Capítulo 141

1.2K 91 6
                                    

Cuando terminaron de comer y entendieron la necesidad de no marcharse de Madrid sin probar un bocadillo de calamares, decidieron perderse nuevamente por las calles de la capital española.

Eran las nueve y media de la noche cuando el sol se ponía en aquellos parajes en los que descansaban desde hacía horas, perdidos en conversaciones que a cada paso eran interrumpidas por besos y caricias improvisadas. El Templo de Debod los observaba en silencio mucho más tiempo del que ellos mismos hubieran asegurado. Se levantaron con el cuerpo acartonado, rumbo a algún restaurante que los acogiese durante un tiempo más. No caminaron demasiado, el mexicano que tenían enfrente los había cautivado. «La Malquerida», buen nombre para una telenovela, pensaron ambos.

Entraron al lugar, no muy repleto a esas horas, y escogieron una mesa escondida al fondo del local. Un compatriota los atendió amablemente, invitándoles a probar el gran surtido de platos aztecas que poseían. La cena transcurrió alegremente, amenizada por la música de una cantautora española que ninguno conocía: Bebe. Anunció que este sería uno de sus últimos conciertos en la capital madrileña. Había decidido retirarse de la música para dedicarse a la actuación. A ellos no les quedaba de otra que despedir la televisión por un rato, centrándose en llenar noche tras noche mil y un estadios con su música. Cosas de la vida...

No la conocían pero los enamoró, mucho más cuando sonó aquella última canción que abriría viejas heridas en el corazón de Dulce. Él agarró sus manos, dejándola caer sobre sus piernas mientras secaba las lágrimas que ya se desvanecían por su rostro.

- Yo me encargaré de hacerte feliz...; decía Uckermann mientras besaba su mejilla sonrosada.

- Chris...; sonreía ella entre lágrimas.

- Quédate con eso...; proponía el joven cuando el estribillo de aquella canción ya sonaba en aquel local.

- «No pienso llorar, de eso ya me cansé, hoy voy a chillar, voy a andar con mis pies... No pienso llorar, de eso ya me cansé, hoy voy a chillar, voy a andar con mis pies...»; se escuchaba en la sala.

- Pa' fuera telarañas, ¿no?; reía la muchacha mientras le ofrecía un tierno piquito.


Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora