Narrador Externo
Roberto se despertó temprano, antes de que el sol estuviera completamente arriba, y durante unos minutos permaneció quieto, observando a Maria Elisa dormir. Su rostro, aunque marcado por la fatiga y las emociones intensas del día anterior, parecía en paz.
Sin querer interrumpir su descanso, Roberto se deslizó con cuidado fuera de la cama, procurando no hacer ruido. Se vistió rápidamente y salió del apartamento, dirigiéndose a la farmacia más cercana. Necesitaba un momento para sí mismo, para ordenar sus pensamientos y procesar todo lo que estaba sucediendo.
Al entrar en la farmacia, Roberto se dirigió directamente a la sección de medicamentos, donde compró algunas vitaminas y medicinas que podrían ayudar a Maria Elisa con las náuseas y los mareos. Mientras caminaba hacia la caja para pagar, algo en uno de los estantes capturó su atención. Un pequeño par de calcetines de bebé, de un color neutro, delicados y suaves, colgaba entre otros artículos infantiles. Sin pensarlo dos veces, Roberto los tomó y los añadió a sus compras. Algo en esos diminutos calcetines lo conmovió profundamente.
De regreso al apartamento, Roberto entró en la cocina y preparó un sencillo desayuno para Maria Elisa. Cortó algunas frutas frescas y las mezcló con yogurt y granola, añadiendo un toque de miel. También preparó una taza de café, sabiendo que a Maria Elisa le gustaba tomarlo por la mañana. Colocó todo en una bandeja y la dejó en la mesa junto a la cama, antes de acercarse a ella con cuidado.
Al entrar en la habitación, notó que Maria Elisa seguía dormida, su respiración suave y rítmica. Roberto no quería despertarla, pero sentía que necesitaba compartir con ella lo que había comprado. Se acercó a la cama con cautela y, con una sonrisa suave, se inclinó sobre ella, comenzando a plantar pequeños besos en su frente, mejillas y finalmente en sus labios.
Roberto: ¡Buenos días, dormilona! (susurró, mientras continuaba besándola suavemente).
Maria Elisa soltó un suave suspiro y abrió los ojos lentamente, encontrándose con la mirada cálida de Roberto.
Maria Elisa: (sonriendo) ¡Buenos días! (con voz adormilada).
Roberto se sentó en el borde de la cama, acariciando su rostro con ternura.
Roberto: Te preparé algo de desayuno (señalando la bandeja con el yogurt, las frutas y el café).
Maria Elisa sonrió agradecida, pero antes de que pudiera reaccionar, Roberto continuó.
Roberto: También te traje vitaminas y algo más...
Maria Elisa lo miró con curiosidad mientras él sacaba de su bolsillo los diminutos calcetines de bebé. Al verlos, su expresión cambió de inmediato. Los tomó entre sus manos, sintiendo la suave textura del algodón. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y un nudo se formó en su garganta.
Maria Elisa: ¿Son...? (comenzó a preguntar, pero su voz se quebró)
Roberto asintió antes de que pudiera terminar la frase.
Roberto: Sí, son de bebé. No pude resistirme cuando los vi. Pero... no quiero que esto te presione.
Maria Elisa sostuvo los calcetines como si fueran el objeto más precioso del mundo. Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas mientras los miraba, incapaz de contener la oleada de emociones que la invadió. Eran tan pequeños, tan inocentes, y en ese instante, la realidad de su situación la golpeó con toda su fuerza.
Maria Elisa: Roberto... (susurró, levantando la vista hacia él). ¿Te hace ilusión este bebé?
Roberto respiró hondo antes de responder. Sabía que su respuesta era crucial.
Roberto: La verdad... sí (admitió con sinceridad). Me hace mucha ilusión. Pero eso no significa que debas sentirte obligada a nada.
Maria Elisa: Es que... (empezó a decir, buscando las palabras). No puedo evitar pensar en todo lo que cambiaría. Mi carrera, la tuya, nuestra vida... todo. Pero, al mismo tiempo, la idea de este bebé... de nosotros siendo padres... (soltó un suspiro)
Roberto asintió, entendiendo perfectamente sus temores.
Roberto: Lo sé. Es una gran decisión. No tienes que decir nada ahora. Solo quiero que sepas que estaré contigo, sin importar lo que decidas.
Maria Elisa se quedó en silencio por un momento, procesando todo. Luego, su mirada se suavizó y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
Maria Elisa: ¿De verdad crees que podríamos hacerlo? (preguntó con voz temblorosa). ¿Podríamos ser buenos padres?
Roberto le devolvió la sonrisa, acariciando su mejilla con ternura.
Roberto: Sí, lo creo. Y no solo buenos padres. Creo que podemos ser una gran familia, si eso es lo que realmente queremos.
Maria Elisa: Entonces... (respiró profundo). Vamos a tener este bebé.
Los ojos de Roberto se iluminaron y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.
Roberto: ¿Estás hablando en serio?
Maria Elisa: Sí, vamos a ser padres.
Roberto se emocionó tanto que la sacó de la cama, la cargó en brazos y dio varias vueltas girando sobre sus pies sin soltarla.
Maria Elisa: (riendo) ¡Yaaa bájame! Me vas a dejar caer.
Roberto se detuvo, la puso en el suelo y la aguantó de la cintura para que no se cayera, ya que la había dejado muy mareada.
Roberto: No sabes lo feliz que me haces. (posando un pequeño beso sobre sus labios)
Maria Elisa: (rodeando su cuello con los brazos) No voy a negar que estoy cagada del miedo, pero contigo todo se hace más sencillo. ¡Te amo!
Roberto: ¡Te amo! (dándole un beso en los labios)
Roberto la abrazó con fuerza. Maria Elisa se acurrucó contra él, sintiendo cómo una gran carga se aliviaba de su pecho. Juntos, habían tomado una decisión, y aunque el futuro seguía siendo incierto, unidos podían superar cualquier obstáculo.
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Nota de la autora:
Ay qué bonito es el amor!!! Este capítulo va dedicado a la intensa de mi amiguis, que ama a Maria y a Roberto juntos. (yo también) 😂😂
No olviden votar y dejar su comentario!! Gracias por leerme!!
Xoxo, D
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Sin Querer
FanfictionSamantha es una joven universitaria que sueña con ser actriz. Es fiel admiradora de la actriz ecuatoriana María Elisa Camargo. María Elisa está profundamente enamorada de su novio Roberto, a quien conoció en una de las producciones que trabajó. Amb...