Capítulo 133

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Sin encontrar las palabras exactas, los días pasaron, tratándose como amigos cuando ambos querían ser algo más que eso. La cantidad de trabajo tampoco les permitía desocupar sus mentes por mucho tiempo.

En México la novela ya no iba tan bien con hace unos meses, los productores habían decidido alargarla y no había cosechado el éxito esperado. Otra serie se estaba haciendo oír, pidiendo camino a pasos agigantados, por lo que en apenas tres semanas se vieron obligados a grabar los capítulos finales de aquella telenovela que los había catapultado a la fama. Y entre grabación y grabación no podían obviar sus idas y venidas a los Estados Unidos, donde proseguían su gira de conciertos con una afluencia de público masiva y un éxito asombroso, no menos del que merecían.

Era mediados de mayo cuando se les informó que en apenas diez días debían grabar los capítulos que restaban. Llamados diurnos y nocturnos, jornadas intensivas en el set, apenas momentos tenían para disfrutarse los unos de los otros. Se conformaban con pasar tiempo juntos en aquellas escenas, poco más tenían fuera de ellas. Hoy, dos de ellos, lo disfrutarían a base de bien...

El golpe de Javier había mandando a Diego al hospital. A pesar de sus trifulcas, la muchacha haría lo imposible para visitarlo. Se lo propuso y lo consiguió. Sabía lo que ocurriría en la próxima escena. A Dulce le temblaban las piernas, a él el corazón estaba a punto de salírsele del pecho.

Al grito de «3, 2, 1, ¡Acción!», Diego se hacía el dormido al escuchar golpes en la puerta de su cuarto, acompañados de una voz bien conocida para él. Al ver que éste no responde, Roberta decide entrar, parándose frente a su cama, observándolo con ojos de enamorada. En el fondo, ella sabía que nada de lo que hacía era actuación. Deslizó su mano sobre su mejilla, transformando ese gesto en una caricia llena de ternura que pronto terminó cuando él simuló despertarse.

- Roberta, ¿qué haces aquí?; preguntaba Diego desperezándose.

- Vine a ver cómo estabas; respondió ella con apenas un hilo de voz.

- Roberta, ven...; pedía el joven elevándose, agarrándola dulcemente de una mano, haciéndola sentarse sobre su cama. El momento era inminente, ambos lo sabían y ambos lo deseaban.


Before the moon...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora