Sin Querer

Capítulo #46: Ataque de celos

Narra Maria Elisa:

Estaba sentada en la silla de maquillaje, con los ojos cerrados, disfrutando de ese momento de tranquilidad mientras el equipo de maquillaje trabajaba en mi rostro. Era una mañana ocupada en el set, y me alegraba tener un pequeño respiro antes de las largas horas de grabación que tenía por delante. No podía evitar pensar en cómo las cosas habían cambiado tanto. Desde que la serie había despegado, todo había sido un torbellino de trabajo, emociones encontradas y, por supuesto, lidiar con la complicada presencia de Roberto.

Pero había algo que me mantenía a flote en medio de todo ese caos. Patrick. Habíamos comenzado a salir hacía un par de meses, y aunque no estaba completamente enamorada, había algo reconfortante en su compañía. Era atento, cariñoso y me hacía reír. No sentía las mariposas en el estómago que alguna vez había sentido, pero había algo en él que me hacía querer darle una oportunidad real. Quizás el amor no tenía que ser tan intenso y doloroso como lo había sido con Roberto. Tal vez esta vez podía ser algo más simple, más tranquilo.

Justo mientras reflexionaba sobre todo esto, escuché unos pasos acercándose y una voz familiar que hizo que mis ojos se abrieran de inmediato.

***: ¿A quién tengo que sobornar para robarme a esta mujer un rato? (dijo una voz juguetona detrás de mí).

Me giré rápidamente, y ahí estaba él, Patrick, con una sonrisa amplia y ese brillo en los ojos que me hacía sentir segura. No podía creer que estuviera allí, en Miami. ¿Qué estaba haciendo aquí? Él se suponía que debía estar en Los Ángeles, ocupado con su trabajo.

Maria Elisa: ¡Patrick! (exclamé, sorprendida y con una sonrisa que no pude evitar).

Me levanté de la silla de maquillaje y corrí hacia él, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.

Él me levantó en un abrazo apretado, y me di cuenta de lo mucho que me había hecho falta su presencia. Aunque no lo hubiera admitido en voz alta, su ausencia había dejado un vacío en medio de todo el caos de mi vida. Durante estas últimas semanas, habíamos estado en contacto por teléfono y videollamadas, pero no era lo mismo. Tenerlo allí, frente a mí, de carne y hueso, me hizo sentir que, tal vez, las cosas podían ser un poco más fáciles.

Maria Elisa: No me esperaba verte aquí... (dije mientras lo soltaba y lo miraba con una mezcla de sorpresa y alegría). ¿Cómo...? ¿Por qué no me dijiste nada?

Patrick: Te extrañaba demasiado (dijo él, mirándome con esos ojos claros que siempre parecían llenos de sinceridad). Sabía que estabas ocupada con la serie y todo, pero pensé que una sorpresa no te vendría mal.

Su ternura me desarmó. Había algo tan genuino en Patrick que me hacía sentir culpable por no estar completamente entregada. Le tenía mucho cariño, claro, y disfrutaba de su compañía, pero aún no lograba encontrar esa chispa que me hiciera sentir que él era el hombre con el que quería pasar mi vida.

Maria Elisa: Me has dejado sin palabras (admití, aún con una sonrisa).

Me acerqué para darle un beso suave en los labios. Fue un beso que intentó transmitir mi gratitud, aunque no el tipo de pasión que había experimentado antes con otras personas. Aún así, fue sincero.

Patrick: Es que no sabes lo mucho que me hacías falta (dijo con una sonrisa de satisfacción, sosteniendo mis manos entre las suyas). El trabajo en Los Ángeles está bien, pero nada se compara con estar aquí contigo. Tenía que verte, aunque fuera solo por un par de días.

Sus palabras me llenaron de calidez. Patrick era de esos hombres que se preocupaban profundamente, que estaban ahí sin importar la distancia. Eso era algo que valoraba más de lo que tal vez había reconocido hasta ese momento. Sin embargo, en el fondo, había una parte de mí que seguía esperando sentir algo más profundo, algo que me confirmara que estaba en el lugar correcto con él.