Confrontando el Cambio
FrederickEl día comenzó como cualquier otro, con las rutinas habituales que habían sido parte de mi vida durante tanto tiempo que ya las hacía sin pensar. Me desperté antes del amanecer, hice mi entrenamiento matutino y revisé los correos importantes mientras tomaba café. Sin embargo, mientras me dirigía al trabajo, había una sensación persistente en mi pecho, una incomodidad que no podía sacudirme.
El recuerdo de la noche anterior seguía presente en mi mente, sobre todo porque ver a Mackenzie en la oficina con los niños y Grace había removido algo en mi interior que creía tener bajo control. Había intentado racionalizarlo, decirme que estaba bien que Grace estuviera allí, que era lo mejor para los niños y, por ende, para mí. Pero Mackenzie... verla con Emily en brazos, la forma en que los niños la miraban con adoración, me había hecho darme cuenta de algo que me negaba a aceptar.
El tráfico avanzaba lentamente mientras estas ideas me invadían. Llegué a la oficina, saludé a Sophie sin siquiera notar la respuesta que me dio, y me encerré en mi despacho, como solía hacer cada mañana. Había montañas de trabajo esperándome, y aún más detalles sobre el proyecto arquitectónico que debía revisar. Pero todo me parecía distante.
Tomé asiento y abrí un archivo en la computadora, uno de los muchos informes que se amontonaban en mi escritorio, pero mi mente no estaba allí. Sin importar cuánto lo intentara, no podía concentrarme. Mis pensamientos volvían una y otra vez a Mackenzie, a esa breve interacción en la oficina y al encuentro incómodo entre ella y Grace. No era el hombre que solía cuestionarse sus propias decisiones, y mucho menos el que permitía que sus sentimientos interfirieran con sus negocios, pero últimamente, mi vida personal había comenzado a filtrarse de formas inesperadas.
De repente, sentí el peso de la paternidad, de la vida que había creado para mis hijos, que ahora parecía estar en un delicado equilibrio. William, James y Emily eran lo más importante para mí, y me aseguraba de que siempre estuvieran bien cuidados y protegidos. Pero Mackenzie... su presencia había cambiado algo. Era como si hubiera un nuevo factor en la ecuación que no había considerado.
Tomé un profundo respiro y me recosté en la silla, mirando hacia el ventanal que daba al skyline de la ciudad. Este era mi imperio, mi vida, todo lo que había construido. Cada pieza de este rompecabezas había sido cuidadosamente colocada por mí, y no estaba dispuesto a dejar que algo o alguien lo desestabilizara. Pero al mismo tiempo, sabía que no podía seguir ignorando lo que sentía, o al menos, lo que los niños sentían. No podía evitar la sensación de que Mackenzie, de alguna manera, se estaba convirtiendo en una parte vital de nuestras vidas.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando escuché un golpe en la puerta.
—¿Frederick? —era la voz de Emett, uno de los pocos hombres a los que permitía entrar en mi despacho sin anunciarse.
—Adelante, Emett —respondí, sin quitar la vista del ventanal.
Emett entró, con su usual porte relajado, pero hoy había algo en su expresión que me hizo girar la silla para enfrentarlo.
—¿Todo bien? —preguntó, con una mirada inquisitiva.
—Lo usual —respondí, intentando sonar indiferente, pero Emett me conocía lo suficiente como para ver a través de eso.
—¿Es sobre Mackenzie? —insistió, sentándose en la silla frente a mi escritorio.
Resoplé, sabiendo que era inútil tratar de ocultarle algo. Emett y yo habíamos pasado por mucho juntos, y aunque rara vez hablábamos de asuntos personales, sabía que podía confiar en su juicio.

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Building dreams
Novela JuvenilFrederick Montgomery es el dueño de las empresas más prestigiosas del mundo, un hombre de carácter implacable y presencia dominante. Arrogante, frío y calculador, siempre ha puesto los negocios por encima de todo, incluso de su familia. Viudo y padr...