Los días pasaron, y las hormonas estaban llevando a María Elisa al límite, no solo a ella, sino también a Roberto, quien tenía que lidiar con sus cambios de humor, berrinches y una montaña rusa de miedos e inseguridades. Pero el amor que sentía por ella era tan profundo que le otorgaba una paciencia infinita.
Roberto: (acabando de llegar) ¿Cómo están mis dos amores? (dándole un tierno beso en los labios a Maria)
María Elisa: (sonriendo) ¡Yo, muy bien!
Roberto: ¿Y mi princesita, cómo se ha portado?
María Elisa: ¡Siéntela tú mismo! (colocándole la mano sobre su abdomen)
Roberto se sentó a su lado, sintiendo la suavidad de la piel de María Elisa bajo su mano. La bebé se movió por unos segundos, un pequeño recordatorio de la vida que llevaban dentro.
Roberto: (embobado) Se siente tan frágil...
Se quedó en silencio, esperando que volviera a moverse, pero la calma se hizo presente y la bebé no reaccionó.
María Elisa: Amor, no se mueve todo el tiempo. (le sonrió)
Roberto: (después de besarla con ternura) ¿Te he dicho que eres la mujer más hermosa del mundo?
María Elisa: (frunciendo el ceño) No seas mentiroso. Tengo varios kilos demás. (hizo un puchero, ocultando su inseguridad)
Roberto: (con una sonrisa comprensiva) Estás igual de hermosa, mi amor, solo que ahora llevas aquí (tocando su vientre) al fruto de nuestro amor.
La besó durante unos minutos, pero notó una sombra de cansancio en su rostro, como si la carga del embarazo la abrumara.
Roberto: Será mejor que descanses.
La tomó en sus brazos, sintiendo el peso del mundo en sus hombros mientras se dirigía hacia la habitación. Al llegar a la habitación, la ayudó a recostarse en la cama, pero María Elisa no quería descansar; quería seguir sintiendo la conexión entre ellos.
María Elisa: No estoy cansada. (rodeando su cuello con sus manos) Quiero continuar lo que estábamos haciendo.
Roberto: Podemos seguir con muchos besos después que descanses un rato. (su tono era suave, pero firme)
María Elisa: Ya te dije que no estoy cansada. Quiero que me beses, mi amor. (su voz se tornó más insistente, casi infantil)
Roberto: (con una sonrisa tierna) Mi amor... por si no lo has notado, no soy de palo. Y si sigo besándote, no soy responsable de lo que pueda pasar.
María Elisa: (con un brillo travieso en sus ojos) Lo sé, por eso quiero que me sigas besando.
Roberto: (con un tono serio) Mi vida, estás embarazada. No quiero hacerte daño.
María Elisa: ¿Y eso qué? A principios del embarazo lo hacíamos sin ningún problema.
Roberto: (con voz calmada) Tú lo has dicho, a principios. Ahora la bebita está más grande, y tu pancita también. Me da miedo lastimarte.
La frustración comenzó a acumularse en María Elisa. Se sintió un poco ignorada, como si sus deseos fueran solo un eco distante.
María Elisa: (con un gesto de desdén) Roberto, ¿qué parte de "Quiero que me hagas el amor" no entiendes?
Comenzó a tocarla con ternura, pero también con una especie de dulzura que comenzó a frustrar a María Elisa. Plantó pequeños besos en su rostro y en su cuello, pero el ardor de su deseo solo creció.
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Sin Querer
FanfictionSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...