Narra Samantha
Esa mañana desperté algo aturdida. Abrí los ojos lentamente, sintiendo el peso de una resaca que me golpeaba con fuerza. Todo me parecía borroso, y al intentar recordar la noche anterior, solo me llegaban fragmentos confusos. ¿En dónde estaba? Era evidente que no estaba en mi casa y mucho menos en mi cama. El lugar me parecía conocido. La primera imagen que vi fue la silueta de una mujer dándome la espalda mientras dejaba ropa sobre una silla. Se parecía tanto a...
Samantha: ¿Maria? (murmuré)
Maria Elisa: (se volteó al escuchar mi voz) ¡Buenos días! ¡Qué bueno que despertaste!
Rápidamente me cubrí con las sábanas cuando me percaté que solo llevaba mi ropa interior. Algo que me hizo saltar de angustia pensando en lo que pudo haber pasado anoche.
Samantha: ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy sin ropa? Acaso, tú y yo...
Maria Elisa: (me miró fijamente) ¿No recuerdas nada de lo que pasó anoche?
Negué con la cabeza, muerta de miedo, rogando a Dios que no hubiese hecho alguna locura.
Samantha: La verdad es que... no, no recuerdo nada.
Maria Elisa: (soltó un suspiro y se sentó en el borde de la cama) Ay Sam, no deberías tomar como lo hiciste, estuviste en peligro y eso es grave. Por favor, prométeme que no volverás a embriagarte o por lo menos al grado de perder la noción de lo que pasa a tu alrededor.
Samantha: (asentí) Sí, lo prometo. Pero...no has respondido a mis preguntas. (tragué grueso esperando su respuesta)
Maria Elisa: Tranquila Sam, no pasó nada entre nosotras, si eso es lo que te preocupa.
Samantha: Ufff (solté el aire que tenía contenido y pude volver a respirar) ¿Entonces?
Maria Elisa: Digamos que tuviste... más bien, tuvimos una noche divertida. (dijo con una leve sonrisa)
Samantha: ¿A qué te refieres? (volví a angustiarme porque realmente no lograba recordar nada)
Maria Elisa: (soltó una carcajada) No seas mal pensada. Vayamos despacio, primero que todo, te traje a mi apartamento porque olvidaste tus llaves. Cuando llegamos aquí, vomitaste, así que tuve que quitarte la ropa y ponerte una camisa mía, la cual te quitaste mientras dormías y por eso estás casi desnuda. (respondió con tranquilidad)
Luego de eso, Maria Elisa me contó lo que había pasado en la fiesta y sentí rabia. Tenía ganas de matar a ese hombre que quiso aprovecharse de mí.
Samantha: Maria Elisa... solo una última cosa.
Maria Elisa: Dime.
Samantha: ¿Dormiste conmigo?
Maria Elisa: Así es, prácticamente me lo rogaste, hasta un puchero me hiciste.
Samantha: (cubrí mi rostro con mis manos) ¡Qué vergüenza! Lamento mucho todo lo que hice o dije.
Maria Elisa: ¿También lamentas lo del unicornio? (rió)
Samantha: ¿Ah? (la miré confundida)
Maria Elisa: Me pediste que te regalara un unicornio antes de quedarte dormida.
Samantha: (reí) Dios... no puedo creerlo, odio los unicornios, me parecen tan cursis. En serio estoy muy avergonzada contigo. (bajé la mirada)
Maria Elisa: Tranquila Sam, no pasa nada. Todos hemos tenido algún momento así. Ve a ducharte y te espero para desayunar. Sobre la silla te dejé algo de ropa.
Samantha: ¡Gracias Maria! (le sonreí y ella me devolvió la sonrisa)
Después de bañarme, decidí bajar a la cocina para ayudarle, pero el desayuno ya estaba listo. Ella estaba sirviendo un poco de jugo en dos vasos de cristal y sobre la mesa habían hotcakes, huevos revueltos, yogurt y fruta.
Samantha: Eso huele muy rico.
Maria Elisa: Siéntate, espero que te guste.
Samantha: ¿Todo esto lo preparaste tú?
Maria Elisa: (soltó una carcajada) No, soy un desastre en la cocina. Lo pedí a domicilio.
Samantha: Oh... no era necesario, gracias. (sentándose a la mesa)
Maria Elisa: Sam, hay algo que necesito decirte sobre anoche... (comenzó, su voz un poco más seria) Cuando te traje aquí, intentaste... bueno, intentaste besarme.
Me quedé congelada por un instante, sintiendo cómo el rubor subía a mis mejillas. La vergüenza me invadió al no recordar nada de eso.
Samantha: Lo siento tanto, María... No sé qué estaba pensando, ni siquiera lo recuerdo. Espero no haberte hecho sentir incómoda. (con la voz temblorosa, esperando su reacción)
Maria Elisa: Está bien, no tienes que disculparte. Entiendo que estabas confundida, y sé que el alcohol puede hacer que hagamos cosas que normalmente no haríamos (tomando mi mano y apretándola con suavidad). Solo quiero que sepas que no hay nada de qué preocuparse. No pasó nada, y no quiero que te sientas mal por eso.
Asentí, sintiéndome un poco más tranquila, aunque la incomodidad seguía presente en mi interior.
Maria Elisa: Bueno ya, come antes de que se enfríe. Cuando terminemos pasaré a dejarte en tu casa.
Samantha: ¿Y si quiero quedarme contigo?
No, espera, ¿lo dije o lo pensé? La vi sonreír y deseé que me tragara la tierra.
Maria Elisa: ¡Oh! En ese caso, puedes acompañarme al set, hoy tengo llamado. (respondió con una enorme sonrisa)
Samantha: Yo... eh... yo quise decir que...
Maria Elisa: ¡Vamos! Al parecer no tienes nada que hacer. Solo serán unas horas, además a mis amigos les encantará volver a verte.
Samantha: Sí, está bien. (respondí algo tímida, pero por dentro moría de emoción)
Continuamos con el desayuno, todo estaba exquisito. Hablamos de cosas triviales y de vez en cuando ella me sacaba una sonrisa con su humor negro. Luego de recoger la cocina, nos alistamos y salimos juntas para el canal. El simple hecho de estar con Maria Elisa me llenaba de felicidad y cada momento se volvía especial a su lado.
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Nota de la autora:
Me gusta matar personajes en mis historias, les daré la opción de elegir a quién le tocará la terrible tragedia. 😂 😂
No olviden votar y dejar su comentario para que la historia siga llegando a más personas!! Gracias por leerme!!
Xoxo, D
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Sin Querer
FanfictionSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...