Narrador Externo
Después de la tormentosa tarde en la clínica, el aire se sentía denso, cargado de emociones no resueltas. Roberto condujo en silencio, su mirada fija en la carretera mientras intentaba procesar todo lo que había sucedido. Maria Elisa estaba en el asiento del pasajero, su rostro pálido y sus ojos hinchados por el llanto.
La tensión en el auto era palpable, pero ninguno de los dos encontró las palabras para romper el silencio. Era como si hablarlo en voz alta lo hiciera aún más real, más difícil de soportar.
Cuando llegaron a casa de Cristina, Roberto se inclinó hacia el asiento trasero, llamándola suavemente.
Roberto: Cristina, hemos llegado.
Cristina, que había estado perdida en sus pensamientos, asintió y salió del auto. Antes de cerrar la puerta, se giró para mirar a Maria Elisa.
Cristina: Si necesitas algo, lo que sea, llámame, a la hora que sea. ¿Sí? ¡Te quiero mucho!
Maria Elisa asintió débilmente, sin fuerzas para decir mucho más. Cristina miró a Roberto con una mezcla de agradecimiento y preocupación antes de cerrar la puerta y entrar en su casa.
El viaje hacia el apartamento de Maria Elisa continuó en silencio. Roberto no apartaba la vista del camino, pero de vez en cuando, echaba un vistazo rápido a Maria Elisa, que permanecía sumergida en sus pensamientos.
Al llegar al apartamento, Roberto la ayudó a salir del auto, colocando una mano firme pero suave en su espalda. Ella estaba demasiado agotada para resistirse, y se dejó guiar hacia la entrada.
Roberto: Vamos, necesitas descansar (en voz baja mientras abría la puerta).
Maria Elisa asintió, sintiendo cómo su cuerpo se debilitaba más con cada paso que daba. Al entrar en el apartamento, Roberto la llevó directamente a la habitación. La ayudó a recostarse en la cama, cuidando de colocar las almohadas de manera que estuviera cómoda.
Roberto: Quédate aquí (le susurró, acariciándole suavemente el cabello). Voy a prepararte algo caliente.
Maria Elisa no respondió, simplemente cerró los ojos, dejándose llevar por la calidez de las mantas y la familiaridad de su cama. Sentía que si intentaba hablar, las lágrimas volverían a brotar, y ya no tenía fuerzas para seguir llorando.
Roberto se dirigió a la cocina y comenzó a preparar un té, buscando en los estantes hasta encontrar una mezcla de manzanilla y menta, algo que sabía que podría calmar sus nervios. Mientras el agua hervía, apoyó las manos en la encimera y respiró hondo, intentando controlar sus propias emociones. Todo lo que había sucedido lo tenía al borde del colapso, pero sabía que ahora más que nunca, debía ser fuerte por Maria Elisa.
Cuando el té estuvo listo, lo vertió en una taza y regresó a la habitación. Maria Elisa seguía en la misma posición, con los ojos cerrados, aunque Roberto podía notar que no estaba dormida.
Roberto: Aquí tienes, bebe un poco (dijo suavemente, ayudándola a incorporarse lo suficiente para que pudiera beber)
Ella tomó la taza con manos temblorosas y bebió un sorbo, sintiendo cómo el calor del té se extendía por su cuerpo. No era solo el té, sino también la presencia de Roberto, que la hacía sentir un poco más segura en medio de la tormenta emocional que la envolvía.
Después de unos momentos, Roberto tomó la taza vacía y la dejó a un lado. Luego, sin decir nada, se acostó a su lado en la cama, abrazándola con suavidad. Maria Elisa se acurrucó contra su pecho, dejando escapar un suspiro profundo. Su cuerpo aún temblaba ligeramente por las emociones del día, pero el abrazo de Roberto la ayudaba a calmarse.
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Sin Querer
FanfictionSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...