Alexia
Tenía planeado hacer algo especial con Mar y Mía esa tarde. Habíamos hablado durante el desayuno sobre ir al parque, quizá tomar un helado y simplemente disfrutar del día juntas. Era una de esas pocas ocasiones en las que todas coincidíamos sin compromisos ni partidos. Mía estaba emocionada, se lo notaba en la forma en que no paraba de hablar sobre el parque y cómo quería subirse a todos los columpios. Yo, por mi parte, no podía esperar a pasar una tarde tranquila con ellas. Pero claro, las cosas no siempre salen como uno las planea.
Estábamos en el salón, Mía en su energía habitual corriendo de un lado a otro, mientras Mar y yo terminábamos de ultimar detalles sobre qué hacer primero cuando el teléfono de Mar sonó. Al principio no le dimos importancia, pero al ver su expresión al leer el mensaje, supe que algo se había complicado.
—¿Qué pasa? —le pregunté mientras me acercaba, aunque ya intuía que no serían buenas noticias.
Mar suspiró, bajando un poco la mirada. No era frecuente que algo la estresara, pero sabía que cuando el trabajo la llamaba, se lo tomaba en serio.
—Es del trabajo. Uno de los chicos se ha lesionado de último minuto, y necesitan que vaya-Dijo sin ganas.
Pude ver la frustración en sus ojos. No era fácil tener que abandonar nuestros planes, sobre todo cuando llevábamos días buscando un hueco para estar las tres juntas. Además, sabía lo mucho que Mar disfrutaba de estas pequeñas escapadas familiares. Pero no podía culparla, así es su trabajo, y lo que más la define es su responsabilidad con los demás.
—Tranquila, no te preocupes. —Le sonreí, queriendo que se relajara un poco—. Mía y yo podemos ir al parque otro día, no pasa nada.
Mar me miró con esa mezcla de gratitud y disculpa que siempre tiene cuando las cosas se tuercen. Se acercó para darme un beso rápido antes de volverse hacia Mía, que estaba absorta jugando con Prince.
—Cariño, tengo que irme a trabajar —le dijo con suavidad—, pero Alexia se va a quedar contigo. ¿Está bien?
Mía paró de jugar un momento, miró a su madre con esa pequeña mueca de decepción, pero luego, al mirarme, sonrió.
—¡Vale! —respondió con entusiasmo.
Mar rió suavemente antes de darle un beso en la frente.
—Me encantaría quedarme, pero prometo que no tardaré mucho —me dijo mientras se ponía su abrigo, aún con esa ligera frustración en sus ojos.
—Lo entiendo —le contesté, devolviéndole la sonrisa para que no se sintiera culpable. La abracé por detrás mientras ajustaba su bolso—. Nos vemos luego. Mía y yo estaremos bien.
—Lo sé —susurró, y con un último beso en los labios, salió por la puerta.
Así que ahí estábamos. Mía, Prince y yo, listos para una tarde improvisada. Aunque el plan del parque había quedado descartado, no quería que Mía se sintiera decepcionada. Me senté en el sofá mientras ella seguía correteando por la casa con Prince detrás, y la llamé.
—Oye, peque, ¿qué te parece si hacemos una tarde de cine y palomitas?-Sus ojos se iluminaron al instante, como siempre que le mencionaba las palabras "cine" y "palomitas" juntas. Sabía que lo disfrutaría tanto como cualquier tarde en el parque.
—¡Sí, sí, sí! —gritó emocionada, corriendo a toda velocidad hacia el sofá para sentarse a mi lado—. ¿Podemos ver la de los perritos?
No pude evitar reír. Por supuesto, siempre quería ver la misma película de perritos que habíamos visto al menos cinco veces en el último mes.
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𝐔𝐍𝐓𝐈𝐋 𝐈 𝐅𝐎𝐔𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬
RandomAlexia y Mar se conocen de una manera repentina, una máquina expendedora estropeada hace que ambas se conozcan, las vidas de ambas aunque puedan parecer similares al estar en el ámbito futbolístico son completamente diferentes.