Preparativos y Lista de Invitados
MackenzieEl día después de haber encontrado mi vestido de novia, me desperté con una sensación de alivio y entusiasmo. La boda estaba comenzando a tomar forma, y aunque sabía que todavía quedaba mucho por hacer, encontrar el vestido había sido un gran paso hacia adelante. Sin embargo, no podía permitirme relajarme demasiado, pues aún quedaban muchas decisiones por tomar y detalles por afinar. Uno de esos detalles importantes era, sin duda, la elección de los vestidos para las damitas de honor.
Después de desayunar con Frederick y los niños, decidí dedicar la mañana a revisar opciones para los vestidos de Emily, April y las otras dos pequeñas damitas de honor, sobrinas de Frederick, que habían sido elegidas para acompañar a Emily y April en este papel tan especial. Sabía que quería algo que reflejara la elegancia de la ceremonia pero que al mismo tiempo fuera cómodo para las niñas. Y, por supuesto, tenía que coordinar con mi propio vestido de novia.
Encendí mi laptop y comencé a navegar por diferentes tiendas en línea, buscando inspiración. Había tantas opciones que se volvió un poco abrumador, pero finalmente, después de una hora de búsqueda, encontré algo que me pareció perfecto: un vestido de tul suave, en un tono marfil que combinaba con mi vestido. Estaba adornado con pequeñas flores bordadas a mano en tonos pastel, lo que le daba un toque de dulzura sin ser demasiado recargado.
En mi mente, podía visualizar a Emily dando vueltas con su vestido y a April en su carriola. Sabía que le encantaría. Hice un par de llamadas para asegurarme de que los vestidos estuvieran disponibles en las tallas correctas y, después de confirmar, realicé la compra. Me sentí aliviada de haber marcado un punto más en mi lista de tareas, pero sabía que lo más desafiante estaba aún por venir: la lista de invitados.
Me senté en el escritorio de mi estudio con una libreta y un bolígrafo, lista para enfrentar lo que sabía sería un desafío monumental. Cuando Frederick y yo comenzamos a hablar sobre la lista de invitados, habíamos acordado que la boda sería un evento grande, una celebración del amor que había crecido entre nosotros. Lo que no habíamos considerado era cuán grande podría llegar a ser. Después de todo, con nuestros círculos sociales, era inevitable que la lista de invitados se inflara rápidamente.
Comencé con los amigos y familiares más cercanos: nuestros padres, hermanos, amigos íntimos... y luego me di cuenta de que solo con esos nombres ya había alcanzado casi doscientas personas. No obstante, sabía que no podíamos detenernos ahí. Frederick tenía una red extensa de contactos profesionales, y no invitar a algunos de ellos podría verse como un desaire. Así que continué añadiendo nombres, uno tras otro, hasta que la cifra se acercó peligrosamente a los mil.
Y aún no había terminado.
Respiré hondo y continué. Pensé en mis propios contactos, los amigos de la universidad, los colegas que se habían convertido en algo más que compañeros de trabajo, los clientes y socios importantes... Todos debían ser considerados. Era una boda que reflejaría no solo nuestro amor, sino también las conexiones y relaciones que habíamos construido a lo largo de nuestras vidas. Cuando finalmente terminé la primera ronda de la lista, me detuve un momento y miré la cifra total: diez mil.
Diez mil personas.
Me quedé mirando el número, atónita. ¿Era posible organizar una boda tan grande? Sabía que sería un desafío logístico de proporciones épicas, pero también sabía que, con Genevieve a cargo, nada era imposible. Decidí que lo mejor sería consultarlo con Frederick antes de seguir adelante.
Aquella tarde, mientras los niños jugaban en el jardín bajo la supervisión de su niñera, encontré a Frederick en su despacho, revisando algunos documentos. Me acerqué con la lista en la mano y me senté en el borde de su escritorio.
—Creo que tenemos un pequeño problema,—le dije, levantando la libreta para que la viera.
Frederick levantó la mirada, sus ojos azules llenos de curiosidad. —¿Qué tipo de problema?
—Diez mil invitados.
Lo dijo sin una pizca de duda, y no pude evitar reírme. —¿Realmente podemos manejar una boda tan grande?
Él se recostó en su silla, cruzando los brazos con una expresión pensativa. —No será fácil, pero con Genevieve a cargo, estoy seguro de que podemos hacerlo. Además, esta boda es una celebración no solo para nosotros, sino para todos los que han sido parte de nuestras vidas. Queremos que compartan este momento con nosotros.
Asentí, sabiendo que tenía razón. —Entonces, ¿seguimos adelante con la lista?
Frederick sonrió y asintió. —Sí. Vamos a hacerlo.
Pasé el resto de la tarde enviando la lista de invitados a Genevieve y revisando detalles adicionales con ella. Sabía que la logística sería complicada, pero también sabía que tenía el mejor equipo posible para hacerlo realidad. A medida que hablábamos sobre los planes, me di cuenta de lo emocionada que estaba por este día. Cada pequeño detalle importaba, y quería asegurarme de que todo fuera perfecto.
Esa noche, mientras me recostaba en la cama junto a Frederick, no pude evitar sentir una oleada de gratitud. No solo por tener a Frederick a mi lado, sino también por todo lo que estaba sucediendo en nuestras vidas. Había momentos en los que todo parecía abrumador, pero también había una belleza en el caos, una emoción en cada nuevo desafío.
Cerré los ojos, imaginando el día de nuestra boda: los niños corriendo por los jardines, los invitados disfrutando de una celebración llena de amor y alegría, y yo, caminando hacia Frederick, vestida de blanco, lista para comenzar el siguiente capítulo de nuestra vida juntos.
Todo estaba comenzando a tomar forma, y sabía que, con cada día que pasaba, nos acercábamos más al momento en que todo sería perfecto.
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Los vestidos de las niñas son algo así:Ig: mafia.princesa_
TikTok: mafia_princesa
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Building dreams
Novela JuvenilFrederick Montgomery es el dueño de las empresas más prestigiosas del mundo, un hombre de carácter implacable y presencia dominante. Arrogante, frío y calculador, siempre ha puesto los negocios por encima de todo, incluso de su familia. Viudo y padr...