Capítulo 170

1.1K 77 7
                                    

Mientras, en aquella habitación...

- Labios de fresa, sabor de amor...; tarareaba Dulce María agarrando el bol que contenía aquellas frutas bañadas en chocolate.

La pelirroja lo posó sobre la misma cama en la que se dejó caer, acercando a Christopher mientras tiraba de sus manos. Colocó una fresa entre sus dientes y sensualmente se acercó a él para enfrascarse en uno de los muchos besos que se ofrecieron el uno al otro.

Poco más de una docena de fresas quedaban en aquel cuenco cuando el greñudo colocó una en su boca, aunque en esta ocasión decidió no compartirla con su compañera. Se colocó a horcajadas sobre ella, recorriendo su cuello con la fruta que llevaba entre sus dientes.

- Tenemos un problema...; informaba él mordisqueando un cacho de fresa.

- ¿Cuál?; preguntaba ella aún tumbada sobre aquella cama.

- La ropa...; respondía el joven sugerentemente.

- Que todos nuestros problemas sean esos...; decía Dulce cuando ya se sacaba su suéter.

Uckermann sonrió sugerentemente cuando, una vez más, emprendía camino por el particular sendero que comprendía el cuerpo de la muchacha. Comenzó recorriendo su rostro de manera delicada, parándose en las cercanías de su boca, provocándola con besos húmedos, mordisqueando sus labios, aumentando su deseo... Se acercó sensualmente a su oreja derecha, besándola suavemente, para continuar lamiendo su cuello, parándose en sus hombros mientras le ofrecía tiernos besos acompañados de algún que otro mordisco ardiente. Con tímidos movimientos circulares el joven ya exploraba uno de sus pechos, mientras su lengua descubría el que a su lado se encontraba. Lamía y succionaba de manera suave, alternando uno y otro, acompasándose a los suspiros de placer que le ofrecía su compañera. Pronto recorrió el espacio que quedaba entre sus pechos y sus partes más íntimas, alzando sus piernas, centrándose en una zona poco explorada y que él mismo había conocido apenas unas semanas antes mientras hojeaba una de las revistas que se encontraban en la sala de espera de su consulta médica. Tiernamente se dedicó a besar y acariciar su perineo, mientras los gimoteos de Dulce María eran más agudos y constantes a cada segundo, aumentando la intensidad cuando el muchacho decidió estimular su clítoris henchido.


Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora