Maxi - Capítulo 5: Carnada.

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-¿Por qué mierda tengo que hacerlo yo? -Se dejó escuchar la voz de Marcus por los altavoces del celular de Carl.

-Porque esa bruja siempre te ha querido en su cama. -Obvié.

-Eso no es cierto. -Alex y Carl rodaron los ojos-. Estoy haciendo el ridículo.

-Tómalo como un reto, será tu conquista más difícil. -Propuso Alex, tomando el teléfono.

Habíamos estado persiguiendo a la loca por días, intentando encontrar algo persistente en su rutina, y habíamos decidido que pondríamos la carnada hoy, pero la carnada, que se encontraba ahora sentado en la mesa más visible de Loui's, no estaba muy feliz de serlo.

-Ésto es patético. -Se quejó Marcus.

-¡Ya basta, eres carnada! -Gruñí-. Deja de quejarte, no quiero que tus quejas salgan en la grabación, y ella no debe tardar en llegar.

-¡Deja de llamarme así!

En el club habíamos corrido la voz de que Marcus había terminado con Kahli, y nos habíamos encargado de agregarle el rumor de que él no quería volver a saber nada de ella...

Porque sabíamos que Jenna siempre estaba ahí.

En éste mundo había tres cosas seguras:

Una, yo siempre era puntual. Siempre. Pasara lo que pasara, siempre cumplía con mis citas y obligaciones a tiempo, y una de ellas era llegar todos los días a las once en punto al Valhalla.

Dos, siempre recordaría el día en que encontré a Jenna en la cama de Owen... Porque ése día había sido mi cumpleaños. ¡Vaya regalo! ¿No?

Al tener los dos primeros puntos en cuenta, no fue nada difícil atar cabos en cuanto vimos las fotos de Lyschko, pero no quisimos arriesgarnos a dar un paso en falso, y ahí era cuando entraba en escena el tercer punto:

Jenna quería a Marcus en su cama desde el primer día en que lo vio.

Ella siempre había mostrado interés por el pelirrojo, pero desistió de cualquier intento romántico al ver que Marcus la aborrecía, y cuando ella y Owen comenzaron a salir, se olvidó de él, pero siempre tuvimos la certeza de que aún le atraía.

Sabíamos que el plan funcionaría, porque la habíamos visto mirar la carnada sin disimular detrás de los cristales del salón Vikingo, y no le habíamos dado ninguna oportunidad de acercarse, hasta ahora. Nosotros nos encontrábamos en el estacionamiento del restaurante, lo más cerca posible de los ventanales, observando todos los movimientos de Marcus desde el auto de Alex, y ella hizo su aparición unos minutos después de que llegaran sus amigas, usando el vestido más diminuto que hubiera visto en mi vida, tiró de la puerta y entró al lugar.

-¡Marcus! ¡Ya está aquí, comienza a grabar! -Le arrebaté el teléfono a Alex e hice lo mismo. Vimos a nuestro amigo removerse incómodo en su lugar antes de poner su acostumbrada expresión de "Me aburre la vida, y en especial, tú". Jenna estuvo a punto de pasar de largo, pero se detuvo en cuanto él tomó un sorbo de su bebida con deliberada lentitud, fingiendo mirar algo en su celular, aunque seguramente lo estaba posicionando en un lugar donde pudiéramos escuchar todo claramente.

-Debería dedicarse a la actuación.

-¡Cállate Carl! -Gruñó Alex. La loca se tomó un momento para acomodar su ropa y su cabello, y se acercó a la mesa de Marcus casualmente.

-Hola, Marcus. -Escuchamos en silencio, casi conteniendo la respiración. Él levantó la vista hacia ella, luciendo aburrido, pero asintió en señal de reconocimiento-. ¿Por qué estás tan solo? -Le sonrió coqueta, en un gesto que me revolvió el estómago.

Geckos y VikingosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora