Capítulo 120

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Christopher se encargó de encerrarse bajo llave mientras se acercaba a Dulce, escondido detrás de una intensa mirada. Ella lo observaba expectante, sin saber qué decir o cómo actuar. Él la ayudaría...

- Recuerda que aunque nosotros podemos ver, a ti nadie te observa...; le susurraba el joven, haciendo que la pelirroja sintiese su aliento en su nuca y su pene endurecido en su trasero, mientras sus manos se entrelazaban con las de él y se apoyaban en aquellos cristales tan oportunos.

- Chris...; exhalaba la muchacha nerviosa.

- ¿Qué?; respondía él, girándola, quedándose frente a frente. Sin mediar palabra atrapó sus labios y la besó, la besó con rabia mientras su lengua salía y entraba una y otra vez, mientras sus manos no dejaban de sujetar las muñecas de la mujer que tenía enfrente.

- «¡Parada espectacular de Memo Ochoa!»; se escuchaba en la megafonía del estadio.

- Qué oportuno...; decía Uckermann apartándose de la chica.

- Chris, yo...; titubeaba Dulce María.

- Tú lo deseabas tanto como yo, no te excuses; pedía el joven tumbándose en uno de los sofás de aquella habitación. Ella se sentó a su lado, sin decir nada más por unos minutos.

Se buscaban con la mirada, sin dar el paso que ambos deseaban, hasta que Christopher decidió tomar las riendas del asunto... Con especial habilidad se levantó de su asiento, tumbándose sobre ella, acorralándola sobre aquellos cojines.

- ¿Sigo?; preguntaba Uckermann sensualmente. Una de sus manos agarraba sus muñecas, la otra se perdía bajo su camiseta y su boca recorría aquel cuello que lo traía loco.

- El que calla otorga; afirmó él viendo que ella no respondía, simplemente suspiraba.

Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora