Capítulo #5 - Terminamos

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Narra María Elisa

Después de esa sesión de pasión, tuvimos que alistarnos nuevamente para poder llegar a la cena con la familia de Robi.

Como todo un caballero, me abrió la puerta para subir a su auto y luego la cerró mientras me guiñaba un ojo. Durante el camino escuchamos música y cantamos la mayoría de las canciones a todo pulmón mientras yo grababa con mi celular y subía historias a Instagram. Mis mejores momentos los pasaba junto a él. A veces parecíamos más amigos que novios.

Cuando llegamos, saludamos a todos y nos fuimos a la terraza para disfrutar de la cena. Mientras comíamos, hablábamos de cosas cotidianas y nunca faltaba la típica pregunta de la madre de Roberto:

Pilar: ¿Cuándo me darán nietos?

Roberto: (con una media sonrisa) Pronto mami, pronto.

Le lancé una mirada asesina. ¿Cómo se atrevía a responderle eso? Desde que iniciamos nuestra relación, dejamos muy en claro que no íbamos a casarnos y mucho menos tendríamos hijos.

Pilar: María Elisa, no esperes mucho porque ya no son tan jóvenes.

Roberto: (intentó bromear) Gracias por lo que me toca.

Pensé que ahí terminaría el tema, pero para mi desgracia, Braulio, el padre de Roberto continuó. Roberto notó en mi rostro el disgusto e intentó cambiar el tema, pero al parecer para ellos era demasiado importante que su hijo mayor les diera su primer nieto.

Braulio: No quiero morir sin conocer a mi primer nieto.

Roberto: No seas exagerado papá.

Marilyn, la hermana de Roberto, no se quedó atrás.

Marilyn: Aww sí, me encantaría tener un sobrino.

María Elisa: (con seriedad) ¿Por qué no se lo das tú?

Marilyn: ¿Qué?

María Elisa: Tus padres quieren un nieto, podrías dárselo tú. (respondí con seriedad mientras daba un sorbo a mi copa)

Marilyn: (rió como si acabara de hacerle un chiste) Porque no tengo pareja, y además, ustedes llevan mucho tiempo juntos. No sé qué rayos esperan.

María Elisa: ¡SUFICIENTE! (dije con enojo) Permiso.

Coloqué mi servilleta sobre la mesa, me levanté y salí casi corriendo al baño. La familia de Roberto se había convertido también en mi familia, pero cada vez que tocaban el tema de los hijos era como si encendieran el botón de furia en mí. Tenía tanto coraje, que las lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas y el pecho comenzaba a dolerme. Estaba conteniendo los deseos de estallar. En ese momento alguien abrió la puerta y me abrazó sin preguntar nada. Era él, mi Roberto. Me sentía tan vulnerable que no pude seguir aguantando y estallé, comencé a llorar de forma desesperada.

Roberto: Lo siento mucho cariño.

María Elisa: (entre sollozos) ¿Cuándo vas a decirles la verdad? Ya no aguanto sus preguntas.

Roberto: (respiró profundo) Lo haré, te prometo que lo haré. Esto no volverá a pasar.

Estaba llorando, pero no precisamente por lo que acababa de pasar. Lloraba por lo que estaba punto de hacer. Me despegué un poco de él y lo miré a los ojos, él secó mis lágrimas con sus pulgares para luego besar mi frente.

María Elisa: Esto no es justo para ti.

Roberto: María Elisa, ya habíamos hablado sobre esto.

María Elisa: (acaricié su rostro) Tu mereces a una mujer que pueda darte los hijos que tanto deseas.

Comencé a llorar nuevamente. Roberto siempre deseó formar una familia y cuando me conoció, le dejé claro que conmigo no iba a tenerla. Pensé que sería nuestro fin, pero él lo aceptó y decidió quedarse. Creí que podíamos ser felices sin hijos, pero cada vez que su familia menciona el tema, me recuerdan que le estoy arrebatando la posibilidad de ser padre.

Roberto: Mi amor, no vuelvas a decir eso. Yo te amo a ti y quiero estar contigo. Soy feliz contigo. No necesitamos un hijo para que nuestra relación funcione.

María Elisa: (con voz ronca) Es que...

Roberto: Es que nada.

Bajé la mirada, respiré profundo y antes de arrepentirme de lo que estaba a punto de decir, lo miré a los ojos y lo solté: "Quiero terminar". Él me miró algo confundido, guardó silencio por unos segundos, supongo que trataba de procesar la noticia y cuando supo que estaba hablando en serio, vi cómo sus ojos se cristalizaron.

Roberto: No puedes estar hablando en serio.

María Elisa: Lo siento Robi, no puedo atarte a mí. No podemos seguir engañándonos. Sé lo mucho que deseas tener un hijo, y estás renunciando a eso solo por mí, y no es justo. Te dejo libre... (sentí un nudo en la garganta que me impedía seguir hablando)

Roberto: (me agarró las manos mientras las lágrimas comenzaban salir de sus ojos) Por favor María Elisa, no me hagas esto, no podemos tirar 3 años a la basura, yo te amo.

María Elisa: (entre sollozos) Yo también te amo, y porque te amo es que estoy dejándote libre.

1Me abrazó, lo hizo con tanta fuerza como si no quisiera dejarme ir. Respondí al abrazo y lloramos juntos por varios minutos. Me separé un poco, besé sus labios y me suplicó que no me fuera, pero la decisión estaba tomada, no había vuelta atrás.

Roberto: (con la voz quebrada) ¿Te volveré a ver?

María Elisa: (asentí) Claro. (intenté sonreír mientras le acariciaba el rostro)

Roberto: No me alejes por completo, déjame al menos ser tu amigo. Quiero estar ahí para cuando me necesites.

María Elisa: Seguiremos siendo amigos, lo prometo.

Besé sus labios por última vez y salí de allí antes de que mi corazón se arrepintiera y volviera a sus brazos para decirle que no hablaba en serio. Me había dado las llaves de su auto para que me fuera en él, pero sin que se diera cuenta, las dejé sobre el mueble y seguí caminando sin rumbo.

No tenía idea de cuánto llevaba caminando, los pies ya comenzaban a dolerme y el sudor en mi frente indicaban cansancio y agotamiento. Mientras caminaba no dejaba de llorar y preguntarme si había tomado la decisión correcta. Realmente quería a Roberto, pero no puedo negar que cuando salí de esa casa, sentí como si me hubiese quitado un gran peso de encima.

No quería caminar más, necesitaba que alguien viniera por mí, así que saqué mi celular para llamar a alguien, miré la pantalla y grité frustrada: "MIERDA". Me había quedado sin batería. 

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Este es el último que subo por hoy!! Gracias por leerme! Nos vemos en el próximo capítulo!!!

Xoxo, D

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