XXXXIII

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El ambiente en la sala de interrogatorios era tenso y cargado de una tristeza palpable. Valeria había comenzado a revelar detalles cruciales a los agentes, hablando en un tono bajo pero lleno de dolor y arrepentimiento. Cada palabra que salía de su boca ayudaba a trazar un mapa de la ubicación de Mía, una información vital que me hacía sentir tanto alivio como ansiedad.

Valeria estaba intentando explicar todo con la mayor claridad posible, pero el peso de la situación la hacía temblar visiblemente. Los agentes tomaban notas con rapidez, su concentración fija en cada palabra que Valeria pronunciaba. Yo observaba desde un rincón, mi mente abrumada por la necesidad de actuar con rapidez. La esperanza de encontrar a Mía estaba ahora más cerca, pero aún necesitaba más ayuda para enfrentar la situación.

Con la información de Valeria en mente, me dirigí a un rincón de la sala y tomé mi teléfono con manos temblorosas. Mi primer pensamiento fue Alexia. Necesitaba que estuviera conmigo en este momento crítico, para que pudiera ayudarme a enfrentar esta última etapa de la búsqueda. Marqué su número con urgencia, mi corazón palpitando mientras esperaba que contestara.

Cuando escuché la voz de Alexia al otro lado de la línea, sentí una mezcla de alivio y desesperación.

—Alexia —dije, mi voz cargada de emoción y prisa—, ya sé dónde está Mía. Valeria me ha dado la dirección, está en la casa de campo. Necesito que vengas conmigo. No puedo ir sola, te necesito aquí.

La respuesta de Alexia fue inmediata. Aunque podía escuchar la preocupación en su voz, también había una determinación que me reconfortaba.

—Claro, Mar. Estoy en camino. No te preocupes, estaré allí lo más rápido posible-Dijo mientras de fondo se escuchaba el sonido de las llaves.

La sensación de tener a alguien a mi lado en ese momento era invaluable. No podía soportar la idea de enfrentar esto sola. Mientras hablábamos, Valeria continuaba proporcionando detalles adicionales a los agentes, y yo escuchaba con atención cada pedazo de información que pudiera ser útil para la búsqueda.

Una vez que colgué, la espera se hizo interminable. La angustia que había sentido durante la noche parecía intensificarse a medida que el tiempo pasaba. Los agentes estaban organizando los detalles, y Valeria se veía completamente desgarrada, pero estaba haciendo todo lo posible para colaborar. Su dolor era evidente, pero al menos había proporcionado la información necesaria para llegar a Mía.

Finalmente, Alexia llegó con rapidez, su presencia una fuente de consuelo en medio de la tormenta emocional. Me miró con una mezcla de comprensión y determinación.

—Vamos —dijo, asumiendo el liderazgo de manera calmada.

Montamos en el coche con la información de Valeria en la mano, y mientras nos dirigíamos hacia la casa de campo, el camino parecía alargarse a medida que el tiempo pasaba. Cada minuto que avanzaba estaba cargado de esperanza y ansiedad. Sabía que la llegada a la casa de campo era solo el primer paso para enfrentar la realidad de la situación. Sin embargo, con Alexia a mi lado y la dirección clara, me sentía un poco más segura de que finalmente podríamos traer a Mía de vuelta a donde pertenece.

La carretera serpenteaba a través del campo, y el coche de policía avanzaba con una determinación que parecía reflejar la urgencia de nuestro propósito. Alexia y yo estábamos al borde de la desesperación, nuestro corazón palpitando con cada bache y curva en el camino. La casa de campo, que hasta hacía poco parecía un lugar de calma y tranquilidad, ahora se erguía como el epicentro de nuestra búsqueda desesperada.

El coche se detuvo frente a la casa, y antes de que pudiera siquiera abrir la puerta, ya estaba fuera, corriendo hacia la entrada con una mezcla de ansiedad y determinación. Alexia estaba a mi lado, su mano firmemente asida a la mía mientras corríamos hacia la puerta. Los agentes de policía seguían de cerca, sus pasos resonando en el suelo mientras se preparaban para intervenir si era necesario.

𝐔𝐍𝐓𝐈𝐋 𝐈 𝐅𝐎𝐔𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora