Before the moon...

Capítulo 119

Los días habían pasado y Dulce María ya estaba de vuelta en el estudio de grabación. También se había encontrado de nuevo con Memo, con quien había decidido darse una nueva oportunidad, más por costumbre que por pasión, más por estabilidad que por amor... Las escenas con Christopher eran cada vez más cercanas, detrás de cámara la situación era completamente diferente. Ella lo buscaba, deseosa de continuar la amistad que habían forjado los últimos meses. Él la ignoraba, deseoso de llamar así su atención, ganándose la oportunidad de la que ella le había privado un par de semanas antes.

- ¡Chris!; lo llamaba ella cuando el joven entraba en su auto.

- Dime; respondía él frío.

- Esto... ¿Mañana te apetece venir al Estadio Azteca?; preguntaba la pelirroja dubitativa.

- ¿Qué?; pronunciaba el greñudo ojiplático.

- Sí, ven... Somos amigos, quiero pasar tiempo contigo; pedía Dulce esperanzada.

- Okey, ¿te recojo a las cinco en tu casa?; aceptaba Uckermann cuando su plan no hacía más que comenzar.

- ¿Vienes? ¡Perfecto!; decía alegremente la muchacha mientras se aferraba a su cuello para fundirse en un efusivo abrazo.

- Hasta mañana; se despedían ambos jóvenes con un beso en el cachete.

Al día siguiente Christopher se estacionaba en la casa de Dulce a la hora acordada...

- Sé que te gusto y hoy tú también te darás cuenta...; mascullaba el muchacho mientras ella se acercaba muy sonriente.

Tras una plática distendida durante la media hora que duró el trayecto, ambos jóvenes ya se encontraban en una de las Salas VIP de aquel estadio.

- Perdón, ¿estamos nosotros solos?; preguntaba Dulce al asistente que los serviría en aquel habitáculo.

- Sí señorita, nadie más ha reservado plaza. Es Semana Santa y la gente se va de vacaciones. Cualquier cosa que deseen sólo tienen que tocar ese interfono y aquí estaré; respondía amablemente el señor mientras les entregaba los jugos que habían pedido.

- Así que estamos solos... Serán los mejores 90 minutos de tu vida...; decía sugerentemente el greñudo despertando el nerviosismo de la pelirroja.