Capítulo #36: Sombras del pasado

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Narrador externo

El día había comenzado como cualquier otro para Samantha. Después de la noche tormentosa que había vivido, apenas había logrado dormir, y su cuerpo cargaba con el peso del cansancio emocional. Aún así, fue a trabajar a la cafetería, tratando de enfocar su mente en lo único que la mantenía alejada de sus pensamientos: el trabajo.

Estaba limpiando la máquina de café, sus manos moviéndose mecánicamente, mientras su mente divagaba entre los recuerdos de lo que había sucedido con María Elisa. Cada rincón de su mente estaba saturado de su imagen, de las palabras que se dijeron, del dolor que aún sentía. Estaba tan absorta que no escuchó cuando alguien entró por la puerta.

***: Un expreso, por favor.

La voz masculina la sobresaltó, haciéndola detenerse. Esa voz... era como una sacudida directa a su sistema nervioso. Algo en ella despertaba viejos miedos que creía enterrados. Samantha se tensó, sintiendo cómo la sangre se helaba en sus venas. Su respiración se volvió errática, y, por un momento, pensó que se trataba de un malentendido. Tal vez solo era su imaginación, pero...

Finalmente, levantó la vista.

Lo que vio hizo que el aire se escapara de sus pulmones. Era él. Su padre. El hombre que había llenado su infancia de dolor y abusos. El hombre del que había huido para intentar reconstruir su vida, lejos de las sombras de su pasado. Pero ahí estaba, frente a ella, como si no hubiera pasado el tiempo. Como si fuera imposible escapar de los fantasmas que siempre la perseguían.

El corazón de Samantha comenzó a latir con fuerza, el terror invadiéndola. Quiso correr, pero sus piernas se sentían como plomo. Con un movimiento torpe, dejó caer el paño que tenía en las manos y dio un paso hacia atrás, con la única idea de escapar, de salir corriendo de ese lugar. Apenas pudo moverse antes de girarse hacia el pasillo que llevaba al baño, pero no llegó muy lejos.

Padre de Samantha: No tan rápido (tomándola del brazo con fuerza)

Samantha sintió cómo su cuerpo entero se paralizaba al contacto de sus dedos en su piel. Era como si cada memoria dolorosa se hubiera encarnado en ese agarre. Quiso gritar, pero su voz se había perdido en su garganta. Solo podía mirarlo, aterrada.

Padre de Samantha: Escúchame bien (su voz baja y amenazante). Si no vienes conmigo ahora mismo, tu amiguita pagará las consecuencias.

Samantha no necesitó preguntar a quién se refería. Sabía que hablaba de María Elisa. El miedo la golpeó de nuevo, aún más fuerte. Su respiración se volvió más rápida, sus pensamientos se nublaban. La idea de que su padre pudiera lastimar a María Elisa, de que ella pagara por su propia incapacidad de defenderse, era insoportable.

Samantha: No... (murmuró, con la voz apenas audible)

Padre de Samantha: Ah, ¿quieres protegerla? Entonces ven conmigo, y te aseguro que ella estará bien. Pero si haces alguna estupidez... (sus palabras quedaron en el aire, pero el significado era claro)

Samantha temblaba. Sabía que no tenía opción. Sabía de lo que su padre era capaz. Y aunque cada fibra de su ser le gritaba que debía huir, que debía correr lejos de él, no podía dejar que María Elisa pagara por su pasado. Cerró los ojos por un segundo, intentando calmar su respiración, pero el miedo estaba ganando.

Finalmente, asintió, su cuerpo colapsando bajo el peso del terror.

Samantha: Está bien... iré contigo.

Su padre sonrió, satisfecho, y la soltó, pero no sin antes asegurarse de que ella no intentaría escapar. Samantha sentía su corazón acelerado, pero lo único que le importaba en ese momento era que María Elisa no sufriera. Se mordió el labio para no llorar, obligándose a no quebrarse frente a él.

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