Capítulo #41: Por un nuevo comienzo

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Narra Samantha

Días después

Había quedado con Maria Elisa para ir a cenar, ya que tenía algo muy importante que decirle. Ella pasó por mi departamento aquella noche con una energía diferente. Su rostro, a pesar del cansancio de los últimos días de grabación, brillaba con una tranquilidad que no había visto en ella desde que la conocí.

Maria Elisa: ¿Lista para nuestra cena? (me dijo sonriendo al verme en la puerta, su sonrisa tan amplia que me contagió de inmediato)

Samantha: ¡Listísima! (respondí, intentando sonar relajada, aunque mi corazón latía con fuerza)

Había esperado este momento para darle la noticia, pero una parte de mí temía su reacción, a pesar de todo.

El trayecto hacia el restaurante fue tranquilo. Conversamos sobre sus últimos días en el set, sobre cómo se sentía al haber terminado la serie. Se notaba el alivio en su voz, pero también algo de nostalgia. Había invertido tanto tiempo y energía en ese proyecto que dejarlo atrás no sería sencillo. Sin embargo, María Elisa siempre había sido profesional. Sabía cuándo cerrar capítulos y abrir nuevos.

El restaurante al que me llevó era pequeño, acogedor, con luces cálidas y música suave. Nos sentamos junto a una ventana que daba a la calle, donde las luces de la ciudad titilaban en la distancia. Todo se sentía en calma, como si el mundo estuviera en pausa por un momento.

Samantha: Este lugar es increíble, Maria (le dije, mirando a mi alrededor). Perfecto para lo que quería decirte esta noche.

María Elisa me miró con curiosidad, su expresión suavizándose mientras tomaba un sorbo de su copa.

Maria Elisa: ¿Qué pasa? ¿Qué es eso tan importante que me tienes que contar? (preguntó, inclinándose un poco hacia mí, como si mi secreto fuera una joya que no podía esperar más para descubrir)

Respiré hondo, sintiendo ese nudo en el estómago que había estado allí desde hacía días. Lo había mantenido en secreto, no porque no confiara en ella, sino porque necesitaba estar completamente segura antes de decirlo en voz alta.

Samantha: Bueno... he estado yendo a terapia, como ya sabes, y poco a poco he comenzado a sentirme más fuerte, más segura de mí misma. No ha sido fácil, pero he aprendido tanto en estos meses... Y decidí que quiero seguir avanzando, seguir creciendo, pero necesito hacerlo fuera de aquí. Hace unas semanas, apliqué a una beca para estudiar en Canadá. Y... me aceptaron.

Su reacción fue inmediata. Sus ojos se agrandaron con sorpresa, y luego se llenaron de una mezcla de emoción y orgullo que no esperaba.

Maria Elisa: ¿Canadá? (preguntó, entre asombrada y emocionada) ¡Sam! ¡Eso es increíble!

Sonreí, asintiendo, pero mi corazón aún estaba a la espera de su verdadera reacción. No sabía si esto cambiaría algo entre nosotras, si sentiría que la estaba dejando sola después de todo lo que habíamos pasado juntas.

Samantha: Me voy la próxima semana. (añadí, bajando un poco la voz, como si el peso de la despedida comenzara a hacerse más real)

María Elisa se quedó en silencio por un segundo, procesando la información. Su sonrisa no se desvaneció, pero en sus ojos noté un brillo diferente, algo que no terminaba de comprender. Finalmente, suspiró, y su sonrisa se amplió aún más.

Maria Elisa: Esto es... perfecto, Sam. De verdad, no sabes cuánto me alegra escuchar que estás dando este paso (su voz estaba cargada de sinceridad). Siempre he sabido que eres fuerte, pero verte dar este salto hacia algo nuevo, hacia una vida que tú has decidido construir, me hace sentir tan orgullosa de ti.

Sentí un alivio instantáneo al escuchar sus palabras, pero había algo en su tono que me hizo fruncir el ceño. Parecía aliviada, sí, pero también... ¿contenta por otra razón?

Samantha: ¿Tú... estás bien con esto?

Ella tomó mi mano desde el otro lado de la mesa, apretándola suavemente antes de responder.

Maria Elisa: Sam, estoy más que bien con esto. Me hace feliz saber que tienes un futuro brillante esperándote. Y, para ser honesta, esto llega en un momento perfecto. He terminado las grabaciones de la serie, y ahora debo regresar a Los Ángeles. Mi vida está allá, y sabía que, tarde o temprano, tendríamos que enfrentar este momento.

Sus palabras, aunque tranquilizadoras, también despertaron en mí una punzada de tristeza. Sabía que ella tenía su vida en Los Ángeles, sus compromisos, su carrera. Pero no había pensado en lo inevitable de nuestra separación hasta ese momento. Sin embargo, al verla sonreír con esa serenidad, entendí que no era una despedida triste. Era, en cierto modo, un cierre perfecto para lo que habíamos vivido juntas.

Samantha: ¿Y no sientes que...? (comencé, sin saber cómo formular la pregunta)

Maria Elisa: ¿Que te estoy perdiendo? (me interrumpió, adivinando mis pensamientos, asentí, y ella sonrió, con ese brillo cálido que siempre había traído paz a mi caos). Sam, nunca te perderé. Lo que hemos compartido, todo lo que hemos vivido... siempre estará aquí. (se llevó una mano al pecho). Y aunque nos separemos físicamente, siempre serás parte de mi vida. No importa dónde estés, siempre tendrás un lugar en mi corazón.

Sus palabras me hicieron sentir un nudo en la garganta, pero no de tristeza, sino de gratitud. María Elisa había sido mi salvavidas cuando más lo necesitaba, y ahora, en este nuevo capítulo de mi vida, ella estaba soltando mi mano, permitiéndome volar.

Samantha: Voy a extrañarte tanto (mis ojos llenos de lágrimas).

Maria Elisa: Yo también te voy a extrañar (respondió suavemente). Pero esto es lo que necesitas. Y yo también necesito volver a mi vida. Ambas tenemos caminos que recorrer, Sam. Y aunque ahora se separen un poco, estoy segura de que nuestras vidas volverán a cruzarse. Porque siempre estaremos conectadas, de alguna forma.

Nos quedamos en silencio por unos minutos, ambas procesando lo que esto significaba. No era una despedida dolorosa, sino una despedida necesaria. Nos habíamos encontrado en el momento justo, en el lugar indicado. Ahora, era el momento de seguir adelante.

Maria Elisa: ¿Sabes qué? (dijo de repente, sonriendo con picardía). La comida puede esperar. ¡Esta noche celebramos por ti! Por tu futuro, por todo lo que has superado. Vamos a brindar por esa nueva vida que te espera en Canadá.

Y así lo hicimos. Esa noche, brindamos por el pasado que habíamos dejado atrás, por los demonios que habíamos vencido y, sobre todo, por el futuro que ambas merecíamos.

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Nota de la autora: 

Creo que voy a extrañar a Samantha.

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Xoxo, D


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