Narra Maria Elisa
Los nervios del primer día siempre me daban una mezcla de adrenalina y entusiasmo que me hacía sentir viva. No importaba cuántas veces lo hubiera hecho antes, ese cosquilleo en el estómago seguía allí, recordándome por qué amo lo que hago. Habían pasado ocho meses desde que terminé de grabar en Colombia, y el éxito de la serie había superado todas las expectativas. Ahora, estábamos de vuelta, con la noticia de una segunda temporada, pero esta vez en Miami. Sabía que la dinámica podía cambiar, que no todos los actores regresarían, pero una parte de mí esperaba volver a ver algunas caras familiares.
Llegué al canal con una sonrisa amplia, sintiendo esa energía vibrante que solo el set puede dar. Saludé al director y a algunos miembros del equipo con los que ya había trabajado. Todo parecía moverse rápido, como si el mundo estuviera acelerándose en ese pequeño espacio. Mi corazón latía con emoción, pero también con cierta inquietud. Era esa sensación de que algo inesperado podría suceder, aunque no sabía bien qué.
Entonces escuché mi nombre, gritándolo como solo una persona lo haría: Cristina. Sonreí automáticamente antes de siquiera girarme a verla. Mi loca amiga, siempre un torbellino de alegría y desorden. Corrí hacia ella y nos abrazamos con fuerza, como si los meses de distancia no hubieran pasado. Detrás de ella, Simón también venía corriendo, y se unió al abrazo, apretándonos hasta que casi me quedé sin aliento.
Maria Elisa: ¡Me vas a matar, Simón! (logré decir entre risas, empujando suavemente para liberar un poco de espacio)
Simón: ¿Matarte? ¡No me hagas eso! Si me muero yo primero de la emoción por verte. (respondió, siempre tan bromista, con esa sonrisa pícara que me sacaba carcajadas)
Nos pusimos al día rápidamente, hablando de todo lo que habíamos hecho en estos meses. Yo les conté sobre mis viajes, las experiencias que había acumulado, los nuevos lugares que había descubierto. Ellos, por su parte, me contaron sobre los proyectos en los que habían estado, las locuras de sus vidas. Era reconfortante, como volver a un lugar seguro, familiar.
Justo en ese momento, el director nos llamó a todos para presentarnos a los nuevos miembros del elenco. Me senté junto a Cristina, que no paraba de hablar en voz baja mientras hojeaba el libreto que nos acababan de dar. Yo hacía lo mismo, aunque mi mente ya estaba volando por las escenas, imaginando cómo las interpretaría. Me sumergí en el guion por unos segundos, dejando que las palabras cobraran vida en mi cabeza.
Y entonces, lo vi.
Al levantar la vista, mi corazón se detuvo por un instante, solo para luego comenzar a latir a toda prisa. Roberto Urbina. Mi ex. El hombre que me había abandonado en uno de los momentos más dolorosos de mi vida. Sentí cómo el estómago se me cerraba y un nudo formándose en mi garganta. Todo el aire del lugar pareció desaparecer en un instante.
Me obligué a respirar, a no perder la compostura. Pero por dentro, todo en mí estaba desmoronándose. Roberto estaba de pie, al otro lado de la sala, hablando con el director como si nada hubiera pasado. Como si los meses de distancia, el dolor, la angustia, no fueran más que una sombra pasajera. ¿Cómo podía actuar tan tranquilo? ¿Cómo podía estar aquí, justo frente a mí, después de todo lo que vivimos, después de lo que me hizo?
Sentí una mano en mi hombro y, al girarme, vi la mirada preocupada de Cristina. Ella siempre había sido perspicaz, especialmente cuando se trataba de mis emociones.
Cristina: Maria, ¿estás bien? (me susurró, su voz suave pero cargada de preocupación).
Maria Elisa: Sí... sí, estoy bien. (mentí, esforzándome por sonreír).
Pero no lo estaba. Roberto no solo era un ex; era la persona que había sido mi refugio en un momento de mi vida y luego me dejó justo cuando más lo necesitaba. Y ahora, aquí estaba, en mi espacio de trabajo, como si todo pudiera seguir como si nada.
El director siguió presentando a los demás actores, pero ya no podía concentrarme en lo que decía. Solo veía a Roberto, cómo sus ojos evitaban encontrarse con los míos. Sabía que me había visto. Claro que lo sabía. Y, sin embargo, ahí estaba, como si fuéramos dos completos desconocidos.
Me levanté del asiento, incapaz de quedarme quieta. Sentía que el aire me faltaba y necesitaba espacio.
Maria Elisa: Voy por un poco de agua, ya vuelvo (murmuré a Cristina, que me miró con una mezcla de confusión y preocupación, pero me dejó ir)
Caminé por el pasillo, tratando de calmar el caos en mi interior. Me detuve junto a una ventana, mirando hacia afuera, intentando recuperar el control. Sentí cómo las lágrimas querían salir, pero no podía permitirme eso, no allí.
"Respira, Maria Elisa, respira", me repetí a mí misma, apretando la barandilla junto a la ventana. Me costaba asimilar que, después de tanto tiempo, él estaba aquí. Que íbamos a trabajar juntos de nuevo, que íbamos a estar en el mismo espacio, día tras día.
Me limpié una lágrima que se había escapado, con determinación. No iba a dejar que esto me afectara. No ahora. No después de todo lo que había superado. Yo era más fuerte. Había enfrentado mis propios demonios, me había reconstruido. Roberto ya no tenía poder sobre mí. O al menos, de eso intentaba convencerme.
De repente, escuché pasos detrás de mí. No necesitaba darme la vuelta para saber quién era. El aire se volvió más denso y mis músculos se tensaron.
Roberto: María Elisa... ( su voz, baja, titubeante. Esa misma voz que solía consolarme en las noches más difíciles, ahora se sentía como una daga).
Me giré lentamente, encontrando su mirada. Y ahí estaba, el hombre que me rompió, de pie frente a mí una vez más.
Maria Elisa: Roberto... (respondí, apenas un susurro, mientras mi corazón se debatía entre el pasado y el presente).
Las palabras flotaron en el aire, cargadas de todo lo que no habíamos dicho. Sabía que, tarde o temprano, tendríamos que enfrentarnos a lo que ocurrió. Pero no hoy. No en este primer día.
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Nota de la autora:
Necesitaba regresar a Roberto, aunque lo niegue, siempre será el amor de su vida. 🥰
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XoXo, D
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Sin Querer
FanficSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...