El camerino quedó sumido en un silencio tenso después de que Patrick se marchó, y Roberto y María Elisa apenas podían creer lo que acababa de ocurrir. Roberto todavía la sostenía con un brazo, su respiración entrecortada mientras trataba de calmarla. Fue entonces cuando ella se encogió de dolor, llevándose una mano al vientre con el rostro pálido.
Maria Elisa: Roberto... (soltó el aire por la boca) ... me duele...
La alarma se encendió en la mirada de Roberto, sintiendo cómo la preocupación escalaba rápidamente dentro de él. La ayudó a sentarse en la silla del camerino y la cubrió con su chaqueta, mientras la observaba con temor.
Roberto: ¿Qué pasa, Maria? (su voz reflejando su desesperación al no saber cómo ayudarla).
María Elisa respiraba con dificultad, cerrando los ojos para intentar soportar el dolor. Finalmente, abrió los ojos y lo miró, sus pupilas llenas de angustia y algo más, algo que llevaba tiempo guardando.
Maria Elisa: Estoy... estoy embarazada
Las palabras golpearon a Roberto con fuerza, dejándolo inmóvil. La noticia se filtraba lentamente en su mente, aún en estado de shock. Era como si el mundo se hubiera detenido por completo, dejándolo suspendido entre la incredulidad y la abrumadora realidad que acababa de escuchar.
Roberto: ¿Qué? (se llevó las manos a la cabeza, tratado de asimilar lo que ella acababa de decir)
Maria Elisa: Me duele... no quiero perderlo. No quiero pasar por esto otra vez. (dijo comenzando a llorar nuevamente)
Roberto: Tranquila, eso no va a pasar. Tenemos que ir al hospital, ahora mismo, no hay tiempo que perder. (dijo con la voz llena de nervios)
Sin perder tiempo, Roberto la cargó en brazos y salió apresurado del set, ignorando las miradas preocupadas de sus compañeros. Su prioridad era llevarla a un lugar donde pudieran ayudarla. En el trayecto al hospital, el silencio entre ellos estaba cargado de mil preguntas que no se atrevían a hacer, pero la urgencia del momento no permitía otra cosa que concentrarse en el dolor de María Elisa.
Una vez en el hospital, los médicos los recibieron de inmediato y llevaron a María Elisa a una sala de emergencias. Roberto permanecía a su lado, sujetando su mano con fuerza mientras le realizaban un ultrasonido. El sonido del latido del pequeño corazón inundó la habitación, un eco vibrante y frágil que llenaba el aire con una sensación de esperanza y temor.
Cuando la imagen del bebé apareció en la pantalla, Roberto sintió que le faltaba el aliento. Su mirada se quedó fija en la pequeña figura en el monitor. Una lágrima escapó de su ojo sin que pudiera detenerla, rodando por su mejilla mientras la emoción lo sobrecogía.
Maria Elisa: ¿Estás llorando? ¿Qué sucede? (lo miró con ternura)
Roberto: Es que... recordé cuando íbamos a tener a nuestro hijo. Desde que lo perdimos, mis deseos por ser padre aumentaron. (respiró profundo antes de soltar lo que quería decir) Maria, se que las cosas entre nosotros no están bien, pero el padre de tu hijo es un prófugo y si las cosas salen bien, pasará mucho tiempo en la cárcel... yo... no quisiera que pases por esto sola. Quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites.
María Elisa apretó suavemente su mano, mirando la pantalla con una mezcla de emoción y ansiedad. Volteó la cabeza para mirarlo a los ojos y le sonrió.
Maria Elisa: Roberto... este bebé no es de Patrick. Es tuyo...
Roberto giró la cabeza hacia ella, sus ojos llenos de sorpresa y, al mismo tiempo, de una alegría contenida que se encendía en su pecho. Sintió que algo cambiaba dentro de él, una chispa de vida y esperanza que no había sentido desde hacía mucho tiempo.
Roberto: (la miró atónito) ¿Es mío? ¿Estás segura? (repitió, como si necesitara oírlo una vez más para creerlo por completo)
María Elisa asintió lentamente, con una pequeña sonrisa que asomaba en sus labios.
Maria Elisa: Muy segura, vamos a tener un bebé.
Roberto no pudo contenerse más; se inclinó hacia María Elisa y la besó en la frente, con ternura y gratitud. Su felicidad era palpable, su corazón latía con una euforia que casi dolía, pero era un dolor dulce, de esos que valían la pena.
Roberto: Gracias Maria, es la mejor noticia que he recibido en meses.
El latido constante del pequeño corazón seguía resonando en la habitación, llenándola con una energía que parecía reavivar las esperanzas de ambos. Roberto seguía contemplando la pantalla, incapaz de apartar la vista del bebé que aparecía en el monitor. A su lado, María Elisa respiraba más tranquila, aunque sus ojos permanecían fijos en el médico, esperando ansiosamente escuchar las palabras que tanto necesitaba.
El doctor, notando la preocupación en sus rostros, les dirigió una sonrisa tranquilizadora mientras continuaba revisando los datos del ultrasonido. Después de un momento que se sintió eterno, finalmente habló.
Doctor: El bebé está bien (dijo con voz firme y serena). No hay signos de daño o complicaciones. El latido es fuerte y todo parece estar en orden. El dolor que sentiste seguramente fue por la impresión que tuviste, debes intentar mantenerte tranquila.
Las palabras del médico cayeron sobre ellos como un bálsamo, aliviando una tensión que ambos habían mantenido en silencio. Roberto exhaló el aire que no se había dado cuenta que estaba conteniendo, sintiendo cómo la incertidumbre comenzaba a desvanecerse. Le dedicó una mirada llena de gratitud al doctor y luego volvió a centrarse en María Elisa.
Roberto: ¿Lo escuchaste? (con una sonrisa que le iluminaba el rostro). Todo está bien. Nuestro bebé está bien.
María Elisa cerró los ojos por un momento, dejando que el alivio la invadiera. Las lágrimas brotaron involuntariamente, pero esta vez eran lágrimas de felicidad, no de angustia. Asintió, entrelazando sus dedos con los de Roberto.
Maria Elisa: Sí, lo escuché (murmuró con su voz cargada de emoción). Va a estar bien.
Roberto se inclinó nuevamente hacia ella y la abrazó con suavidad, sintiendo cómo sus cuerpos temblaban con la intensidad del momento. Acarició su cabello mientras murmuraba promesas en voz baja, jurando que haría lo que fuera necesario para protegerlos a ella y al bebé.
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Nota de la autora:
Confieso que ando nostálgica porque estamos llegando al final, pero... ya ando trabajando en la próxima historia. Les prometo que no tendrá tanto drama como esta.
No olvides votar y dejar tu comentario!! Gracias por leerme!!
Xoxo, D
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Sin Querer
Fiksi PenggemarSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...