Narrador externo
Los días recientes habían sido un torbellino emocional para María Elisa. Desde que descubrió que estaba embarazada, su vida había dado un giro inesperado y abrumador. Todo parecía estar fuera de control: su carrera, sus relaciones y, sobre todo, su salud física y mental. Los cambios hormonales la afectaban profundamente, llevándola de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos. El cansancio, las náuseas y los mareos eran una constante en su vida diaria, y a pesar de que siempre había sido una mujer fuerte, comenzaba a sentir que no podía con todo.
Esa mañana, mientras María Elisa se encontraba sumida en sus pensamientos, el sonido de su teléfono la hizo reaccionar. Vio el nombre de Samantha en la pantalla y, por un momento, se sintió culpable. Samantha no tenía idea de lo que estaba pasando en su vida, y aunque había sido un apoyo constante, María Elisa no sabía cómo involucrarla en esta nueva etapa de su vida.
María Elisa: Hola, Sam (tratando de sonar alegre a pesar del cansancio evidente en su voz).
Samanta: Hola, María. ¿Cómo estás? Quería saber si hoy podíamos vernos, hace días que no hablamos y te extraño.
María Elisa cerró los ojos, buscando las palabras adecuadas para rechazar la invitación sin herir los sentimientos de Samantha. Sabía que no podía lidiar con todo en ese momento, y mucho menos con la energía y la atención que ella necesitaba.
María Elisa: Lo siento, Sam, pero hoy tengo llamado hasta tarde y... (hizo una pausa, mordiéndose el labio, sintiéndose mal por lo que estaba a punto de decir)... y el resto de la semana también estaré ocupada. Tendré que viajar a otra locación para las grabaciones.
Hubo un silencio en la línea, y María Elisa se preguntó si Samantha había notado el tono distante en su voz.
Samanta: Oh, ya veo... (tratando de ocultar la decepción). Bueno, espero que todo salga bien en las grabaciones. Llámame cuando tengas tiempo, ¿sí?
María Elisa: Claro, te lo prometo. Hablamos pronto.
María Elisa terminó la llamada y dejó caer el teléfono a su lado. Sintió una punzada de culpa por mentirle a Samantha. Sin embargo, la verdad era que se sentía demasiado abrumada para lidiar con cualquier cosa más. Además, su cuerpo comenzaba a traicionarla con los síntomas del embarazo que la debilitaban aún más.
Justo cuando dejó caer el teléfono, la puerta del apartamento se abrió y Roberto entró, con una bolsa de compras en la mano. Sus ojos se encontraron, y él inmediatamente notó la expresión cansada en el rostro de María Elisa.
Roberto: ¿Estás bien? (preguntó con preocupación mientras se acercaba a ella).
María Elisa asintió, pero no dijo nada. Roberto dejó la bolsa en la cocina y se acercó a ella, tomando asiento a su lado en el sofá.
Roberto: ¿Segura? (pasando su brazo por sus hombros).
Ella finalmente dejó escapar un suspiro tembloroso y apoyó su cabeza en el hombro de Roberto. A pesar de todo lo que había pasado entre ellos, su presencia seguía siendo un consuelo para ella.
María Elisa: Es solo... todo esto es demasiado. (admitió finalmente, sintiéndose segura en la cercanía de Roberto). No quiero preocupar a Samantha. Ella tiene sus propios problemas, y no quiero cargarla con los míos.
Roberto: ¿Quién es Samantha?
María Elisa tomó un respiro profundo antes de continuar. Sabía que era momento de compartir con Roberto quién era realmente Samantha y por qué era tan importante para ella.
María Elisa: Samantha es la chica que casi atropellas hace un tiempo. La conocí en la cafetería donde trabaja, la noche que tu y yo... (tomó un respiro)... la noche que terminamos. Me confesó que siempre ha sido mi fan. Desde entonces la he estado visitando y hemos salido varias veces. Es una chica muy noble, Robi, pero ha pasado por mucho. Tiene problemas y he intentado ayudarla. Con el tiempo, nos hicimos amigas.
Roberto frunció el ceño, sorprendido. No esperaba esa revelación.
Roberto: Vaya, qué vueltas da la vida, es la primera vez que te haces amiga de una fan.
María Elisa: Sí. Al principio, me acerqué a ella porque me sentía culpable. Pero luego, me di cuenta de que Samantha necesitaba a alguien que la apoyara, y no pude evitar querer estar allí para ella. Es fuerte, pero también está muy lastimada. No sé si le he ayudado realmente, pero hemos desarrollado una conexión muy bonita.
Roberto escuchó atentamente, entendiendo mejor la situación y el peso que llevaba María Elisa en su corazón.
Roberto: María, eso es... increíble. No todos harían lo que tú has hecho. Pero también necesitas cuidar de ti misma. Especialmente ahora.
María Elisa sonrió débilmente ante su comprensión, sintiendo el alivio de compartir un poco de su carga con él. Roberto se inclinó hacia ella, y sus ojos se suavizaron mientras miraba su vientre. Luego, con una ternura inesperada, colocó su mano sobre el abdomen de María Elisa, acariciando suavemente.
Roberto: Hola, bebé... (susurró mientras se acercaba más, bajando su rostro hacia el vientre de María Elisa). Quiero que sepas que te estamos esperando con ansias. No importa lo difícil que sea todo ahora, tu mamá y yo estaremos aquí para ti. Te prometo que haré todo lo posible para que tengas una vida feliz.
María Elisa observó en silencio, conmovida por la dulzura de Roberto. Él continuó, dándole suaves besos a su vientre, mientras murmuraba palabras de amor y promesas para el bebé que estaba por venir.
Roberto: No puedo esperar para conocerte, mi niña. Vamos a ser una familia, y te voy a cuidar como lo más precioso que tengo.
Maria Elisa: ¿Mi niña? Amor, todavía no sabemos si es niña o niño.
Roberto: (acariciando su vientre) Yo creo que sí lo es, y será igual de hermosa que su madre.
Maria Elisa: Ay no, por favor, que no se parezca a mi, yo era horrible de pequeña.
Roberto: No eras horrible mi amor, solo que no eras tan linda.
Maria Elisa: ¡Gracias por lo que me toca! (bromeó)
Ambos rieron.
Roberto: (mirando a María Elisa de nuevo) Vamos a salir adelante, María. Tú, el bebé y yo. Juntos.
María Elisa asintió, sin palabras, pero con una sonrisa que hablaba de la paz y el consuelo que sentía en ese momento. Mientras Roberto se levantaba para ir a la cocina, ella se recostó en el sofá, cerrando los ojos y permitiendo que el cansancio la venciera.
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Nota de la autora:
Tengo fama de que cuando escribo varios capítulos color de rosa, es porque se viene drama. Tanto así, que me decían Teresa (la villana de las novelas). Así que no me odien por lo que pasará.
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Xoxo, D
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Sin Querer
FanficSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...