Capítulo #77: Eres perfecta para mí

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María Elisa se había quedado dormida, pero cuando abrió los ojos, el mundo se volvió un lugar aterrador. Ahí, parado junto a su cama, estaba Patrick. Sus ojos, oscuros y llenos de odio, la observaban con una intensidad que le heló la sangre. En su rostro, una expresión retorcida de malas intenciones hacía que el corazón de María Elisa latiera descontroladamente.

Ella intentó gritar, pero él le tapó la boca con un pañuelo, sofocando su voz y dejando que el miedo la invadiera como un frío penetrante.

Patrick: Ese bebé nunca va a nacer.

Con un gesto brutal, sacó un enorme cuchillo, y María Elisa sintió que la realidad se desvanecía a su alrededor. El cuchillo se hundía en su vientre una y otra vez, y el dolor era una ola imparable que la retorcía en un sufrimiento inimaginable. Cuando él le quitó el pañuelo, sus ojos se encontraron. Ella suplicó, su voz era un eco de desesperación.

María Elisa: (con un hilo de voz) ¡MI BEBÉ! (gritando más fuerte) ¡MI BEBÉ!

A lo lejos, una voz la llamaba, una luz en la oscuridad que apenas lograba penetrar su terror.

*** : María... hey, María Elisa.

María Elisa: (entre sollozos) ¡NOOO!

Roberto: María, despierta, mi amor. Estás teniendo una pesadilla.

Con un sobresalto, ella abrió los ojos. Todo había sido un sueño, un terrorífico sueño. Se aferró al pecho de Roberto, el alivio y la tristeza fluyeron en un torrente de lágrimas.

Roberto: (acariciando su espalda) Tranquila, mi amor. Aquí estoy, todo está bien.

María Elisa: (entre sollozos) Fue tan real, Patrick me estaba apuñalando el vientre y yo... (llorando más fuerte, como si el dolor aún estuviera presente).

Roberto: Shhh, ese infeliz no volverá a hacerte daño, lo prometo.

María Elisa: Tengo mucho miedo.

Roberto: No tengas miedo, confía en mí. Primero me hago matar antes de que les pase algo a ustedes dos.

Se mantuvieron abrazados, el calor de su cuerpo era una barrera contra el terror. Poco a poco, María Elisa comenzó a calmarse, y su respiración se hizo más regular. Se quedó dormida entre los brazos de Roberto, que la acomodó en la cama y volvió a abrazarla, dejándose llevar por el cansancio y el amor que sentía por ella.

Al día siguiente, María Elisa despertó con el sol colándose por la ventana. Decidió revisar su Twitter, movida por la curiosidad que la carcomía. Quería saber qué nombre había elegido su Camargo Family para la bebé. Una sonrisa iluminó su rostro al ver que el nombre ganador era, increíblemente, su favorito.

Roberto: (saliendo del baño) ¿Qué haces?

María Elisa: (sonriendo) Ya tenemos nombre para nuestra hija.

Roberto: (sentándose en la cama) ¿Ah, sí? ¿Cuál es?

María Elisa: Isabella

Roberto: (sonriendo) Isa

María Elisa: (con una risa suave) Podemos decirle Isa de cariño.

Roberto acarició su vientre con ternura, bajó su cabeza y depositó pequeños besos en él, sintiendo la conexión única entre ellos.

Roberto: Mi pequeña Isa, serás la princesa de papá y mamá.

Luego, subió su cabeza y besó los labios de la madre de su hija. Ella, a su vez, le acarició el rostro, una expresión de amor y gratitud.

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