XXXV

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Mientras estábamos en el bar, Mar se acercó a mí con una sonrisa que intentaba ocultar algo. Me contó que había venido andando, lo cual me sorprendió un poco. Aunque vivía relativamente cerca, el trayecto no era exactamente corto, y el día estaba bastante caluroso.

—¿Has venido andando desde tu casa? —le pregunté, con un tono de preocupación en mi voz.

—Sí, así es —respondió Mar con una ligera risa. —No era tan largo y necesitaba algo de aire.

Sin pensarlo demasiado, le ofrecí mi ayuda:

—Te llevo a casa, entonces. No es problema-Dijo con una sonrisa.

Mar aceptó con una sonrisa agradecida, y nos dirigimos a mi coche. Durante el trayecto, intenté mantener la conversación ligera, pero no pude evitar que mi mente se dirigiera hacia Mía y su complicada situación con Pablo. Sabía que había habido tensiones entre ellos, y no me parecía que la situación estuviera completamente resuelta.

Cuando llegamos a su casa y nos estacionamos frente a su puerta, me volví hacia Mar con una expresión preocupada.

—Mar, ¿todo está bien con Mía? —le pregunté, intentando sonar casual pero con una evidente preocupación en mi voz.

Mar me miró un momento, claramente pensativa. Su sonrisa se desvaneció un poco, y pude ver que estaba luchando por encontrar las palabras adecuadas.

—Bueno... —empezó, mientras jugaba nerviosamente con las llaves en su mano—. La verdad es que la tensión con Pablo sigue ahí. No ha desaparecido del todo.

Me sentí un nudo en el estómago al escuchar eso. Había visto a Mía cambiar, alejarse, y había temido que la situación con Pablo pudiera estar afectándola más de lo que ella dejaba ver.

—¿Pero crees que él podría hacerle algo a Mía? —pregunté, sin querer sonar demasiado alarmista, pero con la inquietud palpable en mi tono.

Mar pareció pensativa, su expresión mostraba una mezcla de duda y determinación. Finalmente, sacudió la cabeza y dijo:

—No lo sé, Alexia. No creo que Pablo quiera hacerle daño a Mía. Pero la situación entre ellos es complicada. Solo espero que las cosas se resuelvan pronto.

Me sentí aliviada, aunque no completamente tranquila. Sabía que la situación no era fácil para ninguno de ellos, y que el simple hecho de que Mar estuviera tan preocupada lo decía todo. Le di una palmadita en el hombro, intentando ofrecerle algo de consuelo y apoyo.

Mientras estábamos sentadas en el sofá, el ambiente era acogedor y relajado. La conversación se había desvanecido en un silencio cómodo, y me encontré acariciando el cabello de Mar. Era un gesto simple, pero uno que reflejaba la conexión y el cariño que compartíamos. Mar se inclinó hacia mí, disfrutando de las caricias, y pude ver cómo sus músculos se relajaban con cada movimiento de mi mano.

De repente, Mar comenzó a dejar suaves besos en mi cuello. Al principio, eran ligeros y casi imperceptibles, como si estuviera explorando la reacción que podría provocar. Pero pronto, esos besos se volvieron más frecuentes y llenos de una calidez que me hizo sentir una mezcla de sorpresa y deleite. Cada toque de sus labios era una caricia que parecía despertar cada rincón de mi piel.

—Mar, ¿qué estás haciendo? —pregunté, mi voz llena de una mezcla de curiosidad y diversión, aunque no podía evitar sonreír al sentir su ternura.

Mar se apartó un poco, levantando la cabeza para mirarme con una expresión de sincera vulnerabilidad. Sus ojos reflejaban una mezcla de deseo y ansiedad, como si estuviera buscando una señal en mi rostro para saber cómo debía proceder.

—Solo quería mostrarte cuánto aprecio tu apoyo —dijo, su voz suave y cargada de emoción. —A veces, las palabras no son suficientes.

Antes de que pudiera decir más, sus labios volvieron a mi cuello, pero esta vez con una intensidad renovada. Sus besos eran ahora más profundos, más cargados de una emoción palpable. Sentí cómo la calidez de su boca se extendía por mi piel, provocando un cosquilleo que recorría mi cuerpo. Cada beso parecía intensificarse, cada toque de sus labios era un recordatorio de la cercanía y la intimidad que compartíamos.

Al sentir el aumento en la intensidad, me di cuenta de que no solo estaba disfrutando, sino que estaba completamente cautivada por el momento. En lugar de sentirme incómoda o abrumada, estaba envuelta en una ola de placer y satisfacción. La forma en que sus labios se movían sobre mi cuello y el calor que transmitían me hacía sentir una conexión que nunca había experimentado antes.

-Si te molesta paro-Murmuró dejando de repartir esos besos.

—Mar... —murmuré, con un tono que oscilaba entre el asombro y la diversión—. Esto... no solo no me molesta, sino que me gusta. Me gusta mucho.

Mar levantó la cabeza, su expresión una mezcla de alivio y emoción. La sorpresa en sus ojos se mezclaba con una chispa de esperanza. La tensión que había en el aire se transformó en una energía palpable, una que nos envolvía y nos hacía sentir más conectadas que nunca.

—¿En serio? —preguntó, su voz temblando ligeramente mientras buscaba mi confirmación.

—Sí, en serio —respondí, mi sonrisa amplia y sincera.

Mar pareció aliviada y, al mismo tiempo, emocionada. La atmósfera entre nosotras había cambiado, cargada de una energía que no podíamos ignorar. La calidez de sus besos y la forma en que se acercaba a mí creaban una intimidad que me hacía sentir más cercana a ella que nunca. La conexión emocional y física entre nosotras era tan fuerte que parecía que el tiempo se había detenido a nuestro alrededor.

Nos quedamos allí, envueltas en un momento de profunda intimidad. Cada beso de Mar, cada caricia de su piel contra la mía, me hacía sentir una mezcla de excitación y ternura. El sofá, que antes era solo un lugar para relajarse, se había convertido en el escenario de una conexión emocional que nos envolvía a ambas.

Mientras el calor de sus labios se disipaba en mi cuello, la sensación de cercanía se mantenía. Cada susurro, cada toque, parecía decirnos que este momento era solo el comienzo de algo más profundo. La forma en que Mar me miraba y el deseo palpable en sus ojos indicaban que ambas sentíamos algo que no podíamos ignorar.

La experiencia estaba cambiando nuestra relación, llevándola a un nivel que nunca habíamos explorado antes. La intimidad que compartíamos en ese instante era algo que deseaba abrazar y entender. Mientras nos mirábamos, el silencio que nos rodeaba estaba cargado de una promesa silenciosa, una promesa de explorar juntos lo que este nuevo aspecto de nuestra conexión significaba.

En ese rincón del sofá, rodeadas por una atmósfera de ternura y deseo, supe que este momento había marcado un punto de inflexión en nuestra relación. La complicidad y el entendimiento mutuo que compartíamos eran ahora más profundos, y la expectativa de lo que vendría después llenaba el aire con una sensación de emoción y anticipación.

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Se acerca el drama😁

𝐔𝐍𝐓𝐈𝐋 𝐈 𝐅𝐎𝐔𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora