CAPÍTULO 86

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Gu Jun Pyo...¿Qué haré contigo? Por alguna razón, su nombre me provocaba nostalgia. Como si estuviera perdiendo algo, como si me arrebataran una parte de mi, y poco a poco resultara en la pérdida de mi esfuerzo para seguir adelante. Los días sin este hombre literalmente se habían detenido, este mundo se tomó un descanso y me encerró entre las paredes de una habitación de hospital. De pronto todo se volvió aburrido, ya no eran mis emociones a flote, eran las circunstancias que me llevaron a está monotonía dentro de mi misma.

Por lo tanto, caminar por los pasillos que solo había recorrido para mis escapadas de esa habitación de lujo, me resultó contradictorio.

Un día el mundo se detuvo por un hombre, y seguramente lo seguirá haciendo, porque la historia no puede continuar sin su protagonista. ¿Sabrá él lo importante que es? Seguro que sí, Gu Jun Pyo tenía el ego por los cielos y tenía todo el derecho a sentirlo, era el niño dorado de su autor...a veces también me preguntaba si yo lo era. ¿Hay alguien allá afuera creyendo que esto es falso? Que simplemente soy palabras escritas para su entretenimiento, no, eso sería agotador. El hecho de sólo existir por ellos me agotaría, las preguntas constantemente no me dejarían dormir ¿A ellos les gustaría?

Mis pasos resonaron por todo el lugar, después de todo es el mejor hospital de todo Corea, no me sorprendería si la familia Gu tal vez era dueña del edificio. Sin embargo, eso no era nada nuevo, no como el hecho que en ese preciso momento todos los ojos estaban sobre mí. Doctores, enfermeras, hasta la recepcionista me observaban de cerca y evitaban bloquear mi camino.

El estatus de poder para una mujer solo aumentaba cuando se confirmaba el lazo que la unía a un anillo alrededor de su dedo, y se aceptaba cuando el vestido blanco era dejado después de los votos. Obviamente la cima de ese rascacielos dependía del hombre. ¿Eso me irritaba? Sin duda que si, mi valor se medía por alguien más y no podía evitarlo, pero en mis circunstancias no tenía derecho a quejarme, no cuando me facilitaba el tiempo perdido al escalar por mi cuenta. Tampoco por el hecho que ya poseía un lugar privilegiado que muchos desearían, pero eso no evitaba que mi realidad ya estaba decidida.

Gu Jun Pyo es mi rascacielos, mi meta y mi salvación, pero sobre todo mi aventura. Quiero continuar viviendo y llegar al final, no me importa las consecuencias, ni las pérdidas o las circunstancias que tenga que atravesar, llegaré allí tarde o temprano. Porque la muerte solo es definitiva...mientras que la vida está llena de posibilidades que deseo descubrir.

Seguí caminando y solo paré ante la puerta abierta que ya me esperaba, como si me diera la bienvenida. Entre, pasos cortos y lentos, pero él seguía recostado en esa cama (eso nunca cambió). El color en sus mejillas por fin había regresado, ya no estaba esa palidez que me había acostumbrado a ver y su sonrisa cuando levantó su vista de unos documentos siguió siendo la de antes.

—¿Por qué tardaste tanto? Los muchachos se fueron hace rato, y los buitres vinieron a ver si sigo respirando. Lo cual no me sorprende....— tenía lentes de lectura, era la primera vez que lo veía, parecía emocionado contándome sobre sus visitas. — La bruja y Nonna están controlando los asuntos de la empresa. — sus brazos se movían en diferentes posiciones, pero aún podías notar su fragilidad por el tiempo perdido que lo había atado a una cama.

Seguí observando mientras escuchaba sus quejas, y un peso que no sabía que tenía en los hombros, se desvaneció.

—Hay tantas cosas que resolver y mi cuerpo se siente como una mierda. — pasó una mano por su rostro, mientras se quitaba las gafas y su cabeza se inclinaba hacia atrás. — La empresa, la escuela, mi cuerpo y los dolores son tan molesto...Ahs!

Estaba en el asiento que ya había reclamado como mío y sin darme cuenta extendí mis manos y alcance la suya. Las cortadas habían sanado y solo había costras pequeñas. Empecé a seguir cada una de ellas, como si fueran puntos que debía de unir. Mi mirada solo estaba en esa mano, más grande que la mía, dedos largos y gruesos, uñas completamente limpias y correctamente recortadas, su piel es más oscura, pero sana. Eran manos que nunca habían hecho algún trabajo manual, pero ahora estas marcas, aunque pequeñas seguirán estando ahí.

La Decisión Es Mia (Boys Over Flowers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora