Kahli - Capítulo 1: Problemas.

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No. 

¡Espera!, ¡ahí está!... 

No, nada. Se fue.

—¡Ya lo tengo!... Olvídalo, mala idea —dije, y suspiré profundamente.

—¡Vamos! ¡Has dicho eso más de diez veces! —Escuché una voz a mi lado. Me resigné, y deje caer mi frente sobre la mesa del pequeño restaurante en el que me encontraba. Sentí a mi amigo removerse en una silla al lado mío—. Kahli, si no se te ocurre nada, estaremos perdidos, se supone que eres el cerebro del grupo. ¡Haz algo de una maldita vez! —Exclamó desesperado.

—¡Calla de una vez, Dann! ¡Estoy pensando! Pero si tienes algo bueno, quiero escucharlo. ¡Vamos, dilo!

—Tienes razón, tranquila, no te alteres. ¡Joder! ¡Qué complicadas son las mujeres! —La idea vino a mi mente como un rayo.

—¡Lo tengo, Dann! Vamos, no tenemos todo el día. —Lo animé al levantarme y tomar mi chaqueta del respaldo de la silla, le guiñé un ojo a Dann y salí del restaurante sin saber si me seguía o no, aunque siempre lo hacía, pero la verdad, hoy no había tiempo para esperarlo. 

Tenía un plan para sacarnos del problema en que él nos había metido.

—¡Espera, Kahl! —Pidió mientras corría detrás de mí—. ¿A dónde vamos?, ¿se te ha ocurrido algo?

—¡Eso es! ¡Mujeres, Dann! ¿Es que no lo ves?

— No entiendo. —Aceptó, al sacudir la cabeza.

—Dime, ¿qué es lo más genial de ésta ciudad?

—¿El centro comercial?

—No, idiota, es cierto que es lindo, pero no tiene personalidad. ¡Por favor! Sé que lo sabes. —Lo insté.

—Pues... ¿El Valhalla?

¡Touché! —El castaño sonrío.

—¡Es una buena idea! ¿Lo fotografiaremos?

—No. Ahora dime, ¿qué es lo más genial del Valhalla?

—¿La música?

—No. Venga, piensa, ¿por qué todas las chicas lo visitan?

—Por los... ¡Estás loca! ¡¿Piensas fotografiarlos a ellos?! ¡Jamás te dejarán!

—No, no voy a fotografiarlos. —Aunque eso era mentira.

—Vale, pensé que habías perdido la cabeza pero, entonces, ¿qué haremos?

—Entrevistarlos, haremos un reportaje de ellos. 

En ese momento desconecté mis oídos de mi cuerpo, preparándome para lo que venía, pero aún así podía ver a Dann completamente rojo de furia, y no necesitaba escuchar para saber todo lo que estaba diciéndome.

¡Oh, por la rana René*

¡Si tan sólo Jesse estuviera aquí! 

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora