LXXVIII

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Meses después

Habían pasado muchos meses desde que Mar y yo comenzamos a construir nuestra vida juntas, y aunque los días pasaban rápido entre nuestras rutinas diarias, cada momento se sentía único. Ya llevábamos más de un año como pareja, un año lleno de complicidad, risas, y alguna que otra noche sin dormir. Cada pequeño gesto de Mar, cada sonrisa de Mía y su cercanía con ambas, me hacían reafirmar lo que llevaba tiempo sintiendo en lo más profundo: Mar era la mujer de mi vida.

Últimamente, había estado pensando en dar un paso más en nuestra relación. No era algo que surgiera de un impulso, sino que era algo que había estado creciendo en mi corazón con el tiempo, un deseo de hacerle saber a Mar lo mucho que significaba para mí, y lo comprometida que estaba con nosotras. Pero no quería que fuera cualquier propuesta. Quería algo especial, algo que nos representara a las dos y que nos quedara grabado para siempre. Pensé en nuestras conversaciones, en lo que habíamos construido y en todo lo que significaba nuestra relación. Sabía que quería pedirle matrimonio.

Una tarde, decidí hablar con Alba, sobre la idea. Sabía que ella me entendería y, además, siempre había tenido un buen gusto para estas cosas. Nos encontramos en una cafetería tranquila, y después de ponernos al día, me atreví a soltarlo.

—Estaba pensando en pedirle matrimonio a Mar —le dije, intentando mantener la calma, aunque el nerviosismo me consumía por dentro. Alba levantó la mirada y una sonrisa apareció inmediatamente en su rostro.

—¿En serio? Eso es increíble, Ale —respondió entusiasmada. Su reacción me hizo sentir que estaba tomando la decisión correcta—. ¿Y ya tienes alguna idea de cómo lo vas a hacer?

—He estado pensando en cómo hacerlo especial, pero también en encontrar el anillo perfecto —dije, un poco insegura—. No quiero que sea cualquier anillo, quiero que signifique algo.

Alba me miró con una mezcla de curiosidad y emoción. Ella sabía cuánto significaba esto para mí, y sobre todo, conocía lo especial que era Mar para mí.

—Creo que tengo justo lo que necesitas —dijo, buscando algo en su teléfono—. Hace un tiempo escuché sobre una marca de anillos que es perfecta para una ocasión así, se llama Darry Ring.

—¿Darry Ring? —pregunté, extrañada por el nombre.

—Sí, es un tipo de anillo muy especial. Tiene una peculiaridad —dijo, mientras me enseñaba la página en su móvil—. Para comprar uno, tienes que dar tu DNI, y solo puedes comprarlo una vez en la vida. Una vez que lo compras, es para el amor de tu vida, y no puedes volver a hacerlo para nadie más.

Me quedé mirándola en silencio, dejando que la idea se asentara en mi mente. Un anillo que solo se puede comprar una vez. Solo para la persona que amas de verdad, la persona con la que te comprometes para siempre. No había más oportunidades, no había segundas veces. Solo una.

—¿De verdad? —pregunté, algo sorprendida.

—Sí, de verdad —confirmó Alba, con una sonrisa que dejaba entrever lo mucho que le gustaba la idea—. Me parece perfecto para ti. Para lo que sientes por Mar. Es como si con ese anillo le dijeras que, de todas las personas en el mundo, ella es tu única elección.

Mientras Alba hablaba, mi mente empezó a volar. Me imaginaba sosteniendo ese anillo en mis manos, un símbolo de lo que significaba Mar en mi vida. Era más que una simple pieza de joyería. Era una promesa, una afirmación de que ella era mi única elección, mi persona.

—Es perfecto… —murmuré, asintiendo lentamente mientras mis pensamientos tomaban forma—. Es justo lo que estaba buscando.

Alba me miró con complicidad, sabiendo que había dado en el clavo. Me pasó el móvil para que pudiera ver más detalles del anillo y, mientras lo hacía, mi corazón comenzó a latir más rápido.

𝐔𝐍𝐓𝐈𝐋 𝐈 𝐅𝐎𝐔𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora