Capítulo #39: A un paso del abismo

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Narra Samantha

No sabía qué estaba sucediendo, me encontraba en un lugar oscuro, solo escuchaba murmullos, trataba de abrir mis ojos pero me era imposible. Algunas veces sentía como alguien agarraba mi mano y empezaba a cantar, era María Elisa, ella me cantaba "No puedo vivir", la canción que cantó en la novela "Bajo el mismo cielo", y no porque me la estuviese dedicando, sino porque sabía que es mi canción favorita. A veces la escuchaba sollozar y me pedía que abriera los ojos, pero aunque lo intentaba se me hacía imposible, no sabía cuando era de día o de noche, todo para mi era oscuro, en este momento siento la presencia de María Elisa a mi lado, ella está llorando y puedo escucharla.

Maria Elisa: Por favor, Sam... abre los ojos. Sé que no quieres seguir, pero te prometo que todo mejorará y yo estaré a tu lado. Nadie más volverá a lastimarte. No sé qué sucede contigo, no conozco tu pasado, no sé porque ese hombre te hizo tanto daño, pero quiero ayudarte a salir de ahí. ¿Sabes? Ayer publiqué una foto contigo, y le pedí a todos que te enviaran sus buenas vibras para que te recuperes. Tienes a toda la Camargo Family pidiendo por ti. (soltó una risa que transmitía tristeza) Te quiero mucho, Sam.

No logré escuchar más, una luz blanca aparecío y comencé a caminar hacia ella como si esta me llamara, abrí mis ojos sorprendida por quien me esperaba.

Samantha: Ma... ¿mamá?

Comencé a llorar y salí corriendo hacia sus brazos, que estaban abiertos para recibirme.

Samantha: Mamá, te extrañé tanto. (sollocé) ¡Te amo mamita! Quiero quedarme aquí, contigo.

Ella me separó del abrazo.

Madre de Samantha: ¡Hola mi amor! Yo también te amo, mira lo hermosa que estás. (dice mirándome de cabeza a pies) Yo también te extraño, pero debes regresar, debes ser fuerte, estás muy joven y aunque hayas sufrido tanto, las cosas mejorarán, lo prometo. Yo te esperaré acá cuando llegue tu momento, pero este no es el indicado. (dándome un beso en la frente) Te amo, sé fuerte y sigue adelante. Lo estás haciendo muy bien, estoy orgullosa de ti.

Acto seguido su presencia de desvaneció.

Samantha: ¡MAMÁ! (grité mirando a mi alrededor pero todo nuevamente se tornó oscuro, no pude escuchar más, todo se nubló)

Luego de lo que parecían ser horas, ¿o días? No estaba segura de cuánto tiempo había pasado, pero ya no sentía mis párpados tan pesados, abrí los ojos poco a poco, acostumbrándome a la luz, miré a mi alrededor y me encontré a María Elisa acostada en un sofá a mi lado. Una enfermera entró a la habitación, me observó y una sonrisa se reflejó en su rostro.

Enfermera: ¡Hola señorita! ( mirando una carpeta que traía en sus manos)

Samantha: ¡Ho... Ho, Hola! ( logré decir con dificultad)

Miré nuevamente al sofá donde se encontraba María Elisa y observé cómo abrió sus ojos como platos. Se levantó de un salto, como si no pudiera creer lo que veía. Sus ojos brillaban con lágrimas mientras me miraba fijamente, paralizada por el momento.

María Elisa: Sam... (susurró)

Intenté sonreírle, aunque mis labios se sentían torpes y pesados.

Samantha: Hola... (murmuré, mi voz apenas audible, pero suficiente para que ella la escuchara)

María Elisa se llevó una mano a la boca, tratando de contener el llanto que ya no podía evitar. En un segundo, estaba a mi lado, tomando mi mano con tanta fuerza que parecía temer que si me soltaba, me perdería de nuevo.

María Elisa: Pensé... pensé que te había perdido... (su voz quebrada por la emoción)

Las lágrimas caían por sus mejillas, pero esta vez no eran de tristeza; eran de alivio, de esperanza.

Samantha: No me voy a ir, María... (dije con esfuerzo, mi voz aún débil, pero sincera)

Ella soltó una risa entrecortada y me acarició el cabello, como si necesitara asegurarse de que estaba realmente allí.

María Elisa: No sabes cuántas personas están esperando tu recuperación. No solo yo... Todos te estamos esperando, Sam.

Samantha: ¿Todos? (pregunté extrañada)

Maria Elisa: Sí, tu amiga Erika, yo... y toda la Camargo Family. Estaba tan desesperada que recurrí a ellos para que me ayudaran a pedir por ti.

Samantha: ¡Vaya! Gracias, Maria... pero no se si logre recuperarme, estoy tan cansada de esta vida y ya no me quedan fuerzas para seguir.

Maria Elisa: (acariciando mi mejilla) No digas eso, mi niña. Eres más fuerte de lo que crees, y si alguna vez dudas, estaré aquí para recordártelo.

Sus palabras resonaron en mí de una manera que no esperaba. Recordé a mi madre, su presencia aún vibraba en algún rincón de mi ser, y de alguna forma, sentí que tenía razón. No era mi momento. Había algo más que debía hacer, una vida que aún me esperaba, con dolor, sí, pero también con amor, con personas que realmente me importaban.

Samantha: No es fácil... (confesé, las lágrimas comenzando a brotar) No solo me duele el cuerpo, también el alma.

María Elisa: Lo sé. Y no te prometo que será fácil. Pero no tienes que hacerlo sola, ¿entiendes? Yo estaré aquí, contigo. Y si caes, te levantaré, una y otra vez; las veces que sean necesarias.

Por primera vez en mucho tiempo, sentí algo distinto. Una pequeña chispa de esperanza. No estaba sola. Nunca lo había estado.

Samantha: Gracias... (dije suavemente, cerrando los ojos, permitiéndome sentir el calor de su mano aferrada a la mía)

Ella no respondió, solo me abrazó con cuidado, como si no quisiera hacerme daño. Y en ese silencio, sentí que todo estaba bien, al menos por ese instante.

La oscuridad aún estaba allí, pero no me asustaba como antes. Había encontrado un faro, alguien que no me dejaría caer sin luchar. Y eso, por primera vez en mucho tiempo, era suficiente para seguir adelante.

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Nota de la autora: 

Pensaba desaparecer a Samantha pero hice una promesa, así que no puedo matar a nadie más... por ahora! 😂

No olviden votar y dejar su comentario!! Gracias por leerme!!

Xoxo, D


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