Before the moon...

Capítulo 184

Aún no se acostumbraban al calor de noviembre, pero así era el hemisferio sur... Y ellos no estaban dispuestos a ir en contra de las leyes de la naturaleza.

No permanecieron demasiado tiempo abrazados sobre aquella hamaca. A los pocos segundos Dulce María ya se encontraba a horcajadas sobre su novio. Decidió adueñarse de su boca mientras él se dedicaba a recorrer sus curvas con aquellas manos que la traían loca. La temperatura aumentaba conforme la ropa se iba perdiendo sobre aquel suelo de madera.

La pelirroja asumió las riendas de la situación y Uckermann no rechistaba ni por un instante. La joven seguía sobre él, jugueteando con su pene endurecido, besando todos y cada uno de sus puntos débiles, esos que ya conocía a la perfección. Sus labios experimentados se posaban sensualmente sobre su cuello, su nuca, la parte trasera de sus orejas, sus pezones, los cuadraditos de su abdomen... Sin abandonar las caricias la pelirroja se deslizó lentamente hacia su entrepierna, hasta llegar a su objetivo principal, al que también besó antes de que su lengua tomase partido en aquel juego de dos. Los suspiros de Christopher se acompasaban al ansia y empeño que la chica ponía en su particular hazaña. Decidió darle un descanso a su lengua, sus grandes pechos ocuparían su lugar, frotando la verga del muchacho contra ellos una y otra vez.

Dulce decidió que era el momento idóneo para que su compañero adoptase un rol más activo en aquella noche de amor. Se giró sobre él, deleitándolo con la visión de sus turgentes posaderas. Recorrió su torso sibilinamente, llevando sus partes más íntimas a la boca del joven mientras ella, una vez más, se adueñaba de aquel miembro que la volvía completamente loca. El vaivén de la hamaca se acompasaba al movimiento de sus cuerpos, ofreciéndoles una experiencia que nunca antes habían vivido, aumentando la excitación que llenaba su ser desde hacía varios minutos.

- Ya, ya, ya...; suplicaba Uckermann sintiendo que estaba a punto de llegar a éxtasis.

Incapaz de continuar en aquella posición, se bajó de la hamaca, haciendo que las piernas de su novia cayesen fuera de aquella hamaca, posándose sobre sus hombros musculados con el único fin de que fuera ella la complacida.