Capítulo 38

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Los bostezos de Dulce daban la bienvenida a un nuevo lunes en la Ciudad de México. Apenas tres días de descanso desde su llegada de Canadá, tres días en los que no había vuelto a saber nada de Poncho. Lo echaba de menos, demasiado. Lo quería ver, necesitaba abrazarlo, aunque no fuese lo mejor para su maltrecho corazón. Las charlas con su mamá y sus hermanas durante el fin de semana no la habían ayudado, tampoco las que había tenido con sus amigas. Ellas la aconsejaban, pensaban que era el momento de decirle adiós, ya no era una relación sana, pero la decisión final era suya y solamente suya, y la pelirroja lo único que hacía era buscar una y mil excusas para darle una nueva oportunidad, por millonésima vez en los últimos meses.

Y mientras Dulce debatía consigo misma mientras lavaba su cara, a pocos quilómetros de su casa un greñudo se levantaba sobresaltado ante los gritos de su mamá.

- Christopher Alexander Luis Casillas von Uckermann, haga el favor de levantarse de inmediato; chillaba Alexandra mientras apartaba las sábanas.

- Cinco minutos más...; remoloneaba el muchacho.

- Ya han pasado quince, levántate ahora mismo o llegarás tarde a grabar; amenazaba la señora.

- No quiero, quiero volver a Canadá...; comentaba adormilado el chico.

- ¿No fueron suficientes vacaciones? ¡Arriba gandul!; decía la mujer mientras lo levantaba tomándolo de los brazos.

Tras acicalarse buenamente como pudo, Uckermann llegó a la cocina arrastrando los pies. Allí lo esperaba Alexandra y un rico desayuno.

- Mmmm... Gracias mami; sonríe él dándole un beso.

- ¡A desayunar! Buen provecho; anunciaba la señora sirviéndose un café.

Christopher no estaba muy hablador esa mañana, por lo que su mamá decide hacerlo sabedor de su preocupación:

- Cariño, ¿qué vas a hacer cuando te encuentres con Annie?; pregunta Alexandra.

Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora