-Te ves hermosa. -Marcus me dedicó la sonrisa más linda que tenía.
-Gracias, y gracias por el vestido, es hermoso y fue una sensación entre las mujeres de mi familia. -Se echó a reír.
-Me alegra que te haya gustado, fue una buena elección, pero no creo que el vestido sea lo hermoso, sino la chica que lo usa. -Me sonrojé, y presioné mi nariz contra la suya.- Vamos. -Abrió la puerta para mí, y me ayudó a subir antes de ponerse al volante. Me giré en mi asiento y puse mis piernas sobre las suyas mientras me recargaba en la puerta, era una posición un tanto rara pero nos habíamos acostumbrado a viajar así.
-Cuéntame de tu baile de graduación. -Soltó una risa ligera, pero muy varonil.
-No hay mucho que contar, no fui a mi baile de graduación. -Me incliné interesada para poder escuchar mejor.
-¿Qué? ¿Por qué no? ¿Acaso nadie te invitó? -Mi novio rompió a reír.
-Todo lo contrario, recibí tantas invitaciones que terminé por hartarme y decidí no ir. Ésa noche me escapé con Sohar. -Sohar había sido una amiga de Marcus de la que se había enamorado, pero según me contó, las cosas no habían salido nada bien.
-Entonces, es un placer para mí llevarte a tu primer baile de graduación. -Hice una solemne inclinación de cabeza.
-Dije que no había ido al mío, no que nunca había asistido a uno. -Me provocó con una ceja levantada. Fruncí el ceño y lo golpeé en el brazo antes de que soltara una carcajada-. ¡Oye! Sólo bromeaba.
-¿Sabes? Es raro que ya no sea raro verte reír tan seguido. -Le sonreí.
-Eso es porque desde que estás conmigo sólo tengo motivos para sonreír como imbécil. -Tomó mi mano y la llevó a su labios, sin despegar la vista de la carretera.
-Eres adorable. -Cambié de posición para poder besar su mejilla, intentando no distraerlo demasiado, y sin embargo, él bajó la velocidad, siempre era muy cauto al conducir, a pesar de hacerlo muy rápido. Llevé un camino de besos hasta su cuello, lo que lo hizo suspirar.
-Si vas a seguir con eso me obligarás a detenerme en la orilla del camino, y jamás llegaremos al baile. -Amenazó con voz ronca. Rompí a reír.
-Vale, me comportaré, pero no me hagas querer besarte. -Él rió, y lo besé de nuevo.
-¡Pero ésta vez no hice nada! -Ataqué de nuevo sus mejillas.
-No digas nada. -Gruñí entre besos, lo que lo hizo reír más.
Cuando me obligues a dejar de quererte...
Cuando me obligues a dejar de quererte, entonces me fijaré en otros chicos, no antes.
Esa fue la promesa que le hice a Owen, y sin embargo, me tomó un buen tiempo después de que lo hizo para que pudiera alejar mis ojos de él... y no lo hice completamente.
Después de que Jesse me encontrara en la bahía, me costó mucho trabajo salir de casa nuevamente, no tenía ganas de hablar con nadie ni de ir a ninguna parte a pesar de las insistencias de los Geckos y los Vikingos, dejé el hockey, me centré en las asesorías con Haiden, iba de mi casa a la escuela, de la escuela a su casa, y de su casa a la mía, siempre en completo silencio.
Al principio estaba en negación, quería probar que Owen realmente no se había acostado con Jenna, incluso hablé con ella, pero todo fue en vano, y mi búsqueda no dio frutos, así que me resigné y acepté la peor versión que mi mente creó, devastada. Pero los chicos jamás me dejaron sola, fue por eso que di mi mejor esfuerzo, por ellos, y poco a poco fui saliendo de mi caparazón, volví a disfrutar de las pequeñas cosas, regresé a ver a los chicos al Valhalla, y a jugar todos mis partidos con los Geckos.
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Geckos y Vikingos
RomanceElla en el mundo del hockey y él, dueño de un exitoso bar. Kahli pasa el tiempo rodeada de chicos y siendo la líder de su equipo de hockey, los "Geckos", hasta que conoce al jefe vikingo, quién de alguna forma la obliga a mostrarse como realmente...