Narra Maria Elisa
Pasando las doce, luego de haber estado bailando con mis amigos, me dirigí a la sala porque necesitaba descansar mis pies. Revisé mi celular y vi que había llegado un mensaje de Sam. Hacía horas que la había perdido de vista, así que me apresuré en abrirlo, era una foto donde prácticamente me estaba mostrando sus senos y al mirarla de cerca, noté que se veía muy tomada.
La busqué por toda la casa y después de un rato, Cristina me dijo que la había visto subir las escaleras que quedaban cerca del baño. Rápidamente me dirigí hacia allá y sus palabras de auxilio me hicieron correr hacia ella.
Con todas mis fuerzas, arremetí con un puñetazo la cara del hombre que la tenía entre sus brazos tratando de besarla. Ese hombre ni siquiera podía pararse del suelo y por un momento me sentí orgullosa de mis clases de karate y kickboxing. Quise seguir golpeándolo, pero Sam me lo impidió, entonces decidí ignorarlo y abrazarla. La pobre estaba temblando y su corazón estaba muy agitado.
Maria Elisa: (preocupada) ¿Estás bien?
Samantha: Sí...creo que sí. Gracias, Maria, no sé qué habría hecho si no llegabas.
Maria Elisa: No tienes que agradecerme, Sam. No permitiré que nadie te haga daño (con firmeza y ternura). Será mejor que te lleve a tu casa, estás muy ebria.
Samantha: (sintiéndose culpable) Siento haberte arruinado la noche.
Maria Elisa: No has arruinado nada. Solo quiero asegurarme de que estés bien.
La agarré de la mano y la guié hasta el carro. Durante el trayecto de regreso, se mantuvo en silencio, supongo que estaba procesando lo que había sucedido. Yo tampoco hablé, pero mi mano sostenía la suya, mi pulgar acariciando su piel en un intento de consolarla. No sabía exactamente cuánto había tomado, pero definitivamente no tenía conciencia de sus actos. Cuando llegamos a su apartamento, la ayudé a salir del carro.
Maria Elisa: Hemos llegado, dame tus llaves.
Samantha: ¿Qué llaves?
Maria Elisa: (respiré profundo) Las de tu apartamento
Samantha: Espera...
Intentó inultilmente buscar en su cartera, pero al parecer no las encontró. La ayudé a buscarlas y efectivamente, no había ninguna llave adentro.
Maria Elisa: Llama a la chica que vive contigo para que te abra.
Samantha: (rió) ¿Erika? Ella no está.
Maria Elisa: (con tono de frustración) No puedo creer que otra vez hayas perdido tus llaves. ¿Y ahora?
Samantha: Puedes llevarme a tu casa. (comenzó a reirse como si se tratara de un chiste)
Maria Elisa: (le agarré el rostro para que me mirara) Oye, esto no es gracioso.
No tenía opciones, no podía dejarla a su suerte y mucho menos en esas condiciones. Con el mismo amor, la ayudé a subir al carro y conduje hasta mi apartamento. La agarré por la cintura y mientras caminábamos hacia el elevador, me pidió que me detuviera.
Maria Elisa: ¿Qué pasa?
Samantha: Quiero... vo... vomitar
Maria Elisa: Ni se te ocurra hacerlo aq...
Antes de terminar de decirlo, ella ya había vomitado todo el vestíbulo del edificio, pintándolo de color rosa y dejándolo con un olor desagradable.
Maria Elisa: ¡Carajos, Samantha! (dije enojada)
Samantha: Lo... siento
Estaba perdiendo la poca paciencia que me quedaba, me disculpé con el portero y subimos. La llevé a la habitación de invitados, la ayudé a enjuagarse la boca y la senté en la cama. Se había ensuciado el vestido, MI VESTIDO, así que tenía que cambiarla antes de acostarla.

ESTÁS LEYENDO
Sin Querer
FanfictionSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...