LXXIX

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El día antes de hacer la gran pregunta, mis nervios estaban a flor de piel. Había planeado todo con cuidado, y cada detalle estaba en su lugar. Pero había una pieza clave que tenía que resolver antes de que todo pudiera llevarse a cabo: asegurarme de que Mía pasara la noche con alguien de confianza para que Mar y yo pudiéramos tener una velada a solas. Y esa persona solo podía ser Alba.

Cogí el teléfono y llamé a mi hermana, sintiendo el peso de la ansiedad en el pecho. Después de un par de tonos, la voz de Alba respondió al otro lado.

—¿Qué pasa? —preguntó con su habitual energía. Se notaba que estaba de buen humor.

—Oye, ¿te acuerdas que te conté que pronto iba a hacerle la gran pregunta a Mar? —dije, tratando de sonar tranquila.

—Claro que sí ¿Ya tienes todo listo? —respondió Alba con entusiasmo.

—Sí, casi todo… Pero necesito un favor enorme. Quiero que la noche de mañana sea especial, solo Mar y yo, así que necesito que te quedes con Mía. Sé que es un poco a última hora, pero tú y Mía os lleváis genial, y ella siempre se lo pasa bien contigo-expliqué bastante nerviosa

Alba rió al otro lado de la línea.

—Por supuesto, no tienes ni que pedírmelo. Sabes que adoro a esa niña. ¿A qué hora la llevo? —preguntó, ya lista para organizar todo.

Una ola de alivio me recorrió. Mía y Alba siempre se habían llevado bien, casi como si Alba hubiera sido parte de nuestra pequeña familia desde siempre. Al principio, cuando Mar y yo empezamos a salir, me preocupaba cómo se llevarían Mía y Alba, pero con el tiempo, las dos habían desarrollado una conexión muy especial. Cada vez que Mar y yo necesitábamos un tiempo a solas, Alba siempre estaba dispuesta a hacerse cargo de Mía. Jugaban, veían películas y, de hecho, muchas veces Mía terminaba pidiéndome más días con ella.

—Gracias, Alba. Te lo debo. Le diré a Mía que tendrá una noche divertida contigo, así estará emocionada —le dije, agradecida.

—¡Perfecto! —respondió Alba—. Ya me estaba preguntando cuándo íbamos a tener nuestra próxima noche de chicas. Además, tengo algunas pelis nuevas que le van a encantar. ¿Algún plan especial para la cena? Ya sabes que a la pequeña le encanta la pizza.

—Sí, eso sería perfecto. Sabes lo que le gusta —dije, sonriendo al imaginarme a Mía emocionada con una pizza enorme y una noche de películas.

—Bien, no te preocupes por nada. Yo me encargo de todo. Tú solo céntrate en que la noche con Mar sea perfecta —Alba añadió con su habitual tono relajado pero a la vez cómplice.

Colgué el teléfono sintiéndome más ligera. Sabía que todo iba a estar bien con Mía. Ella y Alba disfrutarían de su noche de películas y pizza, mientras yo podría concentrarme en hacer que la pedida de mano fuese inolvidable para Mar.

Mañana sería un día importante. Ya tenía todo planeado: el lugar, el momento, y por supuesto, el anillo. Había decidido que quería pedirle matrimonio en un sitio íntimo, algo especial pero no demasiado ostentoso, porque Mar no era de grandes gestos ni de escenarios cargados de atención. Pero sí era una romántica en el fondo, y yo sabía exactamente cómo tocar ese lado sensible suyo.

Mientras guardaba el teléfono, me quedé un momento mirando a la ventana, perdiéndome en mis pensamientos. Pensé en cómo todo había cambiado en el último año. Mar, Mía, Prince… Habíamos formado una familia, una pequeña pero llena de amor. Y aunque a veces había desafíos, siempre salíamos adelante juntas. Ahora, solo faltaba un paso más: formalizarlo todo y pedirle a Mar que compartiera su vida conmigo para siempre.

Con Alba de mi parte, y Mía en buenas manos, el camino estaba despejado para que todo fuera perfecto. Mañana, todo cambiaría. Y por primera vez en mucho tiempo, no me sentía nerviosa, sino emocionada por el futuro que estaba a punto de comenzar.

𝐔𝐍𝐓𝐈𝐋 𝐈 𝐅𝐎𝐔𝐍𝐃 𝐘𝐎𝐔-𝐀𝐥𝐞𝐱𝐢𝐚 𝐏𝐮𝐭𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora