Narra Samantha
El primer rayo de sol se filtró suavemente por las cortinas, despertándome con una calidez que hacía tiempo no sentía. Abrí los ojos lentamente, tomando conciencia del lugar en el que estaba: la habitación de invitados en el apartamento de María Elisa. Me quedé un momento en la cama, dejando que la tranquilidad del amanecer llenara cada rincón de mi mente. Me sentía diferente, casi ligera, como si el día anterior hubiera comenzado a desmoronar el muro que me mantenía atrapada en mi dolor.
Decidí que quería hacer algo especial por María Elisa, algo que pudiera mostrarle cuánto apreciaba todo lo que había hecho por mí. Con una idea clara en mente, me levanté con cuidado para no hacer ruido y salí de la habitación.
La cocina de María Elisa era acogedora y parecía que no se le daba mucho uso. Mientras revisaba lo que había en la nevera y la despensa, me di cuenta de lo importante que era para mí este pequeño gesto. Quería agradecerle a María Elisa de una manera diferente, algo más allá de las palabras.
Preparar el desayuno me trajo calma. Mientras batía los huevos y sumergía el pan en la mezcla para las tostadas francesas, no pude evitar sonreír. El sonido del café burbujeando y el olor dulce de las tostadas cocinándose eran reconfortantes, casi terapéuticos. Parecía como si cada pequeña acción me acercara un poco más a ella, a esa conexión que había comenzado a florecer entre nosotras.
Cuando todo estuvo listo, coloqué con cuidado las tostadas en un plato, adornándolas con un poco de miel y fresas frescas. Serví el café en dos tazas y añadí un vaso de jugo de naranja. Miré la bandeja por un momento, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción antes de tomarla y dirigirme a la habitación de María Elisa.
Toqué la puerta suavemente antes de entrar. Al verla dormida, con su cabello desordenado sobre la almohada y una expresión tan tranquila, sentí una oleada de ternura. Me acerqué despacio, intentando no despertarla de golpe.
Samantha: ¡Buenos días! (susurré suavemente, esperando que mi voz no la sobresaltara)
Ella abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz matutina que comenzaba a llenar la habitación. Cuando me vio de pie junto a la cama, con la bandeja en las manos, una sonrisa soñolienta se extendió por su rostro.
Maria Elisa: ¡Hey, buenos días! (con su voz ronca por el sueño) ¿Qué es todo esto?
Samantha: Quería darte una sorpresa (dije, colocando la bandeja sobre sus piernas con cuidado). Es lo menos que puedo hacer después de lo linda que fuiste conmigo ayer.
Mientras se incorporaba y miraba el desayuno, noté la sorpresa en sus ojos, seguida de una expresión de gratitud que hizo que mi corazón diera un pequeño salto.
Maria Elisa: Esto es increíble, Sam. No tenías que hacerlo, pero... gracias. (su sonrisa era cálida y sincera)
Samantha: ¡Quería hacerlo! (sentándome en el borde de la cama con mi propia taza de café) Ayer fue un día especial para mí, y quería que esta mañana también lo fuera para ti.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando del desayuno y de la paz que compartíamos. Cuando tomó un bocado de las tostadas francesas, vi cómo cerraba los ojos, saboreando el momento.
Maria Elisa: Dios mío... esto está delicioso, Sam. Realmente te has esmerado (dijo con una sonrisa que me hizo sentir orgullosa)
Samantha: Me alegra que te guste
María Elisa me miró con una mezcla de afecto y algo más, algo que me hizo sentir una conexión más profunda con ella.
Maria Elisa: (agarrando mi mano) Tienes un corazón tan generoso. No deberías cargar con todo tú sola. Deberías dejar que otros te cuiden también (dijo suavemente)
ESTÁS LEYENDO
Sin Querer
FanfictionSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...