Capítulo 197

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Tan pronto como la llamaron para abandonar el hotel y montarse en las camionetas que los llevarían al aeropuerto, Dulce María lo hizo con la mayor premura, con la única intención de no cruzarse con su aún novio en aquellos momentos en los que no sabía qué ni a quién creer... Las prisas del equipo ayudaron a que nadie se percatase de sus ojos hinchados, escondidos tras unas grandes gafas de sol. El destino se puso de su parte cuando le asignaron un asiento individual en aquel avión.

- Mi amor, ¿quieres que te cambie el lugar y te sientas con las chichas?; le preguntaba Christopher bien sonriente.

- No te preocupes, estoy bien aquí. Aprovecharé para escribir; respondía ella devolviéndole una triste sonrisa.

- Está bien, sé que te gusta escribir en soledad; se despedía el greñudo con un tierno piquito.

Tan pronto como aterrizaron en Brasilia, dejaron sus pertenencias en el hotel. En un viaje fugaz llegaron al Ginásio Nilson Nelson, donde darían un concierto esa misma noche, por lo que toda la tarde se entretendrían con pruebas de sonido y vestuario. Nadie tuvo tiempo de reparar en cómo se encontraba su compañera pelirroja. Al fin y al cabo su tristeza podía confundirse con el cansancio que todos traían. Ella tampoco hizo ningún desprecio a su pareja, por lo que para todos, todo seguía como siempre, hasta que Dulce disfrutó de su particular momento en aquel show...

- Hoy cuando estaba viajando acá para Brasilia pensé en ustedes, porque cuando tu corazón se siente triste tienes una inspiración y les escribí algo. Espero que les guste...; comenzaba a decir la muchacha.

Detrás del escenario, un ojiplático Christopher Uckermann la escuchaba sin dar crédito a lo que oía. ¿Qué demonios estaba ocurriendo esta vez? Probablemente el poema que había escrito la joven en aquel avión aclaraba sus dudas...

- «Hay momentos en que la inocencia se pierde en el camino. Hay días en los que dejamos de ver la luz en una estrella. Y hay veces que la tristeza no nos deja ver brillar el sol... Cuando creo que no hay más motivos te recuerdo a ti, porque me recuerdas a mí... Porque hay algo en ti que vive en mí y hay algo de mí que vive en ti, y es increíble el poder que tienes sobre mí. Es tan sutil como el suave aleteo de una mariposa, que con mover sus alas puede cambiar el mundo. Así eres tú para mí y es ahí cuando el mundo pierde lo ordinario, cuando mi alma se derrumba y se repara en un segundo, cuando mis lágrimas se secan con la brisa de tu sonrisa. Y puede que el mundo esté todo oscuro, pero yo puedo ver la luz de colores que brillan entre nubes. Y así, desde aquí, yo pienso en ti y me haces volver a creer...»; leía Dulce María frente aquel público que la vitoreaba.


Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora