Capítulo #54: La fiesta de Dante 3

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Narrador externo

Carolina sabía que cada viernes los chicos salían de fiesta, y aquel día quiso sorprender a Roberto. El viaje a Miami había sido inesperado, una idea impulsiva que la emocionaba; estaba ansiosa por verlo. Al llegar al hotel, apenas dejó sus cosas y se dirigió directamente hacia la casa de Dante. Mientras caminaba hacia la puerta, sentía una mezcla de emoción y nerviosismo. Al llegar, saludó a algunos amigos que estaban afuera, pero notó algo extraño en el ambiente. Cuando preguntó por Roberto, un murmullo incómodo llenó el aire. Uno de los chicos, con una mirada evasiva, mencionó que Roberto estaba arriba... con una mujer. Pero no con cualquiera: estaba con su ex.

El corazón de Carolina se detuvo por un segundo. Una oleada de rabia e incredulidad se apoderó de ella. Sin esperar una explicación, subió corriendo las escaleras, su mente nublada por el enfado y el miedo de lo que iba a encontrar. Al abrir la puerta, la escena ante sus ojos fue devastadora: Roberto y María Elisa se estaban besando.

Carolina: ¿Qué demonios haces con mi prometido?

La voz de Carolina temblaba, no solo por el enfado, sino por el miedo de lo que significaba aquella imagen. María Elisa, aturdida, parpadeó rápidamente. ¿Había escuchado bien? ¿Dijo prometido?

Roberto: (levantándose de golpe) Caro, ¿qué haces aquí?

Carolina: No Roberto, ¿qué haces tú aquí y con ella? (su voz se quebró en una mezcla de furia y dolor, cada palabra salía como un dardo envenenado)

Roberto: (intentando buscar una explicación) María y yo....

María Elisa, todavía en estado de shock, lo interrumpió con la mirada fija en Carolina.

Maria Elisa: (dirigiéndose a Carolina) ¿Dijiste prometido?

Carolina, sin dejar de mirarla con una mezcla de superioridad y desafío, levantó la mano, mostrando el anillo.

Carolina: Así es, Roberto y yo nos vamos a casar.

Maria Elisa: Vaya...

Las palabras de Carolina fueron como un cuchillo afilado. María Elisa sintió que el suelo bajo sus pies desaparecía. De repente, todo lo que alguna vez había significado esperanza, se desvanecía. Su cuerpo reaccionó antes que su mente, intentando levantarse, pero sus piernas no respondieron. Tropezó de vuelta sobre la cama, sintiendo que le faltaba el aire, que su pecho se oprimía, como si el peso de todo lo que estaba perdiendo la aplastara.

Roberto, visiblemente tenso, dio un paso hacia ella.

Roberto: Maria, puedo explicarlo...

Carolina: (lo interrumpió, llena de furia ) No tienes que andar dándole explicaciones a esta.

María Elisa, con los ojos llenos de lágrimas que luchaba por contener, apenas pudo susurrar.

Maria Elisa: Déjame sola, por favor...

Roberto: Pero Maria...

Maria Elisa: (susurrando) Por favor...

Carolina no soportaba más la escena. Agarró a Roberto del brazo con fuerza, casi arrastrándolo hacia la puerta. Lo que más dolía en su interior era la traición, pero necesitaba mantener el control. 

Una vez que la puerta se cerró tras ellos, y la distancia entre Roberto y ella fue segura, el cuerpo de María Elisa finalmente se desplomó. Todo lo que había reprimido durante aquellos minutos se liberó de golpe: sus sollozos llenaron el vacío de la habitación, mientras su cuerpo se sacudía en la cama.

No podía comprender por qué seguía esperándolo. Sabía que no podían estar juntos, lo había sabido desde el principio. Pero una pequeña chispa de esperanza había ardido dentro de ella, esperando que algún día las cosas cambiarían, que Roberto volvería a ella, que podrían intentarlo de nuevo. Ahora esa chispa se apagaba, y el dolor de la pérdida era insoportable. Él no solo estaba con otra persona, estaba comprometido, y esa verdad la ahogaba.

Cada lágrima que caía le recordaba lo que ya no sería, y lo que nunca pudo ser. En el fondo, sabía que había perdido a Roberto para siempre, pero esa noche, con el anillo en la mano de Carolina, esa pérdida se sentía más real, más irreversible, como un cierre que no estaba lista para aceptar.

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Nota de la autora:

Carolina ya comenzó a hacer de las suyas... 

No olviden votar y dejar su comentario!! Gracias por leerme!!

Xoxo, D

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