Capítulo #2 - ¿Está viva?

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Narra María Elisa

Luego de un largo día de grabación, me dirigía hacia mi apartamento temporero. Cuando me preguntan que en dónde vivo, no se qué responder, pues soy de todas partes y a la vez de ninguna. Tengo un apartamento propio en Los Ángeles, California, pero he tenido que moverme de país cada vez que me sale un nuevo proyecto. En estos momentos me encuentro en Colombia y aquí viviré por los próximos meses hasta que terminen las grabaciones.

Mi novio, Roberto, venía manejando mientras yo iba de pasajera tratando de prestarle atención a lo que me estaba diciendo.

Roberto: Mañana tendrás un día muy agitado, amor.

María Elisa: (rodé los ojos) ¡Qué raro! (dije sarcásticamente), ¿será que tengo un día de esta semana para descansar?

Roberto, más que mi novio, se ha convertido en mi mejor amigo y hasta mi asistente personal, es muy organizado con sus cosas, por eso es el encargado de llevar mi agenda para que yo no me estrese tanto. A él lo conocí en una de las producciones que trabajé, era mi co-protagonista y compartimos tanto tiempo juntos, que terminamos enamorados.

Desde que terminó su último proyecto, hace dos meses, se ha dedicado exclusivamente a acompañarme y es que sino lo hace así, tendríamos una relación a distancia y eso no va conmigo.

Roberto: Pasado mañana no tienes llamado, pero sí tienes la cita que me pediste que sacara para la depilación láser.

María Elisa: Cancélala, por favor.

Roberto: ¿Segura?

María Elisa: Sí, necesito un día para dormir.

Roberto: (soltó un suspiro) Bien, como quieras, pero luego no me andes reclamando que necesitas depilarte con sentido de urgencia, porque sabes que las citas no las dan tan rápido.

María Elisa: Ajá (murmuré con fastidio mientras miraba mi celular)

Me entretuve mirando mi celular, leyendo los comentarios de mis redes sociales y mirando las fotos en las que me etiquetaron, cuando de repente sentí cómo mi cuerpo rebotaba en el asiento. Si no hubiese traído el cinturón de seguridad, probablemente hubiese salido expulsada del carro.

María Elisa: ¿Qué carajos pasó? ¿Por qué frenaste de golpe? (le pregunté con seriedad)

Roberto: Creo que atropellé a alguien.

María Elisa: ¿QUÉ? (grité preocupada)

Roberto acababa de atropellar a una persona y lo decía con tanta tranquilidad que llegué a pensar que era una broma. Pero cuando se bajó, lo miré por el cristal delantero y vi cómo su semblante cambió por completo, en ese momento supe que estábamos en problemas. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Me quité el cinturón y cuando abrí la puerta para bajarme, los gritos de Roberto me detuvieron por un momento.

Roberto: NI SE TE OCURRA BAJARTE (gritó con seriedad)

María Elisa: Pero...

Hice caso omiso a sus palabras y me bajé para ver lo que estaba pasando. Roberto se arrodilló en el suelo para tomarle el pulso a la chica que parecía estar inconsciente.

María Elisa: (me llevé las manos a la cabeza) Dios mío, ¿está viva?

Roberto: Sí... María Elisa, por favor, vuelve al carro. Yo me encargaré de esto.

María Elisa: Pero no reacciona.

Roberto: Quédate tranquila, el carro ni siquiera la tocó, seguramente se desmayó por el susto.

María Elisa: Tenemos que llamar a una ambulancia. (dije con la voz temblorosa mientras intentaba marcar el número de emergencias)

Respiré profundo, mis manos no dejaban de temblar y mis ojos estaban a punto de dejar caer una lágrima. Antes de llamar, volví a mirar a la chica y estaba comenzando a reaccionar, al parecer Roberto tenía razón, solo se había desmayado por el susto. Me arrodillé a su lado y coloqué mi mano en su mejilla.

María Elisa: ¿Estás bien?

Samantha: eh... creo que sí

Roberto: Hay que llevarte a un hospital.

Samantha: No, no es necesario (intentando ponerse de pie)

María Elisa: Con cuidado (la sostuve para que no se cayera pues se tambaleó al ponerse de pie)

La chica parecía aturdida, me preocupaba que se hubiese dado un golpe fuerte en la cabeza. Y mi preocupación aumentó cuando volvió a desmayarse en mis brazos. Roberto la cargó, la subimos al carro y la llevamos al hospital más cercano. Ahora que lo pienso, fue muy irresponsable de mi parte no haber llamado a una ambulancia y llevarla por mi propia cuenta. Al llegar a la sala de emergencias, contamos lo sucedido y la atendieron de inmediato, mientras Roberto y yo esperábamos afuera.

Maria Elisa: (caminando de lado a lado) Espero que esté bien.

Roberto me agarró del brazo con suavidad para detenerme y halarme hacia él. Me tomó del rostro y posó un dulce y tierno beso en mis labios, para luego susurrarme: "todo va a estar bien, flaca". Le regalé una sonrisa, y recosté mi cabeza sobre su pecho mientras me abrazaba con fuerza. Él me conocía mejor que nadie y sabía exactamente lo que tenía que hacer para calmarme. 

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Nota de la autora:

Segundo y último capítulo que subo por HOY! Déjenme saber en los comentarios si les va gustando! Gracias por leerme!! Nos vemos en el próximo capítulo!

XoXo, D

Sin QuererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora