encantaría. Cuando llegamos, vi cómo sus ojos se llenaron de asombro al ver el lago, rodeado de colinas y árboles que susurraban al viento.
Samantha: Este lugar es hermoso... (murmuró)
Su carita valía un millón, parecía que nunca había estado en un lugar parecido y en ese momento supe que había hecho lo correcto al traerla aquí.
María Elisa: Lo descubrí con....
Respiré profundo, mencionar su nombre todavía causaba dolor en mí.
María Elisa: con Roberto, mi... mi ex. A veces veníamos juntos y otras veces venía sola, para despejar mi mente.
Samantha: ¿Terminaste con Roberto?
María Elisa: Eh sí... ¿Cómo así? ¿Lo conoces?
Samantha: ¿Olvidas que soy tu fan?
María Elisa: No, pero soy muy reservada con mis cosas.
Samantha: Lo sé, pero nosotros buscamos la manera de encontrar información. No tienes ni idea, de todo lo que podemos encontrar cuando entramos en modo FBI. (reimos)
María Elisa: ¡Vaya, que intensidad! Jamás pensé que tuviera fans tan obsesionados. (reí)
Samantha me contó todas las locuras que ha hecho junto a otros fans para llamar mi atención y la verdad, me tenía matada de risa. Me parecía tan increíble y maravilloso recibir tanto amor y tanto apoyo de personitas que ni siquiera conozco.
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Sin Querer
FanficSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...