Reconstruyendo Puentes
FrederickMientras observaba a Emily correr hacia Mackenzie para despedirse esa mañana, no pude evitar sentir una mezcla de alivio y preocupación. Ver cómo mi pequeña había empezado a aceptar la presencia de April, aunque fuera solo un poco, era un buen signo. Pero sabía que los celos no desaparecerían tan fácilmente. Tendría que ser paciente y atento, algo que, siendo honesto, no siempre ha sido mi fuerte.
El trabajo en la oficina esa mañana me absorbió como de costumbre. Tenía reuniones programadas y un proyecto en marcha que necesitaba mi atención. Pero, a pesar del ritmo frenético del día, no podía dejar de pensar en mi familia. Nunca había sido el tipo de hombre que llevara las preocupaciones del hogar al trabajo, pero desde que Mackenzie se mudó conmigo, todo había cambiado.
Antes, mi vida era simple: trabajo, responsabilidades y cuidar a mis hijos. Mi rutina estaba marcada por la eficiencia y el control, sin margen para emociones o distracciones. Pero ahora, me encontraba pensando en Emily y cómo manejar sus celos, en James y su curiosidad constante, en William y sus preguntas cada vez más complejas sobre el mundo, y, por supuesto, en Mackenzie. Ella había transformado mi vida de maneras que nunca imaginé.
Mientras revisaba algunos documentos importantes en mi oficina, no pude evitar que mi mente vagara hacia los últimos días. Recordé la primera vez que vi a Mackenzie con April en brazos. Era una imagen que no podía olvidar. Verlas juntas, tan unidas, me hacía sentir un profundo agradecimiento, pero también una extraña sensación de temor. Temía no estar a la altura de las circunstancias, de no poder ser el padre y la pareja que ellas necesitaban.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por un golpe en la puerta. Era Emett, mi amigo y confidente de toda la vida. Entró en la oficina con esa energía contagiosa que siempre traía consigo.
—Frederick, estás pensativo hoy. ¿Qué sucede? —me preguntó, tomando asiento frente a mí.
—Nada que no pueda manejar —respondí, aunque sabía que él podía ver más allá de mi fachada.
—Vamos, hombre. Hemos sido amigos durante años. ¿Crees que no puedo ver cuando algo te preocupa? —dijo, esbozando una sonrisa cómplice.
Suspiré y me recosté en mi silla, cruzando las manos sobre el abdomen.
—Es Emily. Está teniendo dificultades para aceptar a April. Creo que está celosa, y no sé cómo manejarlo.
Emett asintió lentamente, como si entendiera perfectamente.
—Es normal que los niños sientan celos cuando hay un nuevo bebé en casa. Especialmente cuando han estado acostumbrados a ser el centro de atención. Lo importante es que sigas mostrándole a Emily que tiene un lugar especial en tu vida, que su llegada no cambia eso.
—Lo sé, pero no es tan fácil. Emily ha sido muy unida a Mackenzie, y ahora parece que siente que la está perdiendo.
—Frederick, Mackenzie es una mujer increíble. Ella sabrá cómo manejarlo. Pero también depende de ti. Tienes que asegurarte de que Emily sienta que sigue siendo importante para ti.
Su consejo tenía sentido, pero eso no hacía que fuera más fácil de poner en práctica. Después de todo, yo no era conocido por ser precisamente el más emocionalmente expresivo.
—Hablando de Mackenzie —dijo Emett, cambiando de tema con una sonrisa—, ¿cómo va todo con ella?
—Mejor de lo que podría haber esperado —admití, lo que no era poco viniendo de mí.
—Eso es bueno de escuchar. Siempre supe que te haría bien tener a alguien como ella en tu vida.
Me quedé en silencio un momento, considerando sus palabras. Emett siempre había sido el más optimista de los dos, viendo lo bueno en cualquier situación. Y aunque no siempre lo mostrara, su visión del mundo era algo que secretamente envidiaba.
—¿Sabes? —dije finalmente—, he estado pensando mucho en cómo he cambiado desde que Mackenzie y los niños están en mi vida. No esperaba esto, Emett. No esperaba sentirme tan... completo.
—Eso es porque has encontrado lo que realmente importa, Frederick. El trabajo es importante, claro, pero la familia... eso es lo que te da propósito.
Asentí, sabiendo que tenía razón. La familia era lo más importante, y me di cuenta de que necesitaba hacer más por ellos, especialmente por Emily.
—He estado pensando en dedicar más tiempo a los niños. Especialmente ahora que Emily está pasando por esto.
—Es una buena idea. Sabes que estaré aquí para ayudarte con el trabajo si necesitas más tiempo libre.
—Gracias, Emett. Lo aprecio.
Después de nuestra conversación, Emett se despidió y me dejó solo en la oficina, perdido en mis pensamientos. Sabía que tenía que hacer un esfuerzo consciente para conectar con los niños, especialmente con Emily. No podía permitir que se sintiera relegada o menos querida. Mackenzie había sido una parte vital en esta transición, pero también necesitaba mostrarle a Emily que su papá siempre estaría ahí para ella.
Decidí tomar una decisión rápida y envíe un mensaje a Mackenzie: "Voy a salir temprano hoy. Podemos llevar a los niños a cenar y pasar tiempo juntos". Era un pequeño paso, pero sabía que sería importante para todos.
Cuando llegué a casa esa tarde, un poco antes de lo habitual, los niños estaban emocionados de verme. Emily fue la primera en correr hacia mí, y la levanté en brazos, dándole un gran abrazo.
—Papá, ¿vamos a cenar juntos? —preguntó con una sonrisa brillante.
—Sí, Emily. Vamos a cenar y pasar un buen rato, ¿te parece bien?
Asintió entusiasmada, y por un momento, pude ver la chispa de felicidad en sus ojos que había estado faltando últimamente. Sentí que estaba en el camino correcto.
Mackenzie apareció en la sala con April en brazos y una sonrisa en el rostro. Sabía que no esperaba verme tan temprano, pero me alegraba que lo hubiera hecho.
—¿Todo bien en la oficina? —me preguntó mientras se acercaba.
—Todo bajo control. Decidí que necesitaba estar aquí hoy —le respondí, y vi la comprensión en sus ojos.
La cena fue un éxito. Emily se mostró más animada que en días anteriores, y todos disfrutamos de la velada. Después de la cena, le leí un cuento a Emily antes de dormir, asegurándome de que sintiera mi presencia.
Esa noche, mientras Mackenzie y yo nos preparábamos para dormir, me sentí más en paz que en mucho tiempo. Sabía que había mucho trabajo por hacer, tanto en la oficina como en casa, pero estaba dispuesto a hacerlo. Por Emily, por los niños, y por Mackenzie.
Sabía que no sería fácil, pero por primera vez en mi vida, estaba dispuesto a luchar por algo más que por el éxito empresarial. Estaba dispuesto a luchar por mi familia, y eso significaba todo.
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Building dreams
Teen FictionFrederick Montgomery es el dueño de las empresas más prestigiosas del mundo, un hombre de carácter implacable y presencia dominante. Arrogante, frío y calculador, siempre ha puesto los negocios por encima de todo, incluso de su familia. Viudo y padr...