Compras y más compras
MackenzieLa mañana comenzó con la luz del sol filtrándose suavemente por las ventanas de la gran casa que ahora llamaba hogar. Me desperté sintiéndome extrañamente en paz, algo que aún estaba aprendiendo a apreciar. Frederick ya había salido temprano para la oficina, dejándome a mí para organizar mi día, y como últimamente venía sucediendo, Emily fue la primera en aparecer.
—¡Mami! —exclamó alegremente mientras saltaba sobre la cama, todavía con su pijama de ositos.
Sonreí, extendiendo los brazos para recibirla. A veces me costaba creer cómo había cambiado mi vida en tan poco tiempo. De ser una arquitecta concentrada en su carrera a estar rodeada de niños que me llenaban de amor y cariño. Emily se acurrucó en mi pecho, y la besé en la frente, disfrutando de este momento de calma antes de que la jornada comenzara.
Hoy tenía un plan claro en mente. Después de semanas de intentar encajar en mi ropa de siempre, había llegado a la conclusión de que necesitaba un cambio de vestuario, y no solo para mí, sino también para la bebé. Mi barriga empezaba a crecer, y era hora de prepararme mejor para los próximos meses. Además, necesitábamos una cuna y algunos otros muebles para el cuarto de la bebé. Sin embargo, había un pequeño detalle: las compras no eran algo que se me diera particularmente bien.
Miré a Emily, quien me observaba con sus grandes ojos llenos de curiosidad.
—Emily, hoy vamos a ir de compras —le dije, y su rostro se iluminó inmediatamente—. Necesitamos cosas para tu hermanita y también para mí. ¿Qué te parece?
—¡Sí! —gritó emocionada, dándome un abrazo tan fuerte como pudo—. ¿Puedo ir contigo?
—Por supuesto, pequeña —le respondí, mientras me levantaba de la cama—. Pero primero necesitamos prepararnos y, además, necesito hablar con tu papá para pedirle algo.
Después de un desayuno rápido, me dirigí al despacho de Frederick, que estaba en la planta baja. Sabía que él probablemente ya estaba ocupado en la oficina, pero esperaba poder contactarlo antes de que su día se volviera demasiado agitado. Agarré mi teléfono y lo llamé.
—¿Kenzie? —respondió con su habitual tono serio, pero había una calidez en su voz que reconocía solo cuando hablaba conmigo.
—Buenos días, Frederick —dije, sonriendo ante el sonido de su voz—. Tengo un favor que pedirte.
—Dime, ¿qué necesitas?
—Bueno, he decidido que es hora de hacer algunas compras. Mi ropa ya no me queda, y además, necesitamos algunas cosas para la bebé. Pensé que podría usar tu tarjeta de crédito para cubrir los gastos.
Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y por un momento, me preocupé de haber pedido demasiado. Aunque éramos pareja y él había sido extremadamente generoso, aún me costaba acostumbrarme a depender de alguien más para cosas tan personales.
—Por supuesto, Kenzie —respondió finalmente, su tono calmado—. La tarjeta está en el primer cajón de mi escritorio. Tómala y usa lo que necesites. Y asegúrate de comprar cosas bonitas para ambas.
Sonreí, sintiendo un alivio inmediato.
—Gracias, Frederick. Prometo no volverme loca con las compras.
—Confío en tu juicio —dijo, y pude imaginar la leve sonrisa en su rostro—. Disfruta de tu día, y dale un beso a Emily de mi parte.
Después de colgar, fui directamente al despacho y saqué la tarjeta de crédito del cajón. La sostuve un momento, todavía sorprendida por lo mucho que había cambiado mi vida. No solo estaba construyendo una nueva familia, sino que ahora también tenía el apoyo de Frederick en cada paso del camino. Era una sensación extraña y maravillosa.
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Building dreams
Teen FictionFrederick Montgomery es el dueño de las empresas más prestigiosas del mundo, un hombre de carácter implacable y presencia dominante. Arrogante, frío y calculador, siempre ha puesto los negocios por encima de todo, incluso de su familia. Viudo y padr...