Capítulo 79

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Memo, satisfecho con la victoria de su equipo, salía apresurado de aquel vestuario sin apenas despedirse de sus compañeros y de la prensa que lo esperaba ansiosa. Dulce María, después de haber dejado en casa a su papá, lo esperaba nerviosa en el parking de aquel restaurante. Cuando lo vio aparcar abandonó su auto, contoneando sus caderas, embutidas en un ajustado vestido color verde botella.

Se saludaron amigablemente con un beso en la mejilla, caminando relajadamente hacia la entrada del local mientras compartían opiniones sobre el primer partido de la temporada. Él le abrió la puerta, ello lo miró extrañada. Cuando una camarera los llevó a su mesa él intentó apartar su silla, y ella se lo impidió. Dulce vivía en el siglo XXI, para ella, lo que muchos llamaban caballerosidad no era más que una forma sutil de encubrir el machismo que impregnaba una sociedad digna de la Edad Media. El arquero no pudo evitar sonreír cuando ella rechazó su propuesta con un simple «No soy manca, gracias». Él estaba harto de princesas ingenuas que soñaban con su particular cuento de hadas, rodeadas de hijos, con un príncipe azul al que someterse, mientras cómodamente vivían en un palacete que les podía ofrecer cualquier lujo inimaginable, pero cuyas paredes frenaban cualquier halo de independencia al que pudiesen aspirar. Esa muchacha pelirroja que le sonreía desde la silla de enfrente era diferente, muy diferente a cualquier otra con la que hubiese compartido mesa con anterioridad. También se dio cuenta que escondía algo en esa mirada que a veces se perdía mirando al vacío, y él estaba dispuesto a descubrirlo...

La cena transcurrió agradablemente, con una conversación amena que permitió que conocieran un poco más el uno del otro. Dulce se sentía muy cómoda con su presencia, pero aún no era momento idóneo para dar el paso. Se despidieron en el mismo parking en el que se encontraron, y cada uno se dirigió a su casa.


Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora