Decisiones importantes
FrederickHabían pasado unos días desde que compartí la noticia del sexo del bebé con mis hijos. Aunque la reacción de Emily había sido difícil de manejar, las cosas se habían calmado, y la idea de tener una hermana pequeña había comenzado a asentarse en la mente de todos. No podía evitar pensar en lo que eso significaría para nuestra familia, no solo en términos de la dinámica entre los niños, sino también en lo que significaba para Mackenzie y para mí.
Mackenzie ya era parte de nuestras vidas de una manera que jamás había anticipado. Desde que nos habíamos hecho novios, había demostrado ser no solo una pareja para mí, sino también una figura materna para mis hijos. A pesar de su naturaleza independiente y fuerte, tenía una calidez que los niños adoraban. Sin embargo, hasta ahora, nuestras vidas seguían separadas en un aspecto importante: nuestras viviendas.
Vivía en mi casa con mis hijos, mientras que Mackenzie seguía en su propio apartamento. Era un acuerdo que había funcionado hasta ahora, pero con un bebé en camino, ya no era suficiente. Sabía que necesitaba más. Necesitaba que estuviéramos juntos, no solo emocionalmente, sino también físicamente, como una familia.
Esa tarde, decidí que era hora de tener una conversación importante con Mackenzie. La llamé y le pedí que viniera a mi casa después del trabajo. Quería que estuviéramos en un lugar cómodo y privado para discutir lo que tenía en mente.
Cuando Mackenzie llegó, la recibí en la puerta y, como siempre, me sorprendió lo natural que se veía en mi casa. Como si siempre hubiera pertenecido allí.
—Frederick, ¿está todo bien? —preguntó mientras dejaba su bolso en la entrada y me miraba con esos ojos que siempre parecían ver más allá de mis palabras.
—Sí, todo está bien —respondí, guiándola hacia la sala de estar—. Pero hay algo de lo que quiero hablar contigo.
Nos sentamos en el sofá, y mientras ella se acomodaba, supe que este era el momento. Había estado pensando en esto durante días, y aunque no era alguien que dudara en tomar decisiones importantes, había algo en esta conversación que me hacía sentir nervioso. No por miedo, sino porque sabía lo que estaba en juego.
—Mackenzie —comencé, eligiendo cuidadosamente mis palabras—, sé que las cosas entre nosotros han cambiado mucho en los últimos meses. Desde que nos hicimos novios, desde que supimos sobre el bebé... todo ha sido un torbellino. Y quiero que sepas que he estado pensando mucho en lo que todo esto significa para nosotros, para nuestros hijos.
Ella me miró con atención, esperando que continuara.
—Lo sé, Frederick. Ha sido un gran cambio, pero lo hemos manejado bien. Estoy feliz con nosotros, y sé que los niños también lo están.
Asentí, apreciando su sinceridad.
—Yo también, Mackenzie. Pero quiero que pensemos en lo que viene. Este bebé... nuestra hija... va a necesitar a ambos padres presentes. Y aunque sé que hemos hecho lo mejor que hemos podido hasta ahora, no creo que podamos seguir así. Con dos casas separadas, con nuestras vidas en dos lugares distintos.
Vi la comprensión en su rostro mientras hablaba. No había necesidad de decir más; ella entendía lo que estaba diciendo.
—¿Quieres que me mude aquí? —preguntó, su tono neutral, pero había un matiz de emoción en sus ojos.
—Sí —respondí directamente—. Quiero que te mudes aquí. No quiero estar separado de ti, ni de nuestra hija, ni de mis hijos. Quiero que seamos una familia en todos los sentidos, no solo durante las horas que pasamos juntos. Quiero que estés aquí, con nosotros, todo el tiempo.
Mackenzie me miró fijamente durante unos segundos, su mente claramente trabajando mientras procesaba lo que estaba diciendo.
—Frederick... —comenzó, su voz suave pero firme—, entiendo lo que dices. Y, honestamente, he estado pensando en eso también. Pero necesito saber algo... ¿esto es solo por el bebé? ¿O es porque realmente quieres que estemos juntos?
Sabía que esta pregunta llegaría. Mackenzie era directa y no se andaba con rodeos. Era una de las cosas que más me gustaba de ella.
—No es solo por el bebé, Mackenzie —respondí con seriedad—. Claro, el bebé es parte de esto, pero no es la única razón. Tú ya eres parte de esta familia. Has sido una figura materna para mis hijos desde que te conocieron, y sé que ellos te ven como algo más que la novia de su padre. Te ven como su madre, alguien que se preocupa por ellos, que los ama. Y yo... bueno, no soy alguien que hable mucho de estas cosas, pero tú significas más para mí de lo que puedo expresar.
Me costaba admitir mis sentimientos, incluso a mí mismo. Pero si había algo que había aprendido de Mackenzie, era que a veces era necesario bajar las defensas y ser vulnerable.
Ella asintió lentamente, absorbiendo mis palabras.
—Frederick, ser parte de esta familia, estar contigo, con los niños, es algo que quiero. Pero también quiero asegurarme de que no estamos apresurándonos. Que lo estamos haciendo por las razones correctas.
—Lo estamos, Mackenzie —respondí con firmeza—. No quiero estar separado de ti, y no quiero que nuestra hija crezca sin nosotros juntos. Quiero que vivas aquí, que estés con nosotros. Quiero que seamos una familia completa.
Vi la emoción en sus ojos mientras asimilaba lo que estaba diciendo. Mackenzie no era alguien que se dejara llevar fácilmente, pero en ese momento, vi que mis palabras la habían conmovido.
—Frederick... —dijo finalmente, su voz suave—, estaré aquí. Quiero estar aquí. Quiero que seamos una familia. Pero también quiero que hablemos con los niños, que les expliquemos lo que está pasando. No quiero que sientan que se les está imponiendo algo sin tener voz en ello.
Asentí, sabiendo que tenía razón.
—Lo haremos juntos —respondí—. Hablaremos con ellos, les explicaremos todo. Pero sé que ellos te aman, y sé que estarán felices de que te mudes aquí.
Mackenzie sonrió, y en ese momento, supe que habíamos dado un paso importante en nuestra relación. No solo estábamos pensando en el futuro de nuestro bebé, sino también en el de nuestra familia completa.
—Y hay algo más... —dije, tomando su mano entre las mías—. Quiero que seas la madre oficial de mis hijos. No solo de nombre, sino en todo sentido. Ellos ya te ven como una figura maternal, pero quiero que sepas que tienes mi apoyo completo para asumir ese rol. No quiero que te sientas como una extraña en su vida. Quiero que seas parte de ellos, como yo lo soy.
Mackenzie apretó mi mano, sus ojos llenos de una emoción que rara vez mostraba.
—Frederick, eso significa mucho para mí. Quiero ser una figura importante en la vida de tus hijos, y prometo hacer todo lo posible para que se sientan amados y cuidados.
En ese momento, supe que habíamos tomado la decisión correcta. Nuestra familia estaba creciendo, no solo en número, sino en amor y compromiso. Sabía que no sería fácil, que habría desafíos por delante, pero también sabía que, con Mackenzie a mi lado, podríamos enfrentarlos juntos.
Esa noche, mientras Mackenzie se quedaba un poco más para cenar con nosotros, vi cómo interactuaba con los niños, cómo les sonreía y les escuchaba. Y supe que ella ya era la madre que mis hijos necesitaban, incluso antes de mudarse. Solo quedaba hacer oficial lo que ya era una realidad en nuestros corazones.
Pronto, seríamos una familia en todos los sentidos de la palabra, y eso me llenaba de una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo.
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Building dreams
Teen FictionFrederick Montgomery es el dueño de las empresas más prestigiosas del mundo, un hombre de carácter implacable y presencia dominante. Arrogante, frío y calculador, siempre ha puesto los negocios por encima de todo, incluso de su familia. Viudo y padr...